Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Día del Cartero: un oficio que logró transformarse y adaptarse al paso del tiempo

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 14/09/2025 23:40

    El 14 de septiembre de 1771, Bruno Ramírez, un español nacido en Sevilla y que residía en Buenos Aires, comenzó a desempeñarse como el primer cartero oficial en el territorio argentino. En nuestra ciudad, la designación formal de este trabajo llegó más de 100 años después con el nombramiento de Cornelio Carricart, registrado en la lista de personal de 1874. Sin embargo, Humberto Brumatti, un apasionado del servicio de correos y antiguo jefe del Correo Gualeguaychú, contó a Ahora ElDía que hay evidencia histórica de que personas particulares realizaban la entrega de las cartas en la ciudad. De hecho, en sus investigaciones, pudo hallar el nombre de una que se dedicaba a esta labor en 1846: Enrique Tuvo. Brumatti, al igual que sus anteriores colegas, debió “hacer carrera” dentro del Correo para luego estar al frente de la administración. “Ingresé a los 15 años, en 1956, y entre 1968 y 1995 estuve a cargo de la sucursal de Gualeguaychú. Fui mensajero, cartero, telegrafista, encargado y jefe. Los que hacíamos carrera, empezamos de mensajeros. Nadie entraba directamente de jefe y el que llegaba arriba tenia conocimientos profundos de todos los sectores del correo, lo que era muy importante”. Puede interesarte Su etapa como cartero la ejerció en Islas del Ibicuy, donde estrechó relación con los vecinos del lugar. De hecho, entre risas recordó una linda anécdota de esos tiempos: “Había una señora que se llamaba Ricarda y era analfabeta. Entonces, cuando recibía cartas del hijo me decía que se las leyera. Incluso, alguna vez me hizo escribir a mí la respuesta. No digo que era usual, pero algunas veces ocurrían estas situaciones”. Humberto contó que la forma de anunciar la llegada de las cartas a los hogares era al grito de “¡Cartero!”, porque la mayoría de las casas no tenía timbre. Los carteros no sólo debían garantizar la entrega de la correspondencia, sino cuidarse de que quienes la recibieran no fueran los perros: “Recuerdo que una vez en Ibicuy me intentó morder uno. Por suerte, la botamanga era más ancha y no alcanzó a agarrarme la pierna”, rememoró. Cuando se hizo cargo del Correo Gualeguaychú, Brumatti señaló que había 10 repartos divididos en 14 carteros. “Antes el pueblo terminaba en los bulevares. De hecho, había un empleado que vivía del otro lado de Bv.Daneri y no pagaba impuestos porque estaba fuera del ejido. Durante mi gestión extendí la distribución hasta Arroyo del Cura porque la ciudad comenzaba a crecer. Había mucha correspondencia, la época de oro del Correo se extendió hasta los 70. Ya en los 90 empezaron los faxes, que reemplazaron un poco las cartas, y cuando me jubilé era un servicio que venía en declive, por el avance de la tecnología”, relató. Muchos años antes de su retiro, Humberto conoció a dos carteros históricos “un tal Montero y un tal Gómez, que ya estaba jubilado. Ellos me comentaron que habían ingresado en 1917 y que algunos carteros hacían la distribución a caballo”. Sin embargo, el medio de transporte por excelencia de los carteros en el siglo XX, era la bicicleta. Según detalló Brumetti, las bicicletas eran personales y el correo pagaba una subvención para su mantenimiento. Recién en 1980, recibieron dos “bicicletas oficiales”, que se les entregó a dos carteros. Puede interesarte Sobre el uniforme que llevaban, Humberto los describió con detalles: “Todos recibían dos mudas, una para el otoño-invierno, y otro para la primavera-verano. En invierno era de color negro, con la camisa y la corbata color caqui. Y en verano, todo el uniforme era marrón claro, chaquetilla, pantalón, camisa, corbata y gorra”. Era frecuente que las docentes llevaran al Correo a sus alumnos para enseñarles cómo enviar una carta. Como parte de esta actividad, los niños escribían en clase alguna carta para sus padres, que luego enviaban el día de la visita. “Tenía cierto encanto, sobre todo la correspondencia entre los enamorados, las cartas donde se expresaban los afectos eran cartas esperadas, ahora es todo al instante y expeditivo. La importancia que tuvieron las cartas es que permitieron conocer bastante la historia, y ahora se está perdiendo, porque sólo se habla por llamada o audio de WhatsApp. La historia oficial siempre queda registrada, pero lo que se está perdiendo es la historia chica”, reflexionó Brumatti. Puede interesarte Sin embargo, reconoció que el avance de la tecnología permitió otro tipo de comunicaciones que permite acortar distancias. “Durante la pandemia hacía videoconferencia con mis hijos, uno vive en Canadá y el