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» Diario Cordoba
Fecha: 15/09/2025 12:05
No es novedad, pero sigue siendo alarmante: el Córdoba CF, un año más, vuelve a mirar a su retaguardia con preocupación. El arranque liguero ha dejado al desnudo la principal debilidad del bloque de Iván Ania, la defensa. Y es que las acciones a la espalda, al espacio, las desconexiones o simplemente el desacierto en la primera línea se han convertido en un patrón demasiado repetido y los rivales han aprendido rápido que ahí está el filón esta temporada, o al menos cuando se hace frente al bloque blanquiverde. Y es que los números, aunque tempranos, ya hablan por sí solos a estas alturas del campeonato: nueve goles encajados en cinco jornadas, una media de casi dos por encuentro. Es ese, precisamente, el peor inicio defensivo en las tres temporadas que el técnico asturiano lleva al frente del proyecto de El Arcángel. En su primer curso, la 2023-2024 en Primera Federación, el conjunto califal recibió ocho tantos en el mismo tramo de competición; un año después, ya en Segunda, la cifra bajó a seis. Ahora la herida se ha abierto más que nunca. De hecho, solo ante el Real Valladolid en el Estadio José Zorrilla se logró mantener la portería a cero, mientras que en dos de los cinco partidos disputados el rival ha celebrado hasta tres goles. Bajas y cambios sin éxito El puzzle se complica todavía más con las ausencias. Frente al Andorra, Ania no pudo contar ni con Carlos Albarrán -por motivos personales- ni con Juan María Alcedo -lesionado de larga duración-. Dos bajas que condicionaron el plan en los carriles del Nou Estadi Encamp y obligaron a improvisar soluciones de urgencia. La pareja de centrales tampoco ha encontrado estabilidad. Álex Martín y Xavi Sintes se han ido turnando sin llegar a consolidarse, mientras que Ignasi Vilarrasa sigue sin ofrecer el nivel esperado en el lateral zurdo. En el derecho, Carlos Isaac terminó señalado tras su actuación en el Principado. La única pieza indiscutible hasta ahora es Franck Fomeyem, que ha disputado todos los minutos, mientras que la fiabilidad de Albarrán -cuando ha estado disponible- se ha echado en falta. En la recámara, Rubén Alves continúa siendo una incógnita: lastrado por lesiones constantes, se encuentra recuperado, pero sin la confianza suficiente para sostener el peso de la defensa. Vilarrasa conduce el esférico durante el Andorra-Córdoba CF. / LOF No queda ahí el asunto. La escasez de efectivos llevó a Ania a mirar hacia abajo. Para completar la convocatoria en Andorra recurrió a Daniel Albuera, jovencísimo lateral montoreño que ya tuvo minutos en pretemporada y que este curso había dado el salto al filial tras su paso por el juvenil. Un movimiento que refleja la situación límite de la zaga, convertida en el talón de Aquiles de un equipo que todavía no encuentra solidez y que, mientras tanto, también anda esperando el regreso de otro canterano como Álex López, en plena cuenta atrás para volver a los terrenos de juego tras su grave lesión sufrida durante el pasado mes de marzo, que obligó a su paso por quirófano. Obligados a reaccionar El resultado es un batiburrillo de malas sensaciones difícil de gestionar. «El equipo anímicamente está tocado y cuando la cabeza no va, el físico tampoco va», ya reconocía el propio Iván Ania al término del pasado encuentro frente al combinado tricolor. Con tres derrotas, un empate y una victoria en el casillero, el Córdoba CF ha firmado un arranque que pone en el punto de mira tanto a la defensa como al ataque, incapaz de compensar con goles las grietas que deja atrás. En esas insiste el asturiano en buscar la tecla, pero el margen de maniobra se acorta y la necesidad de revertir la dinámica es evidente aún en esta fase inicial del campeonato. Y sin cimientos firmes, el edificio de los blanquiverdes no acaba de enderezarse en este comienzo de temporada. Suscríbete para seguir leyendo
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