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  • Por qué el acuerdo prenupcial de Taylor Swift y Travis Kelce es tan inevitable como recomendable

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/09/2025 05:05

    El ala de los Chiefs de Kansas City, Travis Kelce, y Taylor Swift caminan juntos después de un partido de fútbol americano de la NFL por el Campeonato de la AFC entre los Chiefs y los Ravens de Baltimore, en 2024 (Foto AP/Julio Cortez, archivo) El reciente anuncio de compromiso entre la estrella pop Taylor Swift y el jugador de la NFL Travis Kelce fue celebrado en todo el mundo, pero también abrió un debate más que interesante acerca de la necesidad, o no, de un acuerdo prenupcial (y eventualmente su contenido). Lejos de ser un gesto frío, este tipo de contratos se han convertido en una herramienta de protección patrimonial y reputacional indispensable -y por supuesto más que aconsejable- para muchos matrimonios. El origen de los acuerdos prenupciales se remonta a la Edad Media en Europa por diversos motivos. En la actualidad se han vuelto más comunes para ofrecer seguridad financiera, proteger bienes heredados y planificar el futuro patrimonial de ambos cónyuges. De hecho, la pregunta que toda pareja debería hacerse es por qué no contar con uno en aquellas jurisdicciones cuyas leyes lo permiten. Resulta paradójico que muchas parejas se casen sin considerar estos temas, cuando el matrimonio es probablemente la relación personal con mayor impacto económico al finalizar (ya sea por divorcio o fallecimiento), mientras sí invierten tiempo y dinero en negociar contratos con efectos mucho más limitados. Taylor Swift Todavía faltan algunos meses para terminar el año, pero ya podemos afirmar que el compromiso es una de las noticias con mayor trascendencia internacional, y no solo dentro del mundo del entretenimiento. El pasado 26 de agosto, la pareja anunció su compromiso en Instagram, alegrando a millones de fanáticos. El impacto fue inmediato: la publicación superó los 14 millones de “Me gusta” en la primera hora y alcanzó el millón de reposts en menos de seis horas. Cifras que reflejan no solo el interés global, sino también la magnitud mediática de esta relación. Más allá de las especulaciones sobre la boda, hay un tema que permanece latente: la firma de un acuerdo prenupcial. Aunque no hay confirmación oficial, cualquier observador con experiencia en el tema entiende que es inevitable que suceda, dadas la exposición pública de ambos y las diferencias que existen entre sus respectivos patrimonios. Las cifras hablan por sí solas: el patrimonio de Swift se estima entre 1.500 y 1.600 millones de dólares, mientras que Kelce acumula una fortuna significativamente menor (aproximadamente 90 millones de dólares) aunque en ascenso. Una diferencia imposible de ignorar. El patrimonio de Swift se estima entre 1.500 y 1.600 millones de dólares, mientras que Kelce acumula una fortuna significativamente menor Pero el acuerdo prenupcial (o prenup) no es solo una cuestión de dinero. En parejas con tanta exposición mediática, se trata también de proteger la privacidad, la reputación y los activos creativos que han construido y que vayan a construir. Firmar un contrato de este tipo nada tiene que ver con el amor, sino con la prudencia y la planificación: anticipar posibles conflictos y prevenir litigios millonarios o crisis de imagen, buscando vivir lo más tranquilo posible. A todo esto, ¿qué es un acuerdo prenupcial? En esencia, es un contrato que establece los activos y deudas de cada uno de los novios antes del matrimonio, y regula cómo se repartirán en caso de divorcio. En muchos países incluso puede firmarse una vez celebradas las nupcias, sustituyendo al régimen patrimonial que la ley prevé por defecto. Estos documentos pueden incluir desde cláusulas sobre donaciones o deudas, hasta estipulaciones más sofisticadas: indemnizaciones por infidelidad pública, limitaciones sobre declaraciones en medios, o acuerdos respecto a la educación de los hijos o la tenencia de mascotas. En el mundo de las celebridades, este nivel de detalle es habitual. Los montos que se asignan en el caso de ruptura pueden no ser fijos, sino que dependen de varios factores como la duración del matrimonio, la cantidad de hijos que han tenido, las causas de la ruptura, etc. Firmar un prenupcial no es ni remotamente un gesto de desconfianza ni una traición al amor romántico Un dato adicional: los prenups pueden firmarse incluso si no hay matrimonio formal sino un concubinato o unión convivencial. Un instrumento de protección Firmar un prenupcial no es ni remotamente un gesto de desconfianza ni una traición al amor romántico. Es, sencillamente, una práctica moderna de protección patrimonial y reputacional, que asegura transparencia, respeto mutuo y un marco claro en caso de conflicto. Se trata de que quienes van a contraer matrimonio determinen con libertad qué efectos quieren que el mismo tenga desde lo patrimonial. Quienes critican este tipo de acuerdo, precisamente, por no ser algo “romántico”, se olvidan de que en caso de ausencia de acuerdo aplica la ley de fondo, que también asigna consecuencias económicas al casamiento y al divorcio. ¿Es acaso más romántico que un tercero decida por una pareja? Raro el planteo… Un par de consejos y una observación final para quienes están pensando en firmar este tipo de acuerdo: A fin de que luego, en el fervor de un divorcio complicado, alguna de las partes busque anularlo, es muy importante que ambos contrayentes actúen asesorados por abogados y que cada uno sepa la situación patrimonial del otro al momento de firmar el prenup. Existe algún valor en hablar de estas cosas y firmar este tipo de acuerdo aun en países que, al momento del casamiento, no los permiten. ¿Por qué? Porque las leyes cambian y porque es más difícil que, en el supuesto de una separación posterior, las partes actúen en contra de lo que expresamente se conversó y se acordó. Y aun cuando lo hagan, lo que diga este acuerdo va a ser seguramente un punto de partida para cualquier negociación. Si bien se suele pensar que este tipo de acuerdo beneficia al que más dinero tiene, la realidad es que no suele ser así. Al fin y al cabo, el cónyuge que más dinero tiene, en caso de una ruptura en malos términos, tiene más recursos para invertir en abogados y menos incentivos en resolver la cuestión en poco tiempo. Volviendo al tema que nos ocupa más allá de la emoción que genera esta unión, lo lógico es esperar que Taylor y Travis —como cualquier pareja con semejante exposición y patrimonio— actúen con asesoramiento profesional y formalicen un acuerdo acorde a su realidad y a sus objetivos de planificación. Ejemplos de por qué vale la pena hacerlo, sobran.

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