otro, en ese momento, estaba en Italia. Así que fue una gran herramienta”. Hasta 1991 en la ciudad había 20 buzones que luego se retiraron, y sólo quedó uno por solicitud de Humberto en la esquina de 25 de Mayo y Rocamora, como recuerdo de un sistema de comunicación que supo ser fundamental para la ciudad. De las cartas a las encomiendas Horacio Vieyra es Supervisor operativo del Centro de Distribución del Correo Gualeguaychú. Al igual que Humberto, sus inicios fueron como cartero, en su caso le tocó hacer el reparto por la zona de Pueblo Nuevo, Villa María y calle España al sur. Luego fue ocupando otros cargos dentro de la entidad. En la actualidad, contó que en la ciudad hay 9 carteros que tienen como responsabilidad 12 repartos. “A pesar de que cambiaron las costumbres, que avanzó la tecnología y que las personas ya no mandan muchas cartas, se trabaja mucho con Mercado Libre, tenemos 300 encomiendas diarias por compras e-commerce. Además, siguen viniendo impuestos y resúmenes de tarjeta que se entregan. Lo que sí ocurrió es que se achicó la flota, por jubilaciones y por retiros voluntarios, pero la cantidad de repartos es la misma”. También, desde la sucursal se distribuyen por día entre 30 y 40 encomiendas a Villa Paranacito y Ceibas. El plantel cuenta con 7 con bicicletas, dos de ellas eléctricas, y 2 motos que van a lugares más alejados. Los carteros sólo entregan paquetes que son más chicos de que una caja de zapatos, los que superan este tamaño, son transportados en camionetas, que son tercerizadas. Historia del Correo de Gualeguaychú por Humberto Brumatti La Administración de Correos de Gualeguaychú se instaló el 21 de mayo de 1801 y dependía de Montevideo. En el mismo acto, se creó la posta local, nombrándose Maestro de Postas a Antonio Gómez, y postillones a sus hijos Juan y Pedro Gómez. La correspondencia era transportada por chasques a caballo en la carrera de postas, también creada en 1801, que partía de Colonia, llegaba a Paysandú, luego cruzaba a territorio entrerriano, pasando por Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y finalizaba en Gualeguay. Desde Colonia se efectuaba el intercambio con Buenos Aires y Montevideo. En los años siguientes, las cartas eran enviadas por las carreras de postas que llegaban a Paraná y Concepción del Uruguay pero, para mayor celeridad, también se aprovecharon los veleros que surcaban el río Uruguay e ingresaban a nuestro puerto, la mayoría con destino a Buenos Aires. En estos casos, se confiaban al patrón de la embarcación o a un pasajero, quienes en el puerto de destino estaban obligados a entregarlas al Capitán de Puerto, que las transfería al Correo, encargado de su transporte y distribución. Cuando Giuseppe Garibaldi asaltó Gualeguaychú en 1845, la administración compartida de Rentas y Correos no escapó al saqueo, siendo robado todo el dinero que guardaba. Reemplazando a los chasques, en 1860, fueron establecidos dos servicios de diligencias que partían de Gualeguaychú: uno con destino a Concepción del Uruguay, y otro a cargo de las Mensajerías de La Unión, que nos vinculó con Gualeguay, Victoria y Nogoyá, donde combinaba con otra diligencia que llegaba a Paraná. Todas cumplían sus recorridos en penosas jornadas por huellas polvorientas en verano e intransitables por lluvias en invierno, con peligrosos cruces de arroyos sin puentes. Mediante contratos, siempre transportaron correspondencia. En 1872, Gualeguaychú fue integrado al más moderno sistema de comunicación de la época: el Telégrafo, que primero trabajó en forma separada, y en 1888 fue unido al Correo bajo un mismo techo, pasando a denominarse Correos y Telégrafos. Entre 1888 y 1932 administrativamente dependía del Distrito que tuvo cabecera en Concepción del Uruguay, y después de Paraná. Correos y Telégrafos fue una de las primeras instituciones oficiales de Argentina donde las mujeres ingresaron a la actividad laboral, cuando la mayoría de sus quehaceres estaban limitados al ámbito del hogar. En 1885, podíamos encontrar desempeñándose como auxiliares a Luisa Gros de Vicat en el Correo, y a Maximiliana Brian de La Rosa en Telégrafos. Las comunicaciones terrestres cambiaron mucho en 1890, cuando Gualeguaychú quedó unida por ferrocarril al resto de la provincia, proporcionando notable calidad y celeridad al transporte de pasajeros, correspondencia y cargas. Es importante mencionar que durante los primeros años, no se enviaban demasiadas cartas porque un gran porcentaje de la población era analfabeta. Sin embargo, la situación mejoró en la ciudad con la llegada de inmigrantes, sobre todo franceses, que sí sabían leer y escribir, y mandaban cartas a sus familiares en el exterior.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por