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  • Cómo la dermatitis atópica impacta en el descanso y el bienestar, según expertos

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 14/09/2025 16:37

    La dermatitis atópica afecta entre el 5 y el 9,7 por ciento de los niños en Argentina y al 3 por ciento de los adultos según la Guía 2024 (Freepik) De acuerdo con la Cleveland Clinic, la dermatitis atópica es una condición crónica que se manifiesta con signos como sequedad, picazón y lesiones cutáneas. Si bien no representa un riesgo grave para la salud, puede alterar el bienestar general y la calidad de vida. En ese sentido, en Argentina, una encuesta arrojó resultados que llamaron la atención de los especialistas: tres de cada diez pacientes aseguraron que al menos una vez por mes pasan la noche entera sin poder dormir por culpa de la picazón. El resto reconoció un impacto incluso mayor en su descanso. Tres de cada diez pacientes con dermatitis atópica en Argentina pasan una noche al mes sin dormir por la intensidad de la picazón (Pixabay) La encuesta de la consultora IPSOS se realizó entre marzo y abril de 2024 y contempló dos fases: una cuantitativa, con 130 casos entre adultos y cuidadores de menores, y una cualitativa, con 25 entrevistas en profundidad a pacientes, médicos y representantes del sistema de salud. El objetivo fue visibilizar una realidad que muchas veces se esconde detrás de las lesiones en la piel. Más de la mitad de los adultos entrevistados dijo atravesar cambios de humor y frustración de manera frecuente, mientras que casi la mitad señaló cansancio extremo. La vergüenza y la soledad también fueron mencionadas como consecuencias habituales. En niños y adolescentes la tendencia fue similar, lo que demuestra que la enfermedad no distingue edades para condicionar la vida diaria. La doctora Valeria Angles, jefa de la sección de dermatología infantojuvenil del Hospital Italiano de Buenos Aires, lo explicó a Infobae con claridad. “Debemos darle al aspecto emocional el lugar que se merece en el marco del tratamiento, porque es una enfermedad que puede afectar directamente el desarrollo de la autoestima y cómo nos vinculamos con los demás. Por eso es importante acompañar al paciente en forma integral, que pueda recibir apoyo psicológico y la contención que necesite. La DA no controlada genera un enorme desgaste en quienes la padecen y en su entorno familiar”, dijo. Sus palabras subrayan la necesidad de un abordaje que supere la mera atención de la piel y contemple también la salud mental. El 55 por ciento de los adultos con dermatitis atópica reportó cambios de humor frecuentes y un 52 por ciento expresó frustración constante (NIH) La Guía Argentina de Práctica Clínica 2024 ubicó a la dermatitis atópica como una de las patologías dermatológicas más comunes en el país: afecta entre el 5 y el 9,7% de los niños y alrededor del 3% de los adultos. Los especialistas creen que el aumento en el diagnóstico de los últimos años sugiere una prevalencia mayor. Si bien la mayoría de los pacientes transita formas leves, entre el 30% y el 40% enfrenta cuadros moderados o severos que requieren un manejo más complejo y tratamientos de tipo sistémico. Una enfermedad visible e invisible Según la Cleveland Clinic, la dermatitis atópica surge por una alteración en la función de la barrera cutánea y del sistema inmunológico. Esta disfunción se asocia a menudo a una variante genética que limita la capacidad de la piel para formar una protección efectiva frente a alérgenos e irritantes. Como resultado, se produce inflamación, picazón y deterioro progresivo de la superficie cutánea. Diversos factores pueden favorecer la aparición o el empeoramiento de los síntomas, entre ellos alérgenos o irritantes, fluctuaciones hormonales —como las que tienen lugar durante el embarazo—, infecciones, situaciones de estrés y cambios bruscos de temperatura. El contacto con un agente que desencadena la reacción recibe el nombre de dermatitis de contacto. Entre los desencadenantes más comunes se encuentran determinados alimentos (como maní, huevos, soja, trigo o mariscos), productos con fragancias, plantas, productos de limpieza y detergentes. En ocasiones, identificar el factor responsable del agravamiento de los síntomas resulta complejo, por lo que la orientación profesional puede ser necesaria para ajustar el manejo de la condición. (IMagen Ilustrativa Infobae) El impacto no se limita a lo que se ve en la piel. El rascado compulsivo provocado por la picazón genera irritación y nuevas lesiones, lo que multiplica el malestar físico y emocional. La vida social también se altera: quienes la padecen a menudo pueden enfrentar estigmatización, miradas incómodas o comentarios desafortunados. Ese