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» Comercio y Justicia
Fecha: 23/09/2025 22:50
Por Luis Esterlizi (*) El servilismo como proceso de entrega de Argentina Los argentinos estamos viviendo una realidad muy compleja y quizás la última parte de la historia que comenzó en la década de 70 y a partir del golpe de Estado de 1976: procuraron borrarla definitivamente para que las generaciones futuras quedaran a merced de un proceso que, negando lo substancial, sólo quedaran las huellas de una represión sangrienta, apolítica y oprimente, que continuó a través de una democracia amainada. Desaparecieron las ideas trascendentes y durante 50 años se opacaron las luces que alumbraran un proyecto nacional para todos los argentinos, imponiéndose una lucha por el poder que resintió la unidad de una sociedad ansiosa de cambios trascendentes. Este lamentable proceso de una democracia sin pueblo nos trajo a un personaje que propuso la destrucción del Estado por ser el antro donde anidaba la corrupción de “la casta”, en búsqueda de una libertad individual e independizada del accionar delictivo de instituciones estatales y privadas, para que prevalezca solamente un individualismo antisocial. De esta manera el pueblo como artífice esencial de una democracia social, era desplazado por el fanatismo por conformar un cúmulo de millones de individuos cada uno encorsetado en sus propios deseos, conformando una masa multiforme, diseccionada y no una unidad de propósitos eminentes para constituir una Comunidad organizada. Mientras esta tesitura entusiasmaba a 30% de votantes, la alianza de Milei con parte de “la casta” -que él prometió destruir- logró la Presidencia de la Nación Argentina promoviendo una filosofía y una ideología que muchos aún desconocen, especialmente los sectores juveniles que buscaban terminar con la decadencia sobre todo la de partidos y coaliciones. Los ancianos que -como decía el papa Francisco- son los que mantienen viva la historia padecida, advierten a las nuevas generaciones sobre la receta equivocada que utiliza Milei, que sólo sirve a las pretensiones e intereses de ideologías anarcocapitalistas y de viejos y caducos imperialismos. Sólo el pueblo en su conjunto, que sufre en carne propia el escarnio y la crueldad producida por el artificioso plan económico, comenzó a manifestar su descontento promoviendo grandes movilizaciones de jubilados,trabajadores, pymes, universitarios, etcétera, expresando con claridad su oposición al servilismo de Milei, claramente identificado a favor de EEUU, Israel y las corporaciones financieras. Ante esta realidad le pregunté a inteligencia artificial (IA): ¿qué es un gobierno servil? y ésta fue su respuesta: “Buena pregunta. En la historia argentina varios gobiernos fueron tildados de ‘serviles’, casi siempre por sectores opositores, porque se los acusaba de anteponer intereses externos a los nacionales. Te hago un repaso histórico por períodos: Siglo XIX Gobierno de Bernardino Rivadavia (1826-1827) Fue acusado de servil por sus opositores federales, ya que firmó el polémico empréstito Baring Brothers con Inglaterra, que generó dependencia financiera, y porque se lo veía muy alineado con intereses británicos. Gobiernos unitarios posteriores También recibieron la etiqueta de “serviles” por quienes defendían un modelo más federal y autónomo frente a las potencias. Inicios del Siglo XX Gobiernos conservadores (1880-1916) Aunque modernizaron la economía, muchos los acusaron de servir al modelo agroexportador dependiente de Gran Bretaña, porque la Argentina funcionaba como proveedor de materias primas y comprador de manufacturas inglesas. Década de 1930: la ‘década infame’ Los gobiernos de José Félix Uriburu y Agustín P. Justo Especialmente con el Pacto Roca-Runciman (1933), se consolidó la imagen de un país subordinado a Gran Bretaña. Lisandro de la Torre denunció que Argentina era tratada como ‘una colonia económica’. Etapa posterior a 1955 Gobiernos militares de 1955-1958 (Revolución Libertadora) Derrocaron a Perón con apoyo de sectores extranjeros que fueron acusados de serviles por perseguir políticas alineadas con EEUU y organismos financieros. Gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) Aunque innovador en industria y petróleo, fue acusado de servil por negociar con compañías petroleras extranjeras, lo que generó gran debate nacional. Dictadura militar (1976-1983) Este período es considerado por muchos como el más servil de la historia argentina: Aplicó un modelo económico alineado con intereses financieros internacionales. Contrajo una deuda externa enorme bajo el mando de José A. Martínez de Hoz. Se subordinó políticamente a los EEUU en el marco de la Guerra Fría. Etapa democrática Gobierno de Carlos Menem (1989-1999) Fue señalado como servil por su política de “relaciones carnales” con EEUU, privatizaciones masivas y fuerte dependencia del FMI y el Banco Mundial. Gobiernos posteriores (2000 en adelante) La acusación de “servil” aparece cíclicamente en el discurso político: A gobiernos que negocian con el FMI (por ejemplo, De la Rúa en 2001, Macri en 2018, Fernández en 2020). A gobiernos que estrechan vínculos con alguna potencia (EEUU, China o Rusia), según la perspectiva crítica de la oposición. Resumen: Rivadavia, la década infame, la dictadura de 1976 y el menemismo son los casos más claros y ampliamente considerados“serviles” en la historiografía y el debate político. Las opiniones de IA pueden contener errores. Partidos, coaliciones y las elecciones actuales. Si auscultamos en profundidad el modelo democratico que veníamos usando desde 1983, es posible detectar que lo incorporado por la reforma constitucional de 1994 destaca en su artículo 38 que la existencia de “los Partidos Políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento democráticos, la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la información pública y la difusión de sus ideas. El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y la capacitación de sus dirigentes. Los partidos políticos deberán dar publicidad del origen y destino de sus fondos y patrimonios”. Veamos entonces qué son estos engendros actuales llamados coaliciones que no tienen afiliados, no tienen comités o unidades básicas, no tienen programas gubernamentales, no tienen una ideología definida, carecen de equipos técnicos, no publicitan sus gastos y patrimonios, con el agravante antiético por lo cual el actual Presidente de Argentina y líder de LLA, usa la Casa Rosada como principal ámbito partidario, reuniendo a sus candidatos para las elecciones de Octubre en reuniones con su equipo gubernamental. Llegar a este escándalo institucional -y que nadie lo denuncie- ocurre quizás porque muchos políticos utilizan los mismos procedimientos, siendo una falta total de ética y moral como ser presidente de un partido y al mismo tiempo presidente de Argentina, gobernador de una provincia o diputado, etcétera. La ausencia del pueblo en este modelo democrático Lo comprobable es que los ciudadanos -en las elecciones- no eligen sino que optan por alguna de las listas propuestas por el“caudillaje” -que sin elecciones internas- acumula “poder” que usa para someter a una coalición o partido. ¿Y por qué? Porque la Constitución Nacional habilita sólo a los partidos para proponer candidatos a los cargos públicos. Las elecciones de medio término que se están desarrollando en el peor momento del actual gobierno se debe a los rechazos a sus proyectos de ley por parte de los distintas entidades intermedias de la comunidad nacional, que impactando en las dos cámaras del Poder Legislativo, produce la anulación de los vetos presidenciales a las leyes que en un principio aprobó el Congreso Nacional. Pero hay que poner en claro que el mayor cimbronazo que ha golpeado muy fuerte al Gobierno de la LLA -más allá de las causas abiertas por posibles hechos de corrupción- es el rotundo fracaso de su modelo económico especialmente financiero, ya que en casi dos años de gobierno nunca habló de producción y trabajo argentino, imponiendo un proceso recesivo permanente que produce un aumento imparable del dólar, rompe el equilibrio fiscal emite mayor deuda externa y hace crecer el riesgo país. Conclusión Resulta imposible ignorar que la sociedad argentina está proponiendo con la fuerza de su espíritu de lucha, la historia que destaca sus ansias de ser libre, independiente y soberana y la fortaleza organizativa que la destaca, que es lo que no quiere más de esta democracia amainada y en segundo lugar, solicita participar en la toma de decisiones ya sea para consensuar un Proyecto de Nación, como en la recuperación del perfil productivo, laboral y tecnológico de Argentina, impidiendo definitivamente todo atisbo de dependencia de cualquier imperialismo o ideología que ande flotando por estas latitudes. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba
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