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  • Cronología de la reconstrucción del vestuario de Boca Juniors que llevó a cabo Miguel Ángel Russo

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 17/09/2025 02:51

    Miguel Russo llevó a cabo una limpieza del plantel que empezó a dar resultados deportivos (Fotobaires) Juan Román Riquelme no se tomó a la ligera la designación del entrenador de Boca Juniors una vez que Fernando Gago fue cesanteado y consideró que no correspondía extender el interinato de Mariano Herrón de cara al Mundial de Clubes. Buscó experiencia, buscó confianza, buscó a un hombre que entendiera de qué se trataba el Mundo Boca y, por sobre todas las cosas, un tipo con espalda y cintura para manejar los egos de un vestuario con muchos caudillos que debía ser emprolijado. El presidente boquense sentía que a Gago la cosa se le había ido de las manos y a Pintita solamente lo sostuvo la buena racha de resultados en fila por el torneo local (tras la eliminación en Libertadores ante Alianza Lima) que se cortó abruptamente en el Superclásico frente a River. Fue estirar la agonía, pero Román sabía que tarde o temprano tendría que dar un golpe de timón y vio en Miguel Ángel Russo, que todavía tenía vínculo vigente con San Lorenzo, al DT ideal para estar a la altura en el Mundial de Clubes, competir hasta las últimas consecuencias en el plano local y depurar el plantel. En retrospectiva, el plan de Russo estuvo claro desde un inicio. Dar de baja a las voces que tenían peso puertas adentro y podían perjudicar al grupo. De movida, el técnico les dio vía libre a Cristian Lema y Esteban Rolón, quienes ni siquiera fueron incluidos en la lista de buena fe del Mundial de Clubes. El defensor, con contrato hasta fin de año, había sorteado algunas lesiones que lo alejaron de las canchas a fines de 2024 cuando todavía Gago era el DT. Al Colo, a quien Russo lo había solicitado cuando todavía estaba en el Ciclón, lo descartó por manejar mejores opciones en el Xeneize. Marcos Rojo, uno de los borrados por Russo (ALEX GRIMM/AFP) A la espera del arribo de Leandro Paredes, avisado de su inminente aparición, Russo se arregló con las opciones disponibles en el certamen en Estados Unidos y sumó a dos de los refuerzos que pidió: Malcom Braida y Marco Pellegrino. El primero, una alternativa conocida de su paso por el Ciclón. El segundo, un mensaje indirecto a uno de los referentes que más temprano que tarde terminaría despidiéndose: Marcos Rojo. Con el fichaje del ex Platense, Milan y Huracán, Russo le señaló la puerta de salida a un Rojo que ventiló cuestiones de lo que fue su careo con el entrenador justo antes del debut en el Mundial de Clubes. Rojo, quien fue elogioso con Gago y admitió que había tenido una discusión acalorada con Herrón, reveló que antes del Mundial de Clubes encaró a Riquelme para preguntarle si había algún inconveniente con su presencia en el plantel y que la respuesta de Román fue negativa. En el interín, Russo fue designado como entrenador y al hoy defensor de Racing lo subieron al avión fundamentalmente porque Ayrton Costa todavía no había recibido la VISA para viajar a Estados Unidos. Con Pellegrino entre algodones por una lesión que arrastraba antes de firmar su contrato, Russo probó a Rojo en el equipo titular las prácticas previas al debut ante Benfica. Sin embargo, Costa finalmente voló a territorio norteamericano y el DT lo mandó a la cancha. Ahí todo explotó. “Fue duro lo que me dijo Russo, muy duro. Me dijo que no me iba a tener en cuenta. No me lo esperaba, me dijo que no tenía la edad, que no podía jugar a ese nivel. Le dije que lo aceptaba y que iba a entrenar ahí tirando para adelante hasta el día que llegara a Argentina para arreglar las cosas y salir del club”, confió Rojo en una entrevista con ESPN. Tras el 2-2 ante los portugueses, el técnico lo tanteó al defensor porque Costa no estaba al 100% en lo físico para jugar ante Bayern