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  • Arqueología sentimental de Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/09/2025 18:46

    Zara ha abierto sus puertas en la calle Jesús y María, en el mismo edificio donde vendían aquellos famosos pollos con tan mala cara, discos y artículos de cámping cuando éramos chicos (bueno, supongo que más cosas, pero esas son las que yo recuerdo). El nuevo Simago es una tienda súpermoderna, minimalista y tecnificada, con cierto aire a tanatorio en la parte del fondo, donde están las cajas asistidas, que ha reagrupado la firma de Amancio Ortega en un único punto en la ciudad. Sus escaleras mecánicas funcionan, a diferencia de las de la Naciones Unidas cuando Donald Trump va allí a decir groserías y pegos. En tiempos inciertos para el comercio, hay que celebrar más allá de todo lo dicho que se hayan respetado 116 empleos que tiene en Córdoba la empresa del señor que empezó vendiendo batas de boatiné en A Coruña. Lo de superponer nombres como Simago y Zara es algo que pasa en las ciudades, donde la memoria sentimental de los lugares se va solapando como la estatigrafía arqueológica, como las capas de la tierra que ordenan los fósiles del más antiguo al más reciente. Y así, según las edades, las sensibilidades o los gustos, dos personas pueden hablar del Carrefour, del Pryca o incluso del Híper y estar refiriéndose al mismo supermercado de la carretera de Alcolea; o personas que prefieren seguir pagándole los recibos a Sevillana en lugar de a Endesa, o pasar por la joroba del Asland sin echarle ni cuenta a Cosmos, la fábrica que se quiso desmontar como un mecano cuando Isabel Ambrosio era alcaldesa. De hecho, algunos siguen yendo a Plató aunque la discoteca ya ni se llame Góngora; paseando por el Meliá aunque se nos haya oxidado bajo el sello de Eurostars; bajándose en la parada de Fuentes Guerra, aunque la tienda de la calle Caño cerrara en 2014, y llamando a Hitachi ABB o mejor aún, la Westing, como si fuera la vecina del quinto que emigró a Milwaukee. Esta semana, los 60 años de Supermercados Piedra, la empresa familiar que nació en una pequeña bodega de La Viñuela, se asomaban al precipicio de su propia historia con la absorción por parte del grupo onubense El Jamón de sus 82 establecimientos y sus 800 trabajadores. Javier Piedra, el director gerente, asegura que la venta se ha hecho en «un momento magnífico» y que servirá para «dotar de músculo» a las tiendas. También garantiza, lo vital, que se respetará la plantilla. El Jamón aun no ha comunicado si mantendrá la marca de los Proxi, Más Ahorro y Óptima y su color corporativo (el amarillo) o si implantará la imagen y el pantone rojo del resto de la cadena, aunque ya sabemos que muchos aquí seguirán yendo al Piedra a comprar ponga lo que ponga en el cartel del establecimiento. A nivel empresarial, la semana también ha deparado otras noticias como la expansión de la Perla Food, marca cordobesa dedicada a los precocinados, que anuncia una inversión de 9 millones en un nuevo centro en Rabanales 21 y la contratación de medio centenar de trabajadores. Como no solo de defensa y armas vive el hombre, el Ayuntamiento de Córdoba ha declarado los planes urbanísticos de esta empresa como de «especial interés para la ciudad» para poder acelerar los trámites urbanísticos lo más posible. Abro paréntesis: semana de aburrimiento mortal en Capitulares que acabó el viernes con un perol de exconcejales en el Club Taurino Calerito. Es la segunda ocasión que Alejandro Aguilar convoca a exediles de todos los partidos para recordar viejos tiempos, echarse unos cantes y unos bailes (esta vez al son de la orquesta Oro y Plata) y, sobre todo, para hablar de quienes no acudieron, que para eso se hacen estas reuniones. Este año se dieron cita algunos de nuestros concejales más incombustibles como Blanca Córdoba, Rosario Alarcón, Pilar Sarazá, Antonio Álvarez, David Dorado, Laura Ruiz, Miguel Reina, Marcelino Ferrero, Rafael Blanco, Cristina Pedrajas, Ricardo Rojas, Antonio Cañadillas, Luis Martín, Amelia Caracuel, Manuel Ángel Jiménez, Carmen Gil y Emilio Aumente, entre otros. ¡Menuda mezcla! Volviendo al tema de los nombres, también la Kutxabank, que vende por cierto su antigua sede de Ronda de los Tejares, anunció que pronto se impulsaría una unificación progresiva de la marca vasca dejando atrás Cajasur y su logo, asegurando que los clientes «no observarían prácticamente cambios» en esa operación. Teniendo en cuenta que algunos oyen Cajasur y siguen pensando en la paloma y que hay quien guarda el llavero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, no estaría yo tan segura de eso.

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