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» El Santafesino
Fecha: 29/09/2025 22:00
A través de talleres en escuelas secundarias, docentes de la UNL dialogan y brindan herramientas a adolescentes sobre cómo identificar, abordar y prevenir distintas modalidades de violencia de género en el mundo virtual. Facebook Twitter WhatsApp Docentes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en alianza con la Asociación Civil Generar, pusieron en marcha una iniciativa clave para abordar la violencia de género digital con las adolescencias. Están brindando talleres en escuelas secundarias de la ciudad de Santa Fe donde trabajan el tema junto a adolescentes. El mundo digital y de redes sociales habilitó nuevas formas de violencia, y el proyecto de extensión asume las violencias digitales de género como una continuidad de las violencias tradicionales, con impactos en la vida cotidiana de las y los jóvenes. A través del trabajo con las escuelas buscan desnaturalizar estereotipos y prejuicios que están en la vida virtual, pero también fuera de línea. Belén Haller, Luisina Fernández y Milagros Oviedo son abogadas y docentes de la FCJS-UNL que en alianza con la Asociación Civil Generar , organización que se dedica a la promoción de los derechos humanos y la igualdad de género y aporta su experiencia en acciones territoriales, formativas y de acompañamiento en la ciudad de Santa Fe; generaron en las escuelas espacios de reflexión, capacitación y participación para que la comunidad educativa (docentes, estudiantes y personas adultas responsables) adquiera herramientas efectivas para la intervención y el acompañamiento en casos de violencia digital. Relevar datos para luego actuar “Además de pertenecer a la UNL, también formamos parte de la Asociación Civil Generar y una de las líneas de acción es un Observatorio Social a través del que generamos datos e investigamos diferentes temáticas. En 2023 se aprobó en Argentina la Ley Olimpia que reconoce a la violencia digital como violencia de género, entonces decidimos investigar qué sabían las mujeres sobre el tema. Ese año llevamos adelante una investigación en la que participaron 829 mujeres de la ciudad de Santa Fe y al analizar los datos vimos que las adolescentes son quienes más desconocen la violencia digital, a pesar de nuestro supuesto de que los adolescentes manejan mucho mejor que los adultos la vida digital”, explicó Luisina Ferández los momentos iniciales de la propuesta. Ante la contundente cifra de que el 90% de los y las adolescentes no identifican las distintas modalidades de violencia de género en el mundo digital, “como una manera de intervenir en el tema fue empezar a trabajar en las escuelas con talleres para adolescentes, para que identifiquen una situación de violencia de género digital, qué actores identifican, qué harían o qué podrían hacer ante estos hechos y cómo se puede prevenir. Brindamos herramientas, pero primero hay que ponerle nombre a estas situaciones de violencia que van de la mano en el mundo real y en el virtual”, manifestó. “Hay una naturalización de ciertas violencias y al no ser nombradas es difícil detectarlas. Por ejemplo, el bullying y el grooming están identificadas y los adolescentes pueden detectarlas, pero la suplantación de identidad, el intercambio de fotos y videos íntimos, son muchas situaciones que no se reconocían porque no tenían nombre y hoy sí lo tienen y tratamos de abordarlas con adolescentes”, enfatizó Fernández. Belén Haller suma también que la velocidad y dinámica con que avanzan las nuevas tecnologías complejiza la situación y “aparecen nuevas modalidades o van variando las situaciones de violencia; por ejemplo, los fotomontajes con Inteligencia Artificial hace casi un año no eran posible y hoy es algo súper común en las escuelas”. ¿Qué ven los adolescentes? “Al ser adolescentes a veces están un poco dispersos, pero al mostrarles los ejemplos en videos van tomando conciencia”, explica Belén Haller, en tanto Luisina Fernández agrega que “es muy alarmante cuando aparece la palabra suicidio, les genera un fuerte impacto porque sale de ellos mismos y se sorprenden”. Según Halle a los adolescentes “les sorprende la cercanía con estos hechos, reconocer que los conocen; ahí es cuando intentamos brindarles todas las herramientas posibles para detectar situaciones, cómo intervenir y prevenir porque nadie está exento de estar expuesto a una situación de violencia”. Las docentes aseguran que una de las demandas más firmes de parte de los adolescentes es por el rol adulto, piden ser acompañados y escuchados tanto en el interior de las familias como en las escuelas y otras instituciones. “Al cerrar los talleres les dejamos un buzón anónimo donde los adolescentes pueden hacer preguntas sobre cualquier tema, incluso qué percepción tienen del acompañamiento del rol adulto, ya sea mamá, papá, la escuela, iglesia. Piden a gritos ser escuchados, nos piden que los papás hagan estos talleres, que las escuelas sepan cómo abordar estas situaciones, necesitamos ser acompañados sin ser juzgados es lo que nos dicen”, indica Fernández. A lo que Mariela Oviedo agrega que actualmente existe el protocolo Ema, pensado para las instituciones educativas, para que sepan cómo contener, prevenir y cómo trabajar estas situaciones de violencia digital. Padres: escucha activa y predisposición “Es súper difícil la adolescencia, pero la única salida es la comunicación, lo pienso como madre. Son temas que generan mucho miedo porque los adolescentes piensan que se pueden exponer, pero también aparece el miedo al reto, al castigo. Por otro lado, los miedos como padres, las dudas: ¿lo estoy escuchando o lo estoy invadiendo?, ¿estoy haciendo las cosas bien? Hay que ir por la escucha activa, la predisposición para conversar porque son temas que tienen que dejar de dar miedo, hay que ponerlo sobre la mesa con nombre y apellido, tal como se hace con la educación sexual”, señala Luisina Fernández. Por otro lado, indican que se debe evitar pensar que “porque son adolescentes ya vienen con otro chip, porque no es así. Las encuestas nos revelaron que el 90% no conocían las distintas modalidades de violencia de género, tanto mujeres como varones. Habitan un mundo donde nosotros somos las personas adultas y tenemos que habitar los espacios e instituciones para que ellos se sientan escuchados y acompañados”, remarca. Subraya también que “es fundamental hablar y trabajar sobre el consentimiento, que decir No es no; que puede ser dinámico y mañana puedo cambiar de opinión; que tener una cita o un intercambio de mensajes no habilita otras cosas. Hablar sobre cómo protegernos para que el intercambio de fotos sea seguro y sea íntimo”, por ejemplo. “Hay prácticas que se van registrando y los adultos vamos incorporando de a poco, por ejemplo, pedirles permiso, decirles ¿te puedo sonar la nariz?; el pediatra en una consulta le pregunta ¿puedo revisar tu cuerpo?, estos cambios de a poco se van introduciendo y son cada vez más frecuentes. La discusión sobre el consentimiento es fundamental, debemos conocer qué implica”, finaliza. El equipo del proyecto está conformado por profesionales, docentes de distintas disciplinas de la FCJS-UNL, trabajadoras de Generar, becarios y voluntarios que son estudiantes de UNL.
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