Múnich y Rojo levantó el pulgar. No obstante, volvió a jugar Costa y Boca quedó entre la espada y la pared de cara al match ante Auckland City. Russo y la reconstrucción del vestuario de Boca A la espera de un milagro para clasificarse a octavos de final y con todos los centrales zurdos entre algodones, Russo volvió a consultarle a Rojo si estaba para jugar. El futbolista contó su versión: "Yo estaba cargado de un cuádriceps por un trabajo fuerte que habíamos hecho y pedí no entrenar. Miguel se enojó conmigo, tuvimos una discusión y me di cuenta que me iba a sacar de ese partido”. Tras ese entredicho, Rojo habló con los miembros del Consejo de Fútbol para informarlos sobre su situación con el DT y les pidió que cuando volvieran a Argentina arreglaran su salida, algo que se concretó sobre el cierre del mercado de pases con su rescisión y firma en Racing. Antes del adiós definitivo, Rojo fue separado del plantel profesional junto a Lema, con quien mantenía una estrecha relación personal, y Marcelo Saracchi, castigado por la dirigencia después de su insistencia para abandonar el club en este mercado de pases. El lateral izquierdo quedó relegado y pasó a entrenarse de forma diferenciada con los otros dos. Ya no compartieron prácticas ni vestuario con sus compañeros. Rojo terminó en Avellaneda y blanqueó que ni siquiera llegó a despedirse de Juan Román Riquelme. El uruguayo, que estuvo a punto de pasar a préstamo a Independiente, terminó cedido en el Celtic de Escocia. El único que quedó marginado fue Lema, quien se marchará de la institución a fin de año. Existió un quiebre en medio de la crisis deportiva que afrontó el plantel y expuso a otro referente como Miguel Merentiel dentro del vestuario: la charla que tuvo el cuerpo técnico con los jugadores después de la caída contra Huracán. A ese momento hizo referencia uno de los actuales titulares, Juan Barinaga: “Huracán fue un golpe durísimo, no pudimos encontrar juego en ningún momento del partido. Fue el partido en el que más superados nos sentimos. Ahí hubo un quiebre. A veces es necesario que los equipos y planteles lo tengan, hay momentos donde no funcionan las cosas y necesitás ver la realidad. Ahí nos sentamos y tuvimos una charla muy positiva que nos hizo cambiar la mentalidad”. Cavani y Paredes, los nuevos líderes del vestuario (@BocaJrsOficial) Barinaga también dio cuenta de algo que quedó a la vista en cancha y al mismo tiempo en la ascendencia de grupo: el liderazgo que ejerció Leandro Paredes desde su arribo. “Vino con mentalidad de unión y fortalecer al grupo, algo que ayudó muchísimo. Esa parte era la que nos faltaba y él la incorporó. Te da consejos que a veces necesitás escuchar y, que te lo diga él, pega más fuerte. Si te lo dice es por algo. Le prestás atención. A mí me ayudó mucho. Cuando lo escuchás, te quedás con algo siempre”. El campeón del mundo es lo que se dice un capitán sin cinta. El brazalete lo porta el criticado Edinson Cavani, de quien puertas adentro reafirman constantemente lo ejemplar de su trabajo. Pero el potencial capitán de Boca es Leandro Paredes, que llegó para hacerse dueño de la mitad de la cancha, el equipo y el vestuario siendo la voz cantante en el campo. Boca, desde que Russo concretó su limpieza y en el momento en que Riquelme buscó descomprimir la situación a nivel dirigencial con la aceptación de las renuncias de Mauricio Serna y Raúl Cascini en el Consejo de Fútbol, no perdió más. Las críticas mermaron y el equipo se acomodó en zona de clasificación a los octavos de final del Clausura y la Tabla Anual que brinda el pase para la Libertadores 2026. Dos empates (Racing y Central en Rosario) y tres victorias (Independiente Rivadavia en Mendoza, Banfield y Aldosivi en Mar del Plata) hicieron revivir a un conjunto que parecía perdido pero, fundamentalmente, dejaron a la vista la limpieza que buscaron Román y Miguel desde un principio.

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