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» Diario Cordoba
Fecha: 17/09/2025 16:58
"Sangraba mucho por la cabeza, yo solo le llamé y dije, ‘Toño, vuelve’". María del Mar Berjón López, la viuda de José Antonio Otero Toraño, "Toño", el ganadero asesinado a golpes el viernes en Cueves (Ribadesella, Asturias) ha explicado este martes cómo fue el crimen. Lo ha hecho con mucha dificultad, ya que se encuentra muy afectada, aún en estado de shock y medicada. "Ya no sé qué pensar", ha comentado en referencia a la autoría del asesinato. Sí ha revelado que los atacantes le parecieron dos hombres altos y corpulentos, "porque Toño tenía mucha fuerza, llevaba las carretillas como el aire". Asegura que estaba en la cocina, volteando unos quesos, cuando vio a dos personas entrar en la casa junto al fallecido. Vestían sudaderas negras con capucha y al menos uno de ellos tenía perilla. "Los vi entrar con Toño. Le pusieron en la cabeza una manta que tenemos en el sofá y empezaron a pegarle. Yo les pedí que lo dejaran", ha rememorado. Reclamaban dinero. "Igual pensaban que teníamos dinero" "Igual pensaban que teníamos dinero, pero solo teníamos ciento y pico euros para ir a comprar a la villa (Ribadesella), guardados en una hucha. Entonces fui corriendo y me tiré contra Toño para quitarle la manta que le habían puesto en la cabeza, porque él decía que no podía respirar. Pero me tiraron y me pisaron la mano". La mujer acabó con un chichón en la cabeza, un brazo herido y todo el cuerpo dolorido, según ha indicado. La despedida de las dos hermanas. / Julia Quince En el momento de la agresión estaba también en el domicilio de Cueves Magdalena Berjón, "Mada", hermana de la viuda. Ocupaba en ese momento una habitación en la planta superior y se dispuso a bajar. "Cuando mi hermana abrió la puerta de arriba se fueron" (los atacantes). Huyeron por un lateral de la casa, saltando un pequeño muro de piedra, según manifestó la cuñada del ganadero este lunes. ¿Dónde está la celadora que atendió a Toño? Tras la huida de los asaltantes, según la viuda, Toño Otero pedía que lo sentaran y así lo hizo, pero "se caía a un lado. Le dije, ‘no puedes estar sentado, Toño’". Mada Berjón salía en ese momento de la casa pidiendo auxilio y a sus gritos acudió "una señora rubia, una celadora. Dijo, ‘yo soy celadora, ¿me deja entrar? Y entro en casa", ha dicho, coincidiendo con lo manifestado veinticuatro horas antes por su hermana. Ambas aseguran que siguen buscando a la celadora para que corrobore sus palabras. Sobre lo ocurrido en el entierro, este domingo, cuando las dos hermanas apenas recibieron un par de pésames y se sintieron "como dos leprosas", Mar Berjón corroboro las apreciaciones de su hermana: "Tantos amigos dicen que tenía… yo no vi a nadie". Problemas con los "familiares de sangre" En cuanto a los problemas del fallecido con sus "familiares de sangre", Mar Berjón reveló que surgieron tras la muerte de la madre de Toño Otero y tienen que ver con la herencia; en concreto, con la vivienda en la que residía con Mar Berjón y un hórreo. La cuñada del ganadero de Cueves, que había venido a pasar unos días con la pareja, se ha marchado este martes para Gijón, donde tiene su domicilio. Las dos hermanas han protagonizado una emotiva despedida frente a la casa en la que se perpetró el crimen. Mada Berjón, entre lágrimas, le ha dicho a su hermana: "Tranquila, Mar, que nadie te culpe, da igual lo que digan". Ambas defienden con firmeza su inocencia, pero se sienten "condenadas por la gente". La viuda ha dicho que lo único que desea es que la dejen "en paz". El Seprona observa el estado de los animales Entretanto, el Seprona acudía en la tarde del lunes a comprobar el estado de los animales de Toño Otero: vacas, cabras, pavos, gallinas y conejos. De momento, no se ha adoptado ninguna medida. Operarios municipales y ganaderos de la zona han ayudado hasta ahora a las mujeres a cuidar a los animales, bajo las directrices del Ayuntamiento de Ribadesella. La investigación corre a cargo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Asturias, bajo las órdenes de la jueza instructora, titular del Juzgado de Cangas de Onís.
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