componente social contribuye a la vergüenza y a la sensación de aislamiento, factores que empeoran el cuadro general. El diagnóstico suele presentar dificultades. Según la encuesta, el 40% de los pacientes se encontró con que sus síntomas fueron minimizados en etapas tempranas, un 20% se automedicó y otro 20% debió recorrer varios consultorios antes de obtener la atención adecuada. Esta demora retrasa el inicio de terapias efectivas y empeora la calidad de vida. Para la doctora Angles, “el diagnóstico precoz permite evitar complicaciones, mejorar la calidad de vida y orientar hacia la terapia adecuada. Existen herramientas para controlar adecuadamente la enfermedad, inclusive para los casos severos, por lo que es clave que los pacientes no se automediquen y consulten con especialistas tempranamente”. La dermatitis atópica no es contagiosa ni es una alergia sino una condición inflamatoria e inmunológica compleja que altera múltiples planos (Freepik) El tratamiento depende de la severidad del cuadro. En formas leves, la clave está en el cuidado cotidiano: baños cortos con agua tibia, jabones de pH balanceado, hidratación diaria con emolientes, uñas cortas, ropa de algodón sin etiquetas ni costuras que irriten, evitar perfumes, suavizantes y maquillaje agresivo, y prevenir la sobrecalefacción en los ambientes. Estas medidas ayudan a proteger la barrera cutánea y a prevenir brotes. En casos más severos, se suman corticoides tópicos, compresas húmedas y antihistamínicos de primera generación en pacientes con insomnio, aunque estos últimos no reducen la picazón porque la dermatitis atópica no es una alergia. Para quienes no logran controlar la enfermedad con estos recursos, los especialistas recurren a tratamientos sistémicos y a terapias biológicas que cambiaron el panorama terapéutico en los últimos años. Las terapias biológicas mostraron resultados alentadores, con una reducción clara de los síntomas en comparación con los tratamientos convencionales. Según el relevamiento, los pacientes tratados con medicamentos tradicionales reportaron un promedio de 3,7 síntomas activos, mientras que los que recibieron biológicos redujeron esa cifra a 2,7. El diagnóstico suele demorarse por la automedicación la minimización de síntomas y el peregrinaje entre diferentes consultorios médicos (NIH) Sin embargo, el acceso a estas opciones es limitado: solo el 38% de los adultos y el 28% de los menores que cumplían con la indicación precisa pudieron obtenerlos. El estudio de IPSOS también reveló que los pacientes con cuadros severos suelen combinar hasta cinco tratamientos distintos para manejar su enfermedad, mientras que los menores utilizan alrededor de cuatro. En casos moderados, el promedio desciende a cuatro en adultos y a 2,8 en niños. Ese esfuerzo terapéutico constante refleja la complejidad de la patología y la necesidad de un enfoque multidisciplinario y personalizado. No existe un único camino, sino estrategias adaptadas a cada paciente, que incluyen a profesionales de más de un rubro. Las medidas preventivas son fundamentales para reducir los brotes. Mantener la piel siempre hidratada, incluso cuando no hay lesiones visibles, ayuda a reforzar la barrera cutánea. Evitar productos agresivos como jabones fuertes, detergentes o cosméticos con fragancias intensas también resulta clave. El estrés es otro factor a tener en cuenta, ya que puede desencadenar crisis. Controlar los niveles de ansiedad, identificar los desencadenantes individuales —como cambios bruscos de temperatura, ciertos alimentos o alérgenos ambientales— y reducir la exposición a ellos contribuye a mantener a raya la enfermedad. Los pacientes con cuadros severos suelen combinar hasta cinco tratamientos distintos lo que refleja la complejidad de esta enfermedad La doctora Angles lo resumió en una frase contundente: “La dermatitis atópica es mucho más que un problema de piel. Es una condición inflamatoria e inmunológica compleja que afecta la vida en múltiples planos. Necesitamos más conciencia, un abordaje integral y mejor acceso a la salud, ya que los tratamientos que el paciente necesita, algo tan básico como los emolientes, no tienen cobertura por las aseguradoras de salud”. Sus palabras condensan el desafío que enfrentan pacientes y especialistas: avanzar en la concientización social, superar la estigmatización y garantizar que cada persona reciba el tratamiento adecuado. El Día Mundial de la Dermatitis Atópica, que se conmemora cada 14 de septiembre, se transformó en una oportunidad para recordar que la enfermedad no se limita a las lesiones en la piel. Afecta la vida familiar, el rendimiento escolar, la productividad laboral y la salud emocional.

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