Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Un límite a la lógica del fanatismo

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 14/09/2025 00:10

    “Los gobernadores no nos llamamos para un ATN, no estamos conformando esto para recibir aportes del tesoro nacional o una obra pública, estamos para una idea de país, un compromiso hacia adelante con los argentinos” Gobernador Gustavo Valdés NTMAP (no todo marcha de acuerdo al plan), es el nuevo acrónimo al que son tan afectos los libertarios. El fracaso saca al fanático de su zona de confort, lo desconcierta, lo vuelve vulnerable. Y su respuesta, es, simplemente, seguir en su lógica de insistir con su propia estrategia. Lo tremendo para el poder no es perder una elección. Está dentro de los cálculos en una democracia. Lo casi irremediable es no saber identificar las causas de la derrota, o, lo que es peor, conocerlas e insistir en ellas empecinadamente. La reacción de un fanático ante un veredicto negativo de las urnas, es la frustración primero, la negación después, el enroscarse con los propios luego, para finalmente seguir con su propio librito, el mismo que nos trajo hasta acá. “Perder una elección de medio término, para un gobierno, está dentro de los cálculos del sistema democrático. La cuestión problemática es no saber cómo recuperarse del tropezón”. Reaccionar en concordancia con el mensaje de las urnas, en esa lógica dogmática del libertario, es mostrar debilidad y reconocerse falibles. Inadmisible para los que se consideran dueños de la verdad. Un importante asesor de la Casa Rosada, consultado por La Nación, expresó sobre el presidente Milei: “Prefiere perder una elección antes de soltar las banderas. Muere con las botas puestas”. Allá por 1921, el editor del periódico Manchester Guardian, C.P.Scott, acuño una frase que se volvió una sentencia moral para el ejercicio del periodismo responsable e independiente: “los hechos son sagrados, las opiniones libres”. Hay un hecho incontrastable: Milei perdió las elecciones de la Provincia de Buenos Aires, comicios que él mismo se encargó de nacionalizar. Y, más que por los méritos del contrario, perdió por sus propios desaciertos. “Casi sin renovación de su elenco ministerial y de algunas políticas públicas, la formación de comisiones con los mismos de siempre parece una pobre respuesta a lo que la situación amerita” En mi columna del domingo, anticipando la importancia del acto electoral bonaerense, titulé: “El gobierno nacional, acosado, necesita no perder”. Fue una derrota casi por paliza. ¿Qué debe hacer un gobierno que se encuentra en la mitad de su mandato ante la derrota electoral? Parece simple y es simple: modificar sus políticas en las áreas erróneas y oxigenar su elenco gubernamental. No significa ello, de ningún modo, abandonar sus ideas centrales. Pero la simpleza para recalibrar la gestión, supone dos condiciones: tener las nociones necesarias para cambiar y la voluntad política para hacerlo. Y aquí es dónde recurrimos a otro apotegma bastante repetido, atribuido erróneamente a Einstein: “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. En el búnker de la derrota, Milei fue confuso y hasta contradictorio. Pero en un posteo de días pasados, reafirmó su rumbo: “No nos moveremos ni un milímetro del programa económico”. Necesitado, como está, de una oxigenación en su gestión, Milei debe refrescar su gabinete con cambios importantes, incorporando tres o cuatro figuras interesantes con vuelo propio, que aporten volumen a sus políticas. Pues no, los fusibles ministeriales no funcionan y Milei absorbe todas la carga negativa de la derrota. Una cosa es tropezarse y otra no saber levantarse para sortear las dificultades. La permanencia de los mismos actores impide la incorporación de nuevas ideas y soluciones, lo que limita el crecimiento y la adaptación a nuevas circunstancias. No siguió el camino normal que aconseja la democracia en todo tiempo y lugar: si se pierde es que no se ha hecho bien la tarea o no lo suficientemente bien. No cambiar es seguir con la impronta del fracaso. Cómo si ratificar su gabinete no fuera más de lo mismo, volvió a la estrategia de formar comisiones que, en sí, no son nada nuevo ni tampoco significan soluciones a corto plazo. Volvemos a los dichos que nos grafican la situación. Recurrimos al general de la amplia sonrisa: “si quieres que algo no funcione, crea una comisión”. El proverbio atribuido a Perón, indica que crear una comisión es una típica gambeta política para eludir un asunto espinoso, mientras se lo confina al letargo de una comisión inoperante. El presidente, por toda respuesta, no formó una sino dos comisiones: una primera, interna, denominada ampulosamente como la “mesa política nacional”, con los mismos de siempre: Karina Milei, Guillermo Francos, Patricia Bullrich, Santiago Caputo, Martín Menem y el propio Milei, que la presidirá. ¿Es posible que con esos nombres, los mismos que demostraron un amateurismo político apabullante y están severamente cuestionados en el imaginario público, crea que va a cambiar el rumbo descendente de su gobierno? La otra comisión es la de los gobernadores, denominada “mesa de diálogo federal”, presidida por el Jefe de Gabinete, a estas alturas el ambulanciero mileísta. ¿Creerá que los mandatarios provinciales son tan improvisados para confiar nuevamente en comisiones que nada resuelven y que terminan en la muerte por inanición? Los lectores recordarán el Pacto de Mayo, que se firmó en Julio de 2024, en la sala de sesiones del Congreso de Tucumán de 1816. Allí se suscribió un pomposo acuerdo entre el presidente y los gobernadores, formando precisamente una mesa de diálogo, que terminó en la nada misma. Milei es un “vetador serial”. Lo hizo en todos los casos, incluyendo educación, salud, discapacidad y, ahora, ATN, ley propuesta por los gobernadores, para que dichos fondos sean distribuidos por ley y no por el capricho y la discrecionalidad política del Poder Ejecutivo. “Los dogmatismos son más propios de fanáticos que de gobernantes con clara visión del escenario. Milei está en la encrucijada entre la continuidad de su declive o un nuevo comienzo” El presidente quiere dividir para reinar. Hizo reunir a su Ministro de Economía con tres gobernadores “amigos”, y así pretende convocarlos de a grupos. La estrategia es clara, la de siempre. Ofrecer dinero y alguna obra, a cambio del apoyo. Después no cumplir o cumplir a medias. En Río Cuarto, varios mandatarios provinciales dijeron que no se van a reunir para el toma y daca y la foto, intentan un proyecto político de largo plazo, con base en el federalismo. El gobernador de Salta, uno de los que más aportaron para la gobernabilidad, dijo enojado: “No me voy a sentar en una mesa a hablar con los mismos de siempre, con los que no cumplieron su palabra, con los que nos traicionaron”. Las respuestas del gobierno a la derrota electoral son tan básicas e inoperantes que nos hace repensar la calidad del equipo de gobierno de Milei, un conjunto de improvisados a los que se les quemaron los libros y vuelven a ensayar las mismas medidas, ya fracasadas. La reacción gubernamental tiene gusto a poco. Pero en política todo es posible, aunque sea poco probable que el 26 de octubre el chancho vuele.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por