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» El litoral Corrientes
Fecha: 21/09/2025 13:02
Septiembre, a veintiún meses de asumido el gobierno de Javier Milei, se presenta como el más crítico de la gestión libertaria, con una tensa espera del 26 de octubre. Las conjunciones negativas de los planetas se profundizaron, y en el horizonte se otean densos nubarrones que pronostican una tormenta, que podría ser, “vade retro”, una tormenta perfecta, ésa que describe un patrón político equivalente a un huracán. Acontecimientos negativos económicos, cambiarios, políticos, legislativos y electorales, nos confieren una pauta de que el gobierno ha perdido, casi totalmente, el control de la situación. Tal vez, alguno de ellos puedan tener un condimento objetivo de aquéllas crisis recurrentes que siempre afectaron a nuestro país, pero muchos tienen su origen en cuestiones evitables producto de la mala praxis gubernamental. Y, nadie puede alegar su propia torpeza para explicar los malos resultados. Menos aún el gobierno, que acostumbra, como los autoritarismos de manual, a echar culpas hacia afuera, sin hacerse cargo de la cuota que le corresponde. “Con la impericia y dogmatismo como karma de su gestión, a su revés electoral del 7 de setiembre, el gobierno suma sendas derrotas en el Congreso, con el rechazo a sus vetos. ¿Se darán cuenta de sus carencias? O seguirán empecinadamente echando culpas hacia afuera”. Siempre dijimos que la más notable carencia de la administración libertaria es su falta de experiencia, el haber llenado los lugares principales del estado con gente novata, que encima presume de tener los conocimientos de los que carece en absoluto. Y no sólo se trata de una carencia de expertos, las tecnocracias no fueron nunca la mejor solución para gobernar en una democracia. Se trata de la política, sí señor, la política.” ¿Cuántas pruebas más se necesitan para saber que la política no es para improvisados? Es cierto que hay que renovar con sangre nueva los planteles, pero no puede trasplantarse de la actividad privada a la pública, cómo si fuera la panacea, a un conjunto de personas que nunca tuvieron ni idea de la gestión de gobierno. Entonces, van aprendiendo a nuestras costillas, el continuo motor de la prueba y error, nos ha conducido hasta aquí. Y lo más lamentable es que podría todo desembocar en una nueva frustración social, con imprevisibles derivaciones. La destrucción sistemática de los puentes con los aliados o posibles aliados, el maltrato, la imposición, el incumplimiento reiterado de los acuerdos, el menoscabo constante del interlocutor, fueron denominadores comunes del funcionamiento político del libertarismo. Y en política, como en la vida, ello tarde o temprano se paga, y caro, muy caro, porque te la cobran cuando menos podes pagar, porque estás en debilidad total. Y es eso lo que está sucediendo, simplemente. No en vano se diferencian las categorías en el sillón presidencial. Están los estadistas, luego los administradores y por último los economistas que hacen girar toda la rueda de una gestión en torno a una teoría económica. No se dan cuenta todavía que deben administrar un país con gente adentro, y que no todo deviene automáticamente de un ajuste fiscal. Hay que decirlo, aunque suene lúgubre. Milei tenía todo el apoyo social para ponerle el último clavo al cajón kirchnerista, pero con su improvisación, su impericia política y su soberbia, logró que el muerto renaciera. El presupuesto 2026, es un dibujo “caputonto” de las variables económicas y cambiarias. Con una índice inflacionario proyectado poco creíble, y un dólar estimado casi al mismo precio que hoy, el mercado le está dando la espalda” A la pérdida, casi por paliza, de las elecciones bonaerenses, en esta semana recibió sendas votaciones mayoritarias que rechazaron sus vetos a las leyes de emergencia pediátrica y de financiamiento universitario, en Diputados, y de los ATN en Senadores. Nunca un gobierno, hay que señalarlo, perdió tan categóricamente una votación legislativa. Cómo si ello no fuera suficiente, los Diputados destrabaron el tratamiento de algo que tiene la potencialidad de clausurar la administración libertaria. Se trata de una nueva reglamentación de los DNU, cambiando la lógica de su vigencia ficta, por la del rechazo ante el silencio legislativo. Esto sería un tiro en la cabeza del gobierno. El estratega militar y filósofo chino Sun Tzu, en su obra milenaria “El arte de la guerra”, decía que no debes embarcarte en batallas si no tienes posibilidades de victoria. Agregaba que no hay que dar todas las batallas, sino aquellas que valgan la pena. Pues bien, el amateurismo gubernamental no alcanza para comprender la enseñanza del estratega chino. El Garrahan es el hospital de referencia en la atención de las patologías graves de niños en la Argentina. ¿Es posible someter a las enfermedades infantiles a la regla del déficit cero? Otro tanto con la universidad pública, cuna de la mejor tradición científica de Sudamérica, y puente igualitario para el egreso de los mejores profesionales. Son dos batallas en las que el gobierno tenía escasas posibilidades de victoria, y lo peor es que no valía la pena darlas, porque los gastos de ambas leyes apenas importan el 0,23% del PBI. Y, como en la Argentina toda turbulencia se traslada a los mercados, el dólar tocó el techo de la banda cambiaria, el riesgo país superó el límite de los 1400 puntos, y la cotización de los bonos argentinos cayeron. “Para recuperar los votos perdidos, al gobierno ya no le sirve destacar las supuestas virtudes de su plan, sino agitar los fantasmas del pasado kirchnerista” En 2024, cuando al entusiasmo social blindaba a Javier Milei de todo riesgo político, era el tiempo de construir una fuerza legislativa que lo pusiera a salvo de estas eventualidades. Bastaba con un poco de empatía y un mínimo cumplimiento de los compromisos. Empecinado, no lo aprovechó y siguió con sus modos impolíticos, con la negociación del “toma y daca”, sin conformar una unión de objetivos con los aliados, y con la imposición como regla. Su poder de entonces, se fue desgranando, hasta quedar en la casi orfandad política. Apenas transcurrieron catorce días de la derrota electoral del 7 de setiembre, parecen catorce meses. Y falta todavía más de un mes para la elección nacional del 26 de octubre, una eternidad en la realidades cambiantes de una Argentina sin brújula. Los votos duros de Milei, en la primera vuelta de 2023, alcanzaron el 30%. Lo que agregó en segunda vuelta son los votos del mal menor. Los libertarios se hacen cruces para que el regreso al pasado asuste más que la crisis del presente y la incertidumbre del futuro.
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