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» El Ciudadano
Fecha: 20/09/2025 14:11
Por Salomé Davida/ Especial para El Ciudadano La universidad gratuita en los últimos años ha ocupado un lugar central en la conversación pública. Ha sido blanco de prejuicios en torno a temas como el supuesto adoctrinamiento, la cantidad de años que un estudiante puede tardar en graduarse o el destino de los fondos que la sostienen. En medio de defensores y detractores, se ha convertido en un terreno de disputa: para algunos es la herramienta por excelencia de movilidad social ascendente, mientras que otros la reducen a un espacio ineficiente. Fernanda es docente de Comunicación Audiovisual II, materia correspondiente a la carrera de Comunicación Social que pertenece a la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR). Fer comparte su visión como profesora: “En relación al desfinanciamiento, me parece que el peligro es doble, por un lado, a nivel de recursos, estructura y accesos tecnológicos, pero el peligro más grande tiene que ver con los sueldos docentes, porque produce una migración de muchos profes a buscar otros trabajos en otros ámbitos. Debe tenerse en cuenta que además del momento de la clase está todo lo que tiene que ver con la preparación de los contenidos, y, en ese sentido, no es lo mismo cuando un docente puede dedicarse completamente a sus clases en la universidad, que cuando tiene que desdoblar su trabajo y estar con mil laburos por tener un sueldo pésimo”. Las declaraciones fueron recogidas durante la tercera Marcha Federal Universitaria que reunió en Rosario a estudiantes, docentes y trabajadores no docentes para exigir que se garantice el presupuesto universitario y se respete la Ley de Financiamiento Universitario el miércoles pasado. Asambleas, debates, clases públicas, paros, intervenciones artísticas: las universidades públicas de todo el país se convirtieron en escenario de resistencia y organización desde que asumió el gobierno de Javier Milei. En ese marco, Rosario fue una de las sedes de la tercera Marcha Federal Universitaria, que volvió a reunir a miles de estudiantes, docentes, investigadores, trabajadores no docentes, jubilados y personas no agrupadas que simplemente se acercan por una causa que consideran común: la defensa de la educación superior pública. La Plaza San Martín se fue llenando de banderas, carteles, cánticos y abrazos. Usando abanicos para soportar el calor, los manifestantes se organizaban para empezar a marchar y así avanzar hacia aquello que consideran como propio. La movilización se enmarca en la disputa por la Ley de Financiamiento Universitario, aprobada en el Congreso y luego vetada por Milei. La norma buscaba garantizar la actualización automática del presupuesto, mejoras salariales para docentes y no docentes y refuerzos para las becas estudiantiles. Voces de la marcha Alejandro camina mientras sostiene junto a otros compañeros, una bandera grande y roja de Ciudad Futura. Frente a este panorama, explica: “Me gradué en la universidad pública y fui becario de Conicet, estoy acá para defender algo que creo que forma parte de nuestra vida, en términos de que te da la posibilidad de transformarla. Yo siempre digo que podés ir a la universidad y más allá de que te recibas o no, termina siendo una experiencia clave para el camino de cualquier persona”. Los problemas de presupuesto que sufre la universidad son también compartidos por el sector científico, en relación a esto Alejandro manifiesta: “No sé qué desarrollo puede tener un país si vos no hacés ciencia, tecnología, investigación, es la base fundamental porque la ciencia es igualadora, es decir, genera beneficios para todo un conjunto social que no necesariamente participa de eso”. Mientras la marcha sigue algunos de los presentes se detienen a pegar carteles en las paredes, sacar fotos a grupos de amigos, grabar entrevistas y demás cosas que suelen formar parte de las actividades que se dan dentro de una marcha política. Valentina tiene 22 años y es militante desde hace cinco en la agrupación Movimiento Universitario Evita, además está cursando los últimos años de la carrera de Trabajo Social. Ya en frente de Puerto Joven y agitada por la caminata se detiene a dar su opinión, que está cargada de sentimiento: “La educación pública es una conquista histórica, que produjo un acceso social en nuestra comunidad, y sobre todo es una formación de pensadores para el futuro. Yo creo que defender la educación tiene que ser una causa transversal, porque nos atraviesa a todos como ciudadanos. Es lo que permite que una sociedad pueda aportar a la producción de conocimiento nacional”. Como estudiante del nivel superior, también se preocupa por la cuestión salarial de quienes trabajan en las casas de altos estudios: “También es importante marchar porque los docentes y los no docentes, cobran sueldos que están por debajo de la línea de la pobreza, siguen trabajando por amor a la universidad pública, no porque puedan vivir con ese salario”. Ésta manifestación fue distintas a las realizadas en Rosario anteriormente porque en lugar del típico camino por calle San Luis y la finalización en el Monumento a la Bandera, la marcha inició por calle Moreno, siguió por San Lorenzo para luego doblar por San Martín y culminar en Puerto Joven, donde se estaban realizando las expo-carreras, exhibiendo toda la oferta académica de la UNR. La marcha política es una herramienta fundamental para exigir derechos y explicitar el rechazo hacia aquello que se considera injusto, pero también es un momento de encuentro, de intercambio, y de reunión entre personas que, con sus diferencias, se integran por una causa que atraviesa a todos. Alrededor de las cinco de la tarde empezó a correr la noticia de que la Cámara de Diputados había rechazado el veto del presidente a la Ley de Financiamiento Universitario: los defensores de la educación pública festejaron con abrazos y se percibió un sentimiento de alegría colectiva.
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