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» Noticiasdel6
Fecha: 20/09/2025 09:23
Cada tercer sábado de septiembre el mundo agradece a quienes dan una oportunidad de vida: los donantes de médula ósea. La fecha, impulsada por la Asociación Mundial de Registros Donantes de Médula Ósea (WMDA), busca reconocer a quienes ya realizaron una donación, a los que se inscribieron para hacerlo y a las personas que aportaron sangre de cordón umbilical. También recuerda la importancia de sumarse a los registros y difundir el impacto del trasplante de Células Progenitoras Hematopoyéticas, conocidas como CPH, en la recuperación de pacientes con enfermedades graves. Este año, el festejo llega con un anuncio importante: el INCUCAI suma un nuevo método de captación de donantes a través del hisopado bucal. La iniciativa del Registro Nacional de Donantes de CPH del INCUCAI busca incorporar nuevos voluntarios mediante una técnica que no requiere extracción de sangre. El procedimiento consiste en un hisopado de mucosa yugal, rápido, seguro y no invasivo, que obtiene una muestra genética de la boca usando tres hisopos que recorren la cara interna de las mejillas. Esta muestra permite analizar el código genético del donante y determinar su compatibilidad con pacientes que necesitan un trasplante de médula ósea. Desde el organismo explicaron a Infobae que el hisopado funcionará como complemento de la captación de donantes que ya se realiza junto con la donación de sangre. La expectativa es que esta modalidad facilite el acceso en regiones con poca representación en el Registro Nacional de Donantes de CPH y contribuya a aumentar la diversidad genética disponible para los pacientes. Una red solidaria nacional En Argentina la historia de esta red solidaria comenzó el 1 de abril de 2003, cuando se creó el Registro Nacional de Donantes de CPH en el ámbito del INCUCAI. Desde entonces el sistema de salud garantiza que cualquier persona del país con indicación de trasplante pueda ser tratada sin necesidad de viajar al exterior. La iniciativa, prevista por la ley 25.392, marcó un antes y un después: a partir de esa fecha 1.783 receptores que no hallaron un donante compatible en su grupo familiar accedieron a un trasplante con células obtenidas de voluntarios. En ese camino, el registro nacional aportó 619 donantes de médula, 318 para pacientes argentinos y 301 para personas de otros países. El alcance internacional es decisivo. Actualmente, el Registro Nacional reúne a 308 mil inscriptos que integran la Red Mundial World Marrow Donor Association, una plataforma que concentra a 63 países y más de 43 millones de donantes. Cada vez que surge un pedido de trasplante la búsqueda se realiza en ese universo global. “La donación de médula se rige por la solidaridad internacional” es una frase que resume la esencia de este sistema, donde la localización geográfica deja de ser una barrera. La donación se concreta solo cuando existe compatibilidad entre el paciente y el voluntario. Para conocerla se compara el sistema mayor de histocompatibilidad, un conjunto de genes HLA (Antígenos Leucocitarios Humanos) que debe coincidir. La diversidad genética de las poblaciones exige una base de datos enorme: mientras más personas se registran, mayores son las probabilidades de éxito. La búsqueda es rigurosa y el traslado de las células, una vez hallado el donante, queda en manos de los organismos especializados, de modo que ni el paciente ni el voluntario deben desplazarse. De la inscripción a la donación efectiva El proceso para convertirse en donante es sencillo y gratuito. Se requiere buen estado de salud, pesar más de 50 kilos y tener entre 18 y 40 años, según los criterios del INCUCAI, aunque algunos centros aceptan hasta los 55. La inscripción se realiza en los Servicios de Hemoterapia de hospitales habilitados o en colectas especiales. En ese momento el voluntario firma un consentimiento informado y se le extrae una pequeña muestra de sangre para estudios serológicos y genéticos. Con esos datos se tipifica su perfil y se carga en la base nacional e internacional. Entre la inscripción y el llamado efectivo pueden pasar años. El contacto solo ocurre si la información genética coincide con la de un paciente que necesita el trasplante El registro confirma entonces la voluntad de la persona y la pone en contacto con el equipo médico que realizará el procedimiento. La donación, que puede ser de médula ósea o de sangre periférica, se lleva adelante en centros especializados y se coordina para minimizar cualquier inconveniente para el donante. Las CPH son células madre que se producen en la médula ósea, un tejido esponjoso dentro de los huesos. A partir de ellas se originan los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas, elementos esenciales de la sangre. También se encuentran en la placenta y en la sangre del cordón umbilical del recién nacido. Su trasplante resulta una herramienta clave para tratar