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» Diario Cordoba
Fecha: 21/09/2025 02:22
Virus del Nilo, lengua azul, gripe aviar o covid-19. Las enfermedades transmitidas por animales están a la orden del día, si es que en algún momento dejaron de estarlo. La investigadora María Ángeles Risalde dirige el Caizem, un centro pionero en España que busca desarrollar la detección de casos y que ya ha tenido resultados tangibles en Almería. Risalde recuerda que queda «mucho por hacer» y que hay que «concienciar, pero no alertar a la población». -Lo primero, enhorabuena por el reconocimiento. Es el primero del Caizem, ¿cómo lo ha recibido? -Gracias. Somos un centro que acaba de empezar y para nosotros es un auténtico honor recibir este premio, porque hablamos de un grupo (Consalud) que es referencia a nivel nacional. -El centro comenzó a funcionar a pleno rendimiento el pasado mes de abril. ¿Qué tal estos primeros meses? ¿En qué estáis centrados? -Estamos haciendo sobre todo muchísima comunicación entre los diferentes centros, que son los socios fundadores. Paralelamente, hemos empezado dos proyectos de investigación: uno sobre Leishmania y otro sobre la fiebre del Nilo. El primero es un estudio One Health, que consiste en valorar una sola salud —tanto en animales silvestres como domésticos y humanos— y analizar la situación en la que estamos para crear mapas de riesgos que permitan prevenir enfermedades. En el segundo, estudiamos el papel que tienen las aves en la enfermedad. Además, junto a la Consejería de Salud, formamos parte del programa de vigilancia epidemiológica de la fiebre del Nilo en mosquitos. Estamos muy contentos porque hemos detectado los primeros casos en Almería, un lugar donde no se esperaba, y lo logramos meses antes de que se diera el primer caso en humanos. -Hábleme del concepto One Health y de por qué va a suponer un cambio en nuestra salud. -Es un concepto que nos habla de una sola salud, es decir, que la salud está totalmente interrelacionada entre las personas, los animales y el medioambiente. No se puede tener salud en las personas sin que la haya en los animales, porque el 70% de las enfermedades infecciosas que afectan al ser humano son de origen animal. Y todo esto no se entiende sin tener salud en el medioambiente. Hasta ahora, los sistemas sanitarios no estaban del todo interrelacionados. El concepto One Health consiste en establecer una colaboración transdisciplinar e integrada para afrontar, en nuestro caso, las zoonosis y las enfermedades emergentes. Los animales son los reservorios de muchas de ellas, sin controlarlos no se pueden evitar ni anticipar brotes. -Una de las patas del Caizem es también el trabajo con nueva tecnología, por ejemplo, la IA. -Es imprescindible. Ahora mismo estamos en contacto con el Instituto de Inteligencia Artificial autonómico y su papel es fundamental. Uno de los grandes retos es incrementar la colaboración y la transferencia de información. -Si el control de la salud en los animales cada vez es mayor, ¿por qué siguen apareciendo nuevas enfermedades y aumentan los rebrotes? -La medicina se encarga de la salud humana, mientras que la veterinaria cuida la de los animales. Gracias a ese control hemos evitado muchas enfermedades y hoy contamos con una buena seguridad alimentaria y un sistema sanitario sólido. La directora del Caizem, María Ángeles Risalde. / A.J. GONZÁLEZ -Sin embargo... -Sin embargo, siguen apareciendo casos porque hay factores actuales que influyen, principalmente la globalización y el cambio climático. El movimiento de animales y personas ha crecido enormemente en comparación con hace 30 o 40 años. Hoy, en apenas 12 horas, un animal o una persona pueden estar en la otra punta del mundo. Eso no deja tiempo para que aparezcan síntomas ni para controlar la transmisión. También se mueven mucho más los alimentos. A esto se suma el cambio climático: las temperaturas más altas hacen que vectores como mosquitos o garrapatas estén presentes durante más tiempo o en lugares donde antes no estaban. En definitiva, el riesgo ha