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» Clarin
Fecha: 16/09/2025 21:18
Después de arrancar perdiendo 2-0, el Qarabag de Azerbaiyán dio el golpe de la jornada en la primera fecha de la Champions League al vencer al Benfica en Lisboa, en un triunfo que quedará en la historia del club. El conjunto portugués parecía encaminarse hacia una victoria tranquila gracias a los goles tempraneros: el volante argentino Enzo Barrenechea abrió el marcador a los 6 minutos, y el delantero griego Vangelis Pavlidis amplió la ventaja a los 16, dejando al Qarabag en una situación complicada. Sin embargo, el equipo azerí, que compite con uno de los presupuestos más bajos de toda la Champions League —apenas 900 mil euros, una cifra que contrasta con los multimillonarios planteles europeos— no se dio por vencido. La reacción comenzó a gestarse con el gol del delantero de Cabo Verde Leandro Andrade a los 30 minutos, que recortó la diferencia y devolvió la confianza a los visitantes. En el segundo tiempo, el colombiano Camilo Durán igualó el marcador a los 48 minutos, con un potente disparo de zurda que encendió la ilusión de los aficionados. La remontada se cerró con el gol decisivo del ucraniano Oleksiy Kashchuk a los 86 minutos, sellando un triunfo sorprendente y merecido para el modesto conjunto de Azerbaiyán. Nicolás Otamendi y Antonio Silva, derrotados en Lisboa. Foto: REUTERS / Pedro Nunes. El impacto de esta victoria trasciende el resultado: Qarabag demostró que, incluso con recursos muy limitados y sin la profundidad de plantel de los gigantes europeos, es posible competir y ganar en la máxima competencia continental. El contraste entre los 900 mil euros del presupuesto de Qarabag y los decenas de millones de los clubes como Benfica, Chelsea o PSG subraya la hazaña de este equipo que, pese a sus restricciones económicas, logró imponer su estrategia, resistencia y efectividad en Lisboa. Para el Benfica, esta derrota representa un duro golpe de arranque y un llamado de atención sobre la importancia de mantener la concentración y el respeto por todos los rivales, sin importar su tamaño económico. Por eso, el público local despidió con una pañolada al conjunto rojo.
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