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  • Dos vocaciones, una misión: ordenación diaconal de Lucas Pautasso y Claudio Suárez

    » Rafaela Noticias

    Fecha: 19/09/2025 16:16

    Dos vocaciones, una misión: ordenación diaconal de Lucas Pautasso y Claudio Suárez Este viernes 19 de septiembre, a las 20:00, la Catedral San Rafael será escenario de una celebración muy especial para la Iglesia católica: la ordenación diaconal de Lucas Pautasso y Claudio Suárez. Ambos darán un paso fundamental en su vocación de servicio, aunque desde caminos distintos: Pautasso como diácono transitorio en camino al sacerdocio, y Suárez como diácono permanente, en su misión de entrega desde la vida laical. Qué significa ser diácono transitorio El Orden Sagrado es un sacramento que se compone de tres grados: diaconado, presbiterado y episcopado. El diaconado, primer grado de este camino, puede ser permanente o transitorio. Lucas explicó: "El diácono permanente es aquel hombre consagrado al servicio de la Iglesia, que será toda la vida diácono y que incluso puede estar casado previo a la consagración. El diácono transitorio, en cambio, es aquel hombre que tiene vocación al presbiterado, o también llamado sacerdocio. En este caso, primero recibe la ordenación en el diaconado y, después de un tiempo, que no es fijo, es ordenado sacerdote". Lucas junto a sus padres y hermanos El paso más significativo hacia el sacerdocio Para Lucas, la ordenación diaconal representa un hito en su formación y en su camino vocacional. "Dentro de los pasos que fui dando durante mi formación inicial y que la Iglesia me fue confiando, como la admisión, el lectorado y el acolitado, este es un gran paso, de hecho, el más significativo en el camino al sacerdocio. Cada uno de ellos fue confirmando más y más mi vocación y aquello para lo que me fui preparando, confiando siempre en lo que Dios me pedía y descubriendo cuál era el sueño de Él para mi vida. Estoy muy feliz de esta consagración, viviéndolo muy sereno y dejándome formar por todas las personas que el Señor va poniendo en mi camino, ya sea en el seminario o en las comunidades donde me tocó y toca estar y compartir, como así por los muchos sacerdotes que, de distintos modos, me acompañaron durante estos años de formación". Una Palabra que lo acompaña En su camino hacia la ordenación, Lucas encuentra inspiración en el Evangelio que será proclamado durante la celebración, la Parábola del Sembrador (Lucas 8, 1-15). "Para mí tiene un doble sentido. Por un lado, me invita a hacer memoria de aquellos que sembraron la semilla de Dios en mí y que hoy puedo ver cómo está dando frutos. Por otro lado, el descubrirme llamado a seguir sembrando en otros esta semilla, y la responsabilidad que eso conlleva". Además, confiesa sentirse acompañado por la intercesión de tres santos que marcaron su vida espiritual: “San José, San Francisco de Asís y Pier Giorgio Frassati. Para mí, tres modelos de varón, de sencillez, de humildad, de oración y de confianza plena en Dios. Cada uno, a su modo, vivió con plenitud la vocación a la que fueron llamados, y eso mismo es lo que quiero para mi vida”. Nuevas funciones en la vida pastoral A partir de su ordenación, Pautasso asumirá nuevas responsabilidades en la vida de la Iglesia: "Una vez ordenado, hay nuevas funciones que podré desempeñar en la pastoral, como proclamar el Evangelio, asistir en el altar, administrar bautismos, presidir el sacramento del matrimonio, bendecir, etc. De manera especial, el diácono está llamado a participar activamente en las pastorales marcadas por la caridad y el servicio, como puede ser Cáritas, pastoral de la salud, pastoral penitenciaria, etc. De a poco iré asumiendo estas responsabilidades y, en algunos casos, reforzando mi participación actual, siempre confiando en el trabajo de muchos laicos que ya sirven en esas áreas y de los cuales tengo mucho que aprender". Claudio Suárez será