enfermedades oncológicas, inmunodeficiencias y patologías hematológicas como leucemias, linfomas, anemia aplásica, mieloma y algunos errores metabólicos. Las cifras dan cuenta de la magnitud del desafío. Solo entre el 25 y el 30 por ciento de los pacientes encuentra un donante compatible dentro de su familia. El resto depende de un voluntario no emparentado, lo que refuerza la importancia de agrandar el registro. Cuantas más personas se inscriben, mayores son las chances de salvar una vida. En Argentina hay 244 centros de donación distribuidos en todo el país. En cada uno, quienes donan sangre pueden dar su consentimiento para ingresar en el registro y quedar disponibles para futuras búsquedas. Los requisitos son claros y el procedimiento, seguro. La extracción de células progenitoras no implica riesgos significativos y se realiza bajo estricto control médico. La solidaridad es el eje que sostiene este sistema. El trasplante alogénico, cuando las células provienen de un donante, solo se concreta gracias a la decisión altruista de quienes se ofrecen. “Cada año a cientos de personas se le diagnostican enfermedades hematológicas como leucemia, anemia aplásica, linfoma, mieloma, errores metabólicos o déficits inmunológicos que pueden ser tratadas con un trasplante de CPH”, señalan desde el INCUCAI. Esa realidad hace que cada nuevo inscripto represente una esperanza concreta para quienes enfrentan diagnósticos complejos. El valor médico del cordón umbilical La sangre del cordón umbilical es una fuente rica en células progenitoras hematopoyéticas, con una capacidad de regeneración única. Durante el embarazo, este cordón conecta al bebé con la placenta y le aporta oxígeno y nutrientes. Tras el parto, el tejido y la sangre que permanecen en el cordón contienen millones de células madre que pueden convertirse en glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, lo que las vuelve esenciales para la formación de la sangre y el sistema inmunológico. En los últimos años, los bancos públicos de sangre de cordón umbilical ganaron protagonismo en la medicina regenerativa. Su obtención no implica riesgo ni para la madre ni para el recién nacido. Se extrae inmediatamente después del parto, en un procedimiento que dura pocos minutos y que requiere el consentimiento informado de los padres. El material recolectado se procesa, se analiza y se conserva en condiciones de criopreservación que permiten su uso posterior en trasplantes o en investigaciones científicas. El trasplante de sangre de cordón umbilical resulta especialmente valioso cuando no se encuentra un donante adulto compatible. Las células de esta fuente presentan una mayor tolerancia a las diferencias genéticas, lo que amplía las posibilidades de éxito. Además, se almacenan listas para su uso, lo que acorta los tiempos de búsqueda. En varios países se registraron trasplantes exitosos para tratar leucemias, anemias severas y trastornos metabólicos. En Argentina algunos hospitales cuentan con programas de recolección y almacenamiento en bancos públicos. El material se incorpora a la red internacional, de manera que puede ser utilizado en cualquier lugar del mundo. La decisión de donar la sangre del cordón umbilical se toma antes del nacimiento, pero la recolección no altera el parto ni interfiere en la salud del recién nacido. La información y la educación a las familias resultan claves para que cada vez más personas conozcan esta alternativa y se animen a participar. La investigación médica explora además el potencial de las células del cordón para tratar enfermedades neurológicas, cardíacas y autoinmunes. Aunque muchas de esas aplicaciones se encuentran en etapas de ensayo, los resultados preliminares son prometedores. De este modo, la donación de sangre de cordón umbilical no solo salva vidas hoy, sino que abre caminos para la medicina del futuro. El Día Mundial del Donante de Médula Ósea y el Día Nacional del Donante, que se conmemora cada 1 de abril, son más que fechas en el calendario. Son recordatorios de que la ciencia y la solidaridad pueden unirse para salvar vidas. El mensaje es claro: una simple decisión, como acercarse a un centro de hemoterapia para dejar una muestra de sangre y un consentimiento, o bien autorizar la donación del cordón umbilical de un recién nacido, puede convertirse en la oportunidad de curación para alguien en cualquier rincón del planeta. La experiencia de los últimos veinte años demuestra que la cooperación internacional es posible y efectiva. Las redes que unen a millones de personas en distintos continentes prueban que la médula ósea y la sangre de cordón umbilical no conocen fronteras y que la vida puede depender de la generosidad de un desconocido. Argentina, con un registro en constante crecimiento, se consolida como un actor clave de esa cadena de esperanza que cada septiembre recibe un merecido homenaje. (Fuente: Infobae)
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