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  • Un Newell's desorientado que arañó un punto tan agónico como su presente

    » La Capital

    Fecha: 01/10/2025 00:35

    El punto que rescató la Lepra en el tiempo adicional no sana una situación delicada. Cristian Fabbiani, en el momento más adverso, fue expulsado Luciano Lollo gana de arriba en el juego aéreo. El central leproso fue el autor del empate que aplacó un poquito los ánimos. Para Newell’s y sus hinchas fue un suplicio. Que se convirtió en un mínimo respiro. Nada más. La actualidad de la Lepra no cambió por el empate de Luciano Lollo en el tiempo adicional, cuando en las tribunas se sufría y aumentaba la bronca por lo que se descontaba era una nueva derrota. La crisis futbolística prosigue y la igualdad no enmascara la aún más compleja realidad institucional que atraviesa el club. El punto contra Estudiantes, con un equipo desmembrado y sin juego, no hace más que prolongar la agonía. Lo bueno es que sigue con vida. La presunción de que este compromiso apuntaba a ser una final la dio el propio Cristian Fabbiani . Con la Lepra en desventaja y tan perdida adentro de la cancha como desde el primer minuto, el entrenador le protestó con vehemencia al árbitro Andrés Merlos . Por la queja recibió la tarjeta roja. El Ogro dejó solos a sus futbolistas, en el peor momento, en el de mayor confusión, en el de máximo enojo de su parcialidad. La esperanza de que Newell’s gane, acorte distancias con los últimos clasificados, se hizo pedazos, con un conjunto que no responde. La igualdad, que llegó por una contingencia del juego y no por un funcionamiento básico, lo dejó a cuatro puntos de los últimos que logran una plaza a los octavos de final. La distancia de los números es muchísimo menor que el presente futbolístico que lo distancia a Newell’s para acceder a la fase final. Ambiente hostil en el Parque El ambiente en el Parque fue hostil y fastidioso desde bastante antes de que Fabbiani fuese expulsado. Incluso de que los futbolistas comiencen a jugar. Es imposible pasar por alto el clima político que se vive de cara a las elecciones del 14 de diciembre. Existe un gran malestar con la comisión directiva. Y, como pocas veces, los hinchas lo pusieron de manifiesto. Prese2 Luciano Herrera fue uno de os pocos jugadores de Newell's para rescatar en el empate frente a Estudiantes. Marcelo Bustamante / La Capital El enojo fue repartido, más allá de mayores o menores responsabilidades. Pese a que cueste creerlo, los futbolistas rojinegros levantaron los brazos para saludar a su público antes del inicio del partido y recibieron una silbatina. No unánime pero sí masiva. Como el grito de “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Unos pocos se animaron a aplaudir. En ese escenario debió presentarse el equipo de Fabbiani. Contra un rival que tiene mucho más claro cómo jugar. La diferencia de jerarquía y de idea sobre qué hacer se expuso desde el comienzo. Newell’s apareció como un conjunto desparramado en la cancha, que juega al por si acaso, sin demasiada convicción y con errores de toda clase. Tolerancia cero en Newell's No existía el mínimo grado de tolerancia. Banega pateó un tiro libre tan pasado que se fue y recibió silbidos. Espínola dudó entre salir o no porque se encontraba Lollo adelante para rechazar y el zaguero terminó despejando in extremis, ante las protestas generalizadas del público. Créase o no, apenas se jugaban 3’ y nadie soportaba nada. Ante cada avance de Estudiantes, que careció de precisión para culminar las jugadas, se escuchaban quejas y reproches. Hasta hubo actitudes incomprensibles, tal caso de las bombas de estruendo que se arrojaron desde la tribuna Lionel Messi cuando el árbitro sancionó penal sobre Luciano Herrera. Un fallo que modificó por falta afuera del área a partir del llamado del VAR. >>Leer más: El uno x uno de Newell's: la esperanza pasó por las corridas de Luciano Herrera El partido se jugaba afuera y adentro de la cancha. Una manera de decir. Porque de fútbol, la Lepra casi nada. Así resultaba imposible “ganar”, según el planteo de Fabbiani luego de la caída con Belgrano en Córdoba. Con las corridas de Luciano Herrera en soledad no alcanzaba. La salida del Pipa, otro momento álgido El reemplazo de Pipa Benedetto fue otro momento en el que la gente se expresó. De la peor manera. Reprobó la inexpresiva actuación del delantero, que sigue sin marcar la diferencia. Justo para lo que se lo trajo. El gol de Estudiantes dio la sensación que fue el de la sentencia para Newell’s. Lo entendieron así sus hinchas. “Andate, Astore”, fue el grito que se escuchó con fuerza. No les cabía duda que este momento del equipo no era culpa exclusiva de los futbolistas y de su cuerpo técnico. Fabbiani reaccionó cuando peor estaba la cosa y el juez lo expulsó. Newell’s fue por el hecho heroico, tirando centros como sea. Luciano Lollo, con todo un estadio enojado, aprovechó un tiro de esquina y puso el empate, ante el estatismo de un conjunto platense que tuvo un quedo inexplicable. Más allá de la igualdad, los futbolistas dejaron la cancha entre silbidos. Nada alcanza. Apenas para sobrevivir. El estado general es delicado.

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