ordenado diácono permanente: una vida entre la familia, el trabajo y el servicio a la Iglesia Claudio es oriundo de Tacural y desde hace casi cuatro décadas trabaja en una empresa metalúrgica. Está casado con Luján y es padre de cinco hijos, que hoy tienen entre 14 y 31 años. Su vocación diaconal comenzó a gestarse en 2004, alentada por el entonces párroco de su pueblo, Tacural, el padre Jorge Buschitari, quien lo animó a iniciar la formación. Ese proceso tuvo hitos importantes: en 2006 recibió el ministerio del lectorado y, en 2007, el acolitado. Sin embargo, en ese momento su camino se interrumpió. “El obispo de aquel tiempo, monseñor Carlos Francini, me pidió que completara el secundario para continuar la formación. Era algo justo, pero en ese momento mis prioridades estaban en sostener a mi familia. Tuve que detenerme, con la sensación de que quizá este proyecto ya no iba a retomarse”, recordó. Pasaron los años y, junto a su esposa, logró terminar los estudios secundarios. Con ese paso cumplido, pudo retomar la formación al diaconado en diálogo con el padre Fernando Sepertino y con el actual obispo diocesano en ese momento, monseñor Luis Fernández. “Todo llega en el tiempo de Dios. Él sabe cuándo y cómo. Hoy veo que esa pausa fue también un tiempo de maduración y de aprendizaje, no solo para mí, sino también para mi familia”, expresó. El apoyo de la familia, clave en el camino Claudio reconoce que su esposa y sus hijos fueron un pilar fundamental en este recorrido de veinte años. “Creo que hay un antes y un después en mi vida y en la de mi familia. Ser diácono es un compromiso muy grande, porque uno se convierte en un espejo dentro de la comunidad. Pero nunca estuve solo: mi esposa y mis hijos siempre me apoyaron en este camino, y eso me sostiene”. Con emoción, compartió que en los días previos a la ordenación vuelve una y otra vez la memoria de quienes lo acompañaron desde el inicio: “Me acuerdo de muchas personas que me alentaron en estos 20 años, algunas que ya no están. También de los momentos en los que parecía que este día no iba a llegar. Pero hoy tengo la certeza de que Dios ya sabía cómo sería el camino. Esa confianza me da serenidad”. Un ministerio de servicio en la vida cotidiana El diaconado permanente es un ministerio dentro de la Iglesia Católica al que pueden acceder hombres casados. El diácono recibe la misión de servir en tres dimensiones: la Palabra, la liturgia y la caridad. Puede proclamar el Evangelio, predicar, administrar el bautismo, presidir matrimonios, bendecir, y, de manera particular, se lo llama a estar cercano a los pobres, a los enfermos y a los más necesitados. En este sentido, Claudio ya tiene un camino recorrido en el servicio como acólito y ministro extraordinario de la comunión, pero su horizonte pastoral está claro: “Si tuviera que elegir, me siento especialmente inclinado a acompañar a los enfermos y a los pobres. Es un servicio que ya vengo realizando y que quiero profundizar. Pero también sé que debo cuidar el sacramento del matrimonio y mi vida familiar, así que mi gran desafío será mantener el equilibrio entre estas dos dimensiones: la vocación diaconal y mi rol como esposo y padre”. Una ordenación que es fruto comunitario La ordenación de Claudio Suárez será vivida no solo como un paso personal, sino como un acontecimiento comunitario. Familiares, amigos, vecinos de Tacural y fieles de toda la diócesis lo acompañarán en la Catedral San Rafael, en una celebración que reunirá también a sacerdotes y religiosos. Con humildad, Claudio resumió lo que significa este momento: “Este paso no es algo mío, sino algo que recibo de la comunidad que rezó y reza por mí. No puedo pensar mi vocación sin ellos. Me emociona pensar que todo lo que viví, con sus pausas y sus desafíos, me preparó para esto. Ahora el desafío es vivirlo con entrega, humildad y confianza en Dios”.

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