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» El litoral Corrientes
Fecha: 12/09/2025 04:24
Tener un Mercedes Benz de espíritu deportivo está más cerca de lo que un usuario promedio imagina desde que fue presentado el CLA de segunda generación, un auto que mejora sustancialmente la estética de su antecesor y se ubica a la altura de sus hermanos mayores de la clase C por una razón comprobable a simple vista: no parece un tracción delantera. La estética del nuevo CLA (en realidad no tan nuevo, porque fue presentado en Europa en 2019) supera holgadamente la de su antecesor. Luce más proporcionado gracias a que las ruedas delanteras no están más cerca de las puertas que del paragolpes, lo que redunda en un equilibrio sustancial para los admiradores de la solidez que inspira la estrella de las tres puntas. La versión que ingresó al país (fabricada en Hungría) no es la más potente, pero proporciona prestaciones sobresalientes para un motor 1.3 turboalimentado que eroga 163 caballos sumamente elásticos. Tanto que el pie derecho del conductor encuentra reacciones interesantes aún cuando se circula con marchas altas y revoluciones bajas. La sensación es que hay “con qué” debajo del capot, lo que es atribuible a un gran trabajo de ingeniería que extrae lo mejor de un propulsor de origen Renault. Como el Clase B que se comercializa en la Argentina, este CLA incorpora el motor desarrollado por la marca francesa pero con adaptaciones para los estándares Mercedes Benz, producto de una alianza con Nissan y Renault que en su momento estuvo a punto de producir (desde Córdoba) la pick up Clase X, un proyecto frustrado por los vaivenes económicos. Pero volvamos al CLA, que es sin dudas una buena noticia tanto para los usuarios de la marca que están buscando subir escalones como para aquellos enamorados de Mercedes que, por mero prejuicio, terminan comprando un Volkswagen Vento, un Honda Civic o un Toyota Corolla, tres berlinas con las que el protagonista de este informe viene a dar batalla de igual a igual. El acto de presentación regional del modelo (junto con las nuevas furgonetas Vito) se llevó a cabo en la concesionaria Basyluk de Resistencia, hasta donde fuimos para tomar contacto con un auto que, en vivo, es motivo de sorpresa por el hecho de que supera la expectativa que uno puede hacerse a partir de las fotos. En comparación con la anterior versión, este CLA es imponente gracias a sus casi 4.70 metros de longitud y a una trocha de auto grande, que orilla los dos metros de ancho. El modelo adopta una silueta símil coupé, con cuatro puertas, cristales sin marcos y una caída posterior fastback que invita a fantasear con algo más que el uso utilitario familiar. De hecho, así fue cuando pudimos salir a la ruta. Hicimos unos pocos kilómetros por ruta nacional 11 y autovía Nicolás Avellaneda, pero suficientes para saborear una aceleración decente que se conjuga con una tenida netamente Mercedes, con insonorización excelente y sin vibraciones ni escarceos al circular sobre una carpeta asfáltica con irregularidades varias. La transmisión automática con levas al volante y tres programas de configuración permite, como se dice en la jerga fierrera, “tirar cambios” sin que la electrónica obstruya la diversión gracias a que la caja de doble embrague, de alguna manera, asimila la actitud del conductor desde el momento en que se ejerce presión sobre el pedal derecho. Si el chofer es de pisada suave, las marchas irán engranando antes de las 2.500 revoluciones, pero si se le da un pisotón, el motor se envueltará hasta las 5.000 RPM para meter los cambios en modo “allegro vivace”. A la hora de doblar, si bien no hubo tiempo para demasiadas maniobras, pasa lo que les pasa a todos los tracción delantera cuando, al frenar para doblar, se percibe una tendencia a la subvirancia que obliga a tomar el volante con firmeza. En modo “manual”, las levas permiten escalonar las marchas con la dinámica necesaria para que, a la salida de la curva, el motor no pierda nervio y se pueda conservar el ritmo. Sólo hay que apretar el acelerador y rápidamente estaremos por encima de los 100 kilómetros en la hora, que es donde este CLA se siente realmente a gusto. Del equipamiento no hay nada para criticar. Si bien es la versión “entry level”, llamada Progressive, tiene todo para pasarla bien a bordo, con reglajes electrónicos de asientos delanteros, memorias, climatizador automático, buen sistema de audio, conectividad intuitiva y butacas (de excelente sujeción) tapizadas en cuero ecológico de agradable calidad. Terminaciones metalizadas en aluminio y tablero con superficie acolchada de costuras a la vista certifican el ADN Mercedes. Ni que hablar del consumo. El