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» Diario Cordoba
Fecha: 01/10/2025 08:46
La polisemia es uno de los grandes indicadores de la riqueza de un lenguaje, ofreciendo al mismo tiempo significados contrapuestos. Retrata las aristas y contradicciones de la condición humana al igual que exalta la sutileza y la genialidad. Es cierto que no todos nos manejamos con el funambulismo de Quevedo, que le espetó a la reina Isabel de Borbón su cojera al hacerle elegir entre el clavel y la rosa, en el calambur más afamado de nuestra literatura. ¿Entraría en ese juego polisémico Un perro andaluz? Largo me lo fiais, porque el surrealismo es déspota y caprichoso, como la actitud de un niño frente a un juguete. Pero ese cortometraje entreabrió las puertas de la gloria a Buñuel -el ojo sajado de la mujer está en el canon de la cinematografía-, con un guion elaborado con Dalí, dejando en discordia al tercer puntal de aquella Residencia de estudiantes. El propio Buñuel mienta la conversación que Lorca tuvo con un tercero en Nueva York, refiriéndose nuestro insigne poeta a esa mierdecilla llamada un perro andaluz, y ese perro andaluz era él. Buñuel siempre negó la mayor, aunque era patente la enemistad que en aquella época existía entre el cineasta de Calanda y el autor de Bodas de sangre. Se calientan los motores de las elecciones andaluzas y el señor Bonilla ha sacado de la chistera dos desgravaciones en el IRPF. Por un lado, los gimnasios, para evidenciar en los bolsillos los hábitos saludables; y por otro, cierta compensación para sufragar los gastos de tenencia de mascotas. La frontera entre el populismo y las bazas electorales a veces es muy delgada, y supongo que así tiene que ser, para refrendar o hacer virar las tendencias demoscópicas. Soy un amante de los animales, con un perro adoptado incluido, pero entiendo que ser un páter amantísimo de las cuatro patas puede desalentar aún más los paupérrimos índices de natalidad. Lo que no tolero es que la bilis del nacionalismo catalán tenga en su punto de mira lo andaluz. Junts se ha dejado caer con el victimismo de que, a costa de sus impuestos, los andaluces pueden bonificarse más sesiones en las máquinas de cardio; o llevar al veterinario a todos los sucesores de Pacheco, el galgo que se acomodó en los lienzos de Julio Romero de Torres para acompañarlo en la eternidad. Para refutar el terraplanismo, qué mejor prueba de ese globo terráqueo en el que el norte mira por encima del hombro al sur; factor exacerbado de los nacionalistas de Cataluña contra Andalucía, los mismos que quieren imponer fuera de su comunidad lingüística el uso obligatorio del catalán y alimentan infinitamente la endogamia de la crispación. La polisemia del perro andaluz. El año pasado un millón cuatrocientas sesenta mil personas se ausentaron de su puesto de trabajo. Pero en tan preocupante índice de absentismo no dirijan su atención hacia nuestra Comunidad Autónoma, que presenta una de las tasas más bajas del Estado. Es difícil callar ante esa tendencia de desviar los problemas internos de cada territorio espurreando agravios. A veces no queda más remedio que ladrar. *Graduado en Ciencias Ambientales y escritor
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