cambiado y debemos adaptarnos constantemente. -¿Estos factores aumentan las posibilidades de sufrir pandemias respecto a hace 50 o 70 años? -Sí, claro. Los estudios muestran que las pandemias zoonóticas han ido aumentando en los últimos 50 años. El ejemplo de los coronavirus lo demuestra: hemos tenido SARS-CoV-1, SARS-CoV-2, MERS... y cada vez aparecen con más frecuencia, aunque hay muchos más casos. La globalización, los viajes, el comercio y el movimiento de animales hacen que los brotes se expandan con rapidez y alcancen la categoría de pandemia. -¿Qué es clave para detectar de manera temprana los brotes? -Contar con un buen sistema de vigilancia. Si vigilamos pronto y bien, podremos actuar con medidas de prevención más focalizadas. Con la fiebre del Nilo, el sistema de vigilancia en mosquitos en Andalucía se ha ampliado recientemente con más de 20 trampas por provincia. Es un programa exhaustivo que ya está dando resultados. La globalización y el cambio climático están cambiando el mapa de riesgos de la salud -¿Están las administraciones haciendo lo suficiente? -Cada vez más, pero nunca es suficiente. Depende de presupuestos y prioridades, aunque sí hay avances. Gracias a la creación de centros especializados, la comunicación entre consejerías y con los investigadores es ahora más fluida. -¿Qué áreas de investigación habría que reforzar? -Es fundamental ampliar la investigación y hacerla más multidisciplinar. No basta con médicos y veterinarios: necesitamos también antropólogos, matemáticos, estadísticos, sociólogos, bioinformáticos. Se trata de un problema global que requiere una visión global. Hay que integrar más perfiles en la toma de decisiones y fortalecer la cooperación entre administraciones públicas. Solo así podremos anticiparnos mejor a los riesgos futuros. -Me lo ha mencionado antes pero, ¿qué hemos aprendido de la cris del covid? -Quizá menos de lo que deberíamos. Es cierto que ha concienciado a la administración y a la sociedad sobre la importancia de estas enfermedades. Se han creado centros especializados y grupos multidisciplinares que facilitan la respuesta rápida ante una pandemia. La sociedad también ha adquirido cierta conciencia, aunque se nos ha olvidado demasiado pronto. No hay garantía de que no vuelva a haber otra pandemia, de hecho lo más probable es que sí ocurra, pero al menos ahora estamos más preparados y organizados que antes. -En las últimas semanas ha habido rebrotes de lengua azul y casos de gripe aviar. ¿Cómo se explican? -En el caso de la lengua azul, en Europa circulan unos veinte serotipos distintos, y en España convivimos con cuatro. Somos un país endémico en esta enfermedad desde hace más de veinte años, así que no es extraño que aparezcan otros serotipos. El problema es que no hay protección cruzada entre ellos. Cuando surge un nuevo serotipo, como ahora el 3, es como si se tratara de un virus nuevo: los animales no tienen inmunidad previa, aunque estén vacunados contra otros serotipos. El 3 afecta al bovino, al ovino y también a las cabras, con un impacto clínico y económico muy grande. El reto ahora es desarrollar vacunas multiserotipo que protejan contra los de mayor riesgo. Mientras tanto, trabajamos en evaluar el impacto en distintas especies y en visibilizar lo que supone para los ganaderos: pérdidas de hasta 150 animales en una explotación de 500, lo cual es devastador para una familia y para la economía. Hallan una veintena de aves muertas junto al Guadalquivir en Córdoba / A. J. González -¿Son estos episodios puntuales o tenderán a ser cada vez más frecuentes? -En el caso de la lengua azul, llevamos más de 20 años con episodios recurrentes. Ya existe un programa de vigilancia de culicoides, aunque debería ser más ambicioso, y el uso de vacunas es esencial. -Pero... ¿y en el caso de la gripe aviar? -También llevamos unos 15 o 20 años viendo casos en Europa. El virus se está expandiendo cada vez más y se ha detectado incluso en la Antártida. La preocupación principal es que ya ha saltado a mamíferos, incluidos algunos domésticos, e incluso se han