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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/09/2025 10:47
Obras elegidas de las dos artistas serán preservadas en el Instituto Cervantes Un poco es un orgullo: obras de María Elena Walsh y de Sara Facio estarán ahora, entre las de otros grandes artistas, en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, una enorme bóveda, con cajas de seguridad, en el sótano de su edificio. Una cápsula del tiempo blindada. Una forma de la eternidad. Pero un poco es una tristeza: ¿Qué hacen esos dos nombres ahí? ¿Qué hacen que no están creando, estrenando, inaugurando, respondiendo a entrevistas, polemizando, cantando al sol como la cigarra? “Creo que los argentinos nos sentimos representados por María Elena y Sara, porque la obra de una y de la otra son como hilos de un ADN, tienen que ver con nuestra identidad”, dice Graciela García Romero -presidenta de la Fundación María Elena Walsh-Sara Facio- este viernes de sol en la Embajada de España. Lo dice ante unas 50 personas que fueron a escuchar qué libros y qué fotos eligió la Fundación para conservar en cada una de las cajas. Hay emoción en el ambiente, habrá más cuando sendos videos muestren a las artistas hablando. Un par, incluso, intentará acompañar una grabación de Como la cigarra, a ver si cantamos todos por lo menos el estribillo, pero la iniciativa no va a prender. Graciela García Romero (de rojo) y la ministra Ricardes muestran el libro confeccionado para la Caja de las Letras. Detrás, el embajador de España. Es en este contexto que García Romero va a decir que “el vínculo afectivo que las unió también fue un hecho cultural, fue una expresión de ética y de libertad”. Porque, como se sabe, Walsh y Facio eran pareja. “Es mi gran amor”, escribió María Elena Walsh en su libro Fantasmas en el parque. García Romero lo lee de un modo que excede lo individual. Así le dirá, cuando termine el acto, a Infobae: “Es una demostración de libertad no solamente para las minorías sexuales, sino para todos, para vivir en libertad el amor y la creación. Como lo vivían ellas”. Pero no es para eso que se convocó a esta reunión. A la mesa, presentando, están, además de García Romero, el embajador de España, Joaquín María de Aristegui, y Gabriela Ricardes, ministra de Cultura porteña. La inclusión de las artistas en la Caja de las Letras se da en el marco de un programa de intercambio entre Madrid y la ciudad de Buenos Aires. La Caja de las Letras Pero ¿qué es la Caja de las Letras? Resulta que el Instituto Cervantes, que promueve la lengua y la cultura españolas, está en lo que fue el edificio del Banco Central de España. Entonces, bueno, encontraron que en el sótano había cajas de seguridad. Y decidieron usarlas: desde 2007 hay allí “legados” de artistas. Walsh y Facio estarán rodeadas por Gabriel García Márquez, Rubén Darío, Antonio y Manuel Machado, Juan Gelman, Juan Marsé, Elena Poniatowska, Atahualpa Yupanqui, María Teresa Andruetto, Ana Belén, Les Luthiers, Joaquín Sabina, Leonardo Padura y muchos muchos otros nombres que hicieron a la cultura hispánica. La Caja de las Letras del Instituto Cervantes, antiguos cofres de seguridad bancarios. (AP Foto/Paul White) Con esas cajas, que están depositadas “a perpetuidad” se harán exposiciones y actividades vinculadas a la fotógrafa y a la escritora y música. En concreto, la caja de Walsh tendrá dos ediciones del libro El reino del revés, uno de Poemas y canciones, uno de su ensayo El feminismo, el manuscrito del poema Como la cigarra, un libro de gran tamaño hecho especialmente que reúne sus artículos periodísticos principales y, como no podia faltar, una tortuga de malaquita. Sí, como Manuelita. “A María Elena le regalaban muchas tortugas, elegimos esta”, contó García Romero. También habrá un pendrive con una entrevista: “No se puede soslayar en María Elena su lucha por los Derechos Humanos y en ese caso va en un pendrive una entrevista que María Elena hace en el programa La Cigarra en el año 84 a las abuelas de Plaza de Mayo, fue la primera vez que alguien las recibió en televisión”. La caja de Facio, por su parte, tendrá un libro que compiló: La fotografía argentina desde 1840 a nuestros días, y fotos de la propia Facio que ya son icónicas: la de Borges asomando de atrás de una biblioteca, la de Julio Cortázar con el cigarrillo en la boca, la de Vargas Llosa, la de García Márquez, la de Miguel Ángel Asturias, la de Octavio Paz, la de Pablo Neruda con Matilde Urrutia en Isla Negra. Y, por supuesto, la de María Elena Walsh, pura sonrisa. “A Sara -contó García Romero- la enorgullecía mucho haberle sacado una foto a los que después recibieron el Premio Nobel. Decía: ‘Yo los elegí antes’”. Uno de los artículos de María Elena Walsh que irá a Madrid. Las obras que se depositan, sin embargo, explicó la presidenta de la Fundación, no son originales. Porque, dijo, consideran que esas obras “son patrimonio nacional”. En cambio, tienen un proyecto: “Hacer algo que para nosotros es fundamental, que es el Centro Cultural Walsh- Facio-. Alguna vez lo lograremos y pedimos ayuda a todos. La idea es ”que en ese Centro Cultural se depositen los patrimonios de las dos, que son patrimonio nacional". Aplausos, muchos aplausos. Ese amor ¿Por qué García Romero destacó la relación entre las dos artistas? Porque, explicó en un aparte con Infobae, cree que sembraron semillas de libertad que las trascendían. “Es parte de su legado haber mostrado el vínculo con la naturalidad que lo hicieron en una época en que eso no era habitual. No se esperaba esa naturalidad pero, a la vez, generó un hecho cultural que fue un testimonio para las generaciones posteriores. Es una demostración de libertad no solamente para las minorías sexuales, sino para todos, para vivir en libertad el amor y la creación. Como lo vivían ellas”. Sara Facio y María Elena Walsh, un amor tomado con naturalidad. (Foto: Sara Facio) - ¿Eran conscientes de esto? -Sí, totalmente. Pero eran sobrias, hasta que María Elena lo escribió en su libro. -Ustedes eligieron, para cerrar el video de presentación, una foto en que ellas están abrazadas y dice “Orgullo argentino”. -Sí, también es una broma. Quizás María Elena no hubiera adherido, pero a Sarita le hubiera divertido. (Fotos: Gentileza Fundación Walsh Facio / Kala Moreno Parra)
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