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» Comercio y Justicia
Fecha: 23/09/2025 22:48
Por Luis Carranza Torres* y Carlos Krauth**, exclusivo para Comercio y Justicia La educación emocional es un proceso de aprendizaje continuo y sistemático que busca desarrollar las competencias emocionales de una persona para mejorar su bienestar personal y social. Es un complemento a la educación tradicional, que por lo general se reduce a lo meramente cognitivo. No se trata solo de ser felices, sino de aprender a manejar la gama completa de nuestras emociones, tanto las agradables como las desafiantes. En este tiempo actual, de la soledad de las pantallas, adquiere una mayor importancia que en épocas pasadas. En un mundo incierto, crispado, mediatizado por la tecnología, la educación emocional surge como una respuesta interesante en tren de aportar herramientas para navegar por la vida de una manera más sana y efectiva. En este orden de ideas, la noción de inteligencia emocional resulta la base de la educación emocional, consistente en la capacidad de percibir, comprender, utilizar y regular las emociones propias y las de los demás. A diferencia del coeficiente intelectual (CI), que se centra en habilidades lógicas y académicas, la inteligencia emocional (IE) se relaciona con la habilidad para navegar en el mundo social y emocional de la vida, siendo un factor clave para el éxito personal y profesional. El concepto se popularizó a partir del trabajo del psicólogo Daniel Goleman quien, en su libro de 1995, “Inteligencia Emocional”, la definió como un conjunto de habilidades que son mucho más importantes que la inteligencia tradicional para determinar el éxito en la vida. Según Goleman, la inteligencia emocional se compone de cinco elementos principales: autoconocimiento, autorregulación, automotivación, empatía y las habilidades sociales necesarias para construir y mantener relaciones interpersonales de forma efectiva. Esto incluye la comunicación asertiva, la resolución de conflictos, la persuasión, el trabajo en equipo y el liderazgo. En resumen, la inteligencia emocional es una combinación de habilidades personales e interpersonales que nos permite ser más conscientes de nosotros mismos y de los demás, lo que a su vez mejora nuestra capacidad para tomar decisiones, manejar el estrés y construir relaciones sólidas y significativas. La implementación de la educación emocional en Argentina es un proceso que ha ido avanzando de manera dispar en las distintas provincias. No existe al presente una ley nacional en la materia, pero no pocas provincias han legislado al respecto para incorporarla en sus diseños curriculares. En tal sentido, Corrientes fue pionera en Argentina y en el mundo, sancionando la Ley N° 6398 en 2016, que instituye la educación emocional como obligatoria en los establecimientos educativos de todos los niveles y modalidades de la provincia. Chaco por su parte cuenta con la Ley N° 3743-E, sancionada en 2022, que también establece la obligatoriedad de la educación emocional. Jujuy mediante la Ley N° 6244, también del año 2022, creó el Programa de Educación Emocional para la provincia. En el mismo año, Río Negro la incorporó a su diseño curricular por vía de la Ley N° 29 de 2022. Por su parte, Tucumán sancionó la Ley N° 9676, también en 2022, que garantiza el derecho a recibir educación emocional en los establecimientos públicos y privados. Misiones la ha receptado a través de la Ley VI – N.° 209 al diseño curricular de forma sistemática. Existen además proyectos de ley en otras jurisdicciones, como Catamarca, Chubut, Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe. En resumen, la educación emocional no es solo una “moda”, sino un proceso fundamental para el desarrollo integral de las personas, que les proporciona las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida, construir relaciones significativas y alcanzar un mayor bienestar. Y que merece por ello, su lugar en la currícula educativa. (*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. (**) Abogado. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.
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