dado casos en humanos. -La situación geográfica de Andalucía, como puente entre Europa y África, ¿supone un riesgo añadido pero también una ventaja estratégica? -Somos un punto estratégico, no solo geográfico, también para el paso y llegada de distintas enfermedades. La cercanía con África hace que recibamos tanto personas como animales procedentes del continente vecino. Además, muchas enfermedades llegan a través de vectores transportados por el viento, como ocurrió con la lengua azul: los primeros casos aparecieron en Cádiz, procedentes de corrientes de aire desde África. Lo mismo sucedió con la enfermedad hemorrágica epizoótica, que entró en 2022 y provocó numerosas muertes en ciervos y pérdidas importantes en bovino. Vacunación contra la lengua azul en ganado ovino durante la actual campaña. / EUROPA PRESS -Punto estratégico y crítico entonces. -Andalucía, además de ser un punto estratégico para la transmisión de enfermedades, también es crítico: cuando una enfermedad entra aquí, lo hace también en España y en Europa. Uno de los objetivos de Caizem es precisamente crear un sistema de vigilancia que funcione como observatorio, no solo para las enfermedades ya presentes, sino también para detectar lo que pueda aparecer en el norte de África y actuar antes de que llegue. Este sistema debe contar con administraciones públicas, universidades y grupos de investigación. -Y, de paso, convertir esto en una fortaleza. -Este centro será pionero por su enfoque multidisciplinar, pero también porque estamos situados en el lugar adecuado. Si no desarrollamos aquí un sistema de vigilancia, ¿dónde se haría? No tiene sentido esperar a que las enfermedades crucen toda la península hasta llegar a los Pirineos. -En una entrevista anterior nos comentó que pronto se pondría en marcha un centro de bioseguridad. ¿Cómo avanza ese proyecto? -Estamos trabajando ya en el anteproyecto. Será un centro de bioseguridad con laboratorios especializados, animalario para ensayos con animales, investigación en vacunas y desarrollo de ensayos clínicos. Es un proyecto de gran envergadura que necesita entre cinco y seis años desde su diseño hasta su puesta en marcha. Ahora mismo trabajamos con ingenieros, arquitectos y especialistas en bioseguridad. El proyecto avanza a buen ritmo. No hay garantía de que no vuelva a haber otra pandemia, lo más probable es que sí ocurra -¿Qué zoonosis emergentes considera que serán un reto en España en los próximos años? -(Piensa). Es la pregunta del millón. Sin duda, la gripe aviar. Cada vez hay más brotes y debemos estar muy atentos a posibles saltos de especie. Hoy por hoy afecta solo a aves silvestres y domésticas, y en España no hemos tenido casos en mamíferos, pero es un riesgo que no podemos obviar. En sanidad animal, la lengua azul sigue siendo un reto, al igual que lo fue en su momento la enfermedad hemorrágica. La fiebre del Nilo, aunque este año está tranquila, también merece atención: no debemos confiarnos, sino mantener las medidas de vigilancia y prevención. -¿Los casos recientes de lengua azul y gripe aviar son una especie de preludio de lo que puede venir en los próximos años? -Más que un preludio, son una realidad con la que ya convivimos. La lengua azul entró a finales del año pasado y seguimos trabajando con ella. Como es una enfermedad vectorial, los casos tienden a disminuir en invierno, cuando baja la actividad de los mosquitos, pero no podemos bajar la guardia. En paralelo, tenemos que reforzar la prevención frente a la gripe aviar. -Para terminar, ¿cómo imagina el mapa de la zoonosis en Andalucía dentro de 10 o 20 años? -Las zoonosis nunca van a desaparecer, y el riesgo de pandemias siempre estará ahí. Pero lo imagino con un sistema de vigilancia integrado y coordinado en sanidad animal, salud humana y salud ambiental. Algunos programas ya existen, pero aún queda mucho por hacer. Espero que para entonces el centro de bioseguridad esté plenamente operativo y nos permita ser más independientes. Suscríbete para seguir leyendo
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