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  • El crimen del Golf Country Club: el femicidio del que nadie se acuerda en Gualeguaychú

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 22/09/2025 14:12

    En pocos días más se cumplirán 16 años de un asesinato que para muchos pasó desapercibido porque desde un inicio todo quedó esclarecido. Fue uno de los llamados “crímenes pasionales” y que hoy siguen ocurriendo de la misma forma, como en aquellos días. Domingo, 21 de Septiembre de 2025, 14:41 Por Carlos Riera Lo sucedido entre el sargento de Policía, Mariano Leonel Corvalán, y su pareja Carolina Huck, no es un hecho aislado. Lo ocurrido el domingo 24 de agosto en el domicilio de calles La Rioja Y Gutenberg, no es la primera vez que pasa en Gualeguaychú. Existen otros hechos de similares características que han sido cerrados en el pasado como crímenes pasionales, o crímenes de pareja. La figura del femicidio se instauró en Argentina en 2012 a través de la Ley 26.791, que modificó el artículo 80 del Código Penal para agravar el delito de homicidio cuando se comete por razones de género. Si bien la ley surgió tras la lucha del movimiento de mujeres y la necesidad de visibilizar la violencia de género, también se vieron influenciadas por casos resonantes como el del asesinato de Wanda Taddei, que conmocionó a la sociedad en 2010. La figura del femicidio castiga con prisión perpetua al hombre que mata a una mujer en un contexto de violencia de género. Un años después de entrada en vigencia esta tipificación, se aplicó para condenar a un asesino por un crimen brutal cometido en Catamarca. Sin embargo, y a pesar de ser un agravante que conlleva una pena de reclusión perpetua, los crímenes contra las mujeres no cesan. Según surge del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina, que elabora la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en 2024 se contabilizaron 247 víctimas letales de violencia de género. Y los números del 2025 no disminuyen hasta el momento. “En 2009 murieron siete mujeres en Entre Ríos por violencia familiar”, titula una nota periodística publicada por EL ARGENTINO en diciembre de ese año. En 2009 se produjeron 204 feminicidios en todo el país y de ese número se desprendió que el 84,7% fueron asesinatos producidos por parejas o familiares directos, y el resto por círculos sociales no íntimos. Algunos de los casos ocurridos ese 2009, fueron el de Diana Piriz, que fue estrangulada por su hermano José, el 21 de enero en Pronunciamiento. El 9 de abril, Romina Arévalo, de 28 años, fue apuñalada en el pecho, el abdomen y el cuello por su esposo, Miguel Ángel Medrano, en Crespo. Una semana después, María Luque fue asesinada de un balazo en la cabeza por su esposo Miguel Páez, quien luego se suicidó, en Concordia. El 30 de septiembre, murió en Paraná Silvia Grandolio. Nahuel Furlán, su pareja, la mató de 30 puñaladas con una cuchilla de carnicero. El arma quedó incrustada en el pecho de Silvia quien salió a la calle a pedir ayuda. Su atacante la remató delante de los vecinos que nada hicieron para ayudarla. A estos vergonzantes datos hay que sumarle que el 14 de abril, en Concordia, se produjo un infanticidio relacionado a un caso de violencia familiar. La víctima fue un niño de ocho años. Su padre, Gabriel Sclavio, de 28 años, lo asesinó “para hacerle daño a su mujer” y luego se suicidó. El asesino mató el niño a golpes que le provocaron fractura en los maxilares y luego lo remató asfixiándolo. La muerte de la empleada doméstica Alicia Vanini era una mujer de 35 años y madre de dos hijos, cuando fue asesinada a sangre fría por el hombre con quien había mantenido una relación de pareja. Su femicida era Néstor Antonio Schwindt, un sujeto de 44 años, que la noche del lunes 5 de octubre de 2009 se inmiscuyó dentro de la casa donde esta mujer trabajaba como empleada doméstica, y aprovechándose de que se encontraba sola, le disparó en la cabeza y luego se mató. Este atroz crimen y posterior suicidio del femicida ocurrió en el Golf Country Club de Gualeguaychú, en una de las viviendas ubicadas a pocos metros del acceso principal al barrio privado, sobre calle Urquiza. Según las crónicas de aquel momento, el hecho fue descubierto por la dueña de casa donde trabajaba Alicia, cuando al llegar a la vivienda percibió algunas cosas fuera de lugar. Inmediatamente dio aviso a la seguridad del barrio y junto al guardia ingresaron al inmueble. Lo que se encontraron fue un escenario tremendo: la empleada doméstica y su ex marido estaban muertos en la cocina. En seguida se denunció el hecho y a los pocos minutos ya se había desplegado todo el protocolo policial y judicial en torno a la casa. Llegó el jefe de Policía, comisario Carlos Antonio Velázquez, y el subjefe departamental en ese momento, el comisario Roberto Sánchez. Para ese momento ya se tenía una idea de lo que había sucedido dentro de la casa. Se identificó una bicicleta apoyada sobre una pared a un costado de la vivienda y se confirmó que el femicida entró por una puerta trasera que se encontraba sin llave. Había llevado un arma de fuego y adentro encontró a su ex mujer, con quien estaba en plena separación. Nadie escuchó gritos. Ni siquiera el estallido de los disparos, por lo que se presume que Schwindt extrajo el revólver calibre 22 y le disparó a sangre fría en la cabeza, provocándole la muerte en el acto. Luego, con el mismo revólver, se apuntó a su sien y se descerrajó un balazo que le produjo el fallecimiento en forma instantánea. Las tareas del personal de Criminalística de la Policía de Gualeguaychú estuvieron centradas en levantar rastros y todo el material probatorio para la causa que instruyó el juez Eduardo García Jurado. El magistrado también ordenó las autopsias a los cuerpos, no sólo para determinar las causas de muerte, sino para tener una mayor precisión sobre el horario en el que pudo haber ocurrido el trágico crimen. Fue un caso que rápidamente se olvidó en la opinión pública. Pasó casi desapercibido para algunos porque a diferencia de otros, lo sucedido no tuvo implicancia dentro de los Tribunales. Una vez que el Juez de Instrucción N° 3 de Gualeguaychú tuvo todos los elementos necesarios en su poder, dio por cerrada la causa porque para la Justicia estaba claro lo que había sucedido en el interior del barrio privado.

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