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  • Frigerio, entre los vetos de Milei y el quiebre de las alianzas : ADN21

    Parana » Adn21

    Fecha: 15/09/2025 03:08

    La guerra electoral en Entre Ríos tiene un nuevo escenario. Con las elecciones de octubre a la vista, todos se subieron al ring. Hasta un peso pesado como Alberto Rotman apareció para sumarle un giro inesperado a la contienda. Luego del mazazo que significó el resultado de las elecciones bonaerenses, los candidatos locales han salido con tapones de punta en sus redes y medios de comunicación. El escenario político en todo el país se reconfiguró, dejando a la vista tanto certezas como nuevos interrogantes. Entre Ríos, en particular, emerge como un distrito donde las tensiones se sienten con especial intensidad. Las decisiones del gobierno nacional, marcadas por vetos a leyes clave, han colocado al gobernador Rogelio Frigerio en una posición de delicado equilibrio. Con el desafío de mantener una relación fluida con la Casa Rosada y, al mismo tiempo, honrar sus compromisos de campaña, el líder provincial navega en un delicado terreno. En este contexto, la oposición ha encontrado un nuevo aire, reorganizando sus fuerzas y discursos. Pero el panorama es aún más complejo: desde las filas del propio oficialismo provincial, voces como la de un reconocido dirigente radical han manifestado su profunda incomodidad con las alianzas actuales. Lo que está en juego en las próximas elecciones de octubre va más allá de los nombres; es una definición de rumbo en medio de un ajedrez político que se ha vuelto más impredecible que nunca. En el centro de esta contienda se posiciona la narrativa oficialista, que proyecta un futuro optimista para la Argentina. El candidato a senador por La Libertad Avanza, Joaquín Benegas Lynch, ha sostenido que la provincia, y el país, tienen “luz al final del túnel”, una esperanza que se cimenta en lo que, desde su perspectiva, son datos económicos alentadores. Este sector defiende la gestión del presidente Javier Milei, argumentando que se ha logrado una reducción significativa de la inflación y que las reformas de achicamiento del Estado—como la eliminación de fondos fiduciarios y de áreas con funciones duplicadas—son pasos necesarios para liberar a la economía y sacar a la “casta” que se beneficiaba del erario público. Sin embargo, esta visión choca de frente con la de la oposición, que asegura que ese relato se aleja de la realidad cotidiana. Para quienes se oponen al gobierno, la “motosierra” prometida a la casta ha terminado por golpear a los jubilados, a los sistemas de salud y a las personas con discapacidad. Argumentan que el apoyo social al oficialismo está empezando a resquebrajarse y que las políticas económicas son improvisadas, generando incertidumbre y afectando la vida de la gente desde el precio de la vivienda hasta el costo de los alimentos. Desde este punto de vista, la política no es una discusión abstracta de números, sino una lucha por los derechos básicos y la dignidad. En este escenario de posturas antagónicas, la provincia de Entre Ríos se ha convertido en un claro reflejo de las tensiones políticas. Las decisiones del gobierno nacional han puesto al gobernador Rogelio Frigerio en una posición incómoda. Se ha señalado que el veto presidencial a iniciativas impulsadas por los gobernadores, como la redistribución de fondos discrecionales, lo ha dejado en un lugar de equilibrista, obligado a mantener un diálogo cordial con el poder central mientras intenta cumplir con sus promesas locales. La situación se tornó aún más compleja con el voto de los legisladores entrerrianos en el Congreso, donde se notaron posturas disímiles respecto a la asignación de recursos para las universidades y otros ámbitos. A esta grieta se sumó una voz de peso dentro del radicalismo provincial. El ex diputado Alberto Rotman fue claro al rechazar públicamente cualquier tipo de alianza con los libertarios. En sus declaraciones, el dirigente expresó que su partido no comulga ideológicamente con quienes no creen en el Estado ni en los valores democráticos, haciendo una marcada diferencia entre la gestión de Frigerio, a la que calificó de capaz, y el rumbo nacional. Pero más allá del ajedrez de las alianzas y los presupuestos, la contienda electoral se dirime en la vida cotidiana de las personas. Desde ese lugar, una candidata a diputada nacional por la lista Ahora 503, Paola Rubattino, ha compartido una perspectiva que busca conectar la política con las necesidades más urgentes. Con la experiencia de ser madre de un hijo con una discapacidad severa, la fundadora de la asociación civil Alas ha planteado que el Estado no es un lujo, sino una diferencia vital entre tener un camino y quedar desprotegido. Su relato, fundado en la lucha diaria por turnos médicos, medicamentos y tratamientos, pone en el centro la fragilidad de la vida y el miedo a la desprotección. Desde su mirada, se observa un país donde funcionarios han desvinculado al Estado de la problemática de la discapacidad, y donde la situación económica ha golpeado a quienes ya estaban al límite. Sus recorridas por la provincia le han permitido ver de primera mano a docentes y policías haciendo dedo en la ruta, a familias que viven en la indigencia, y a adultos mayores sin medicación. Para la candidata de Ahora 503, las próximas elecciones son una batalla para defender derechos esenciales, como la jubilación y el aguinaldo, que no pueden darse por sentados. Así, la contienda se define en un plano que trasciende el debate de las élites, y se ancla en las experiencias más simples y profundas del día a día. La inminente cita con las urnas en octubre, lejos de ser un simple trámite electoral, se presenta como la encrucijada de una provincia en disputa. El mandato que se defina en las urnas decidirá si el electorado entrerriano elige refrendar un modelo nacional que propone una reducción radical del Estado, o si opta por un camino que priorice la protección social y el rol de las instituciones. La crónica de estos meses ha dejado en claro que el debate no es unidimensional. La tensión entre el poder central y el gobierno provincial de Rogelio Frigerio, así como las claras diferencias internas en su propia coalición, demuestran que el ajedrez político en Entre Ríos se juega en múltiples tableros. En el fondo, las discusiones sobre vetos, leyes y alianzas se traducen en la incertidumbre de la vida cotidiana. Los votantes tendrán que sopesar si los beneficios de la “transformación” prometida compensan la fragilidad que se siente en las calles y en la vida de los más vulnerables. Lo que está en juego es más que una bancada legislativa; es la orientación de una provincia y, por extensión, el futuro de la relación entre el Estado y sus ciudadanos. La palabra final la tendrán los entrerrianos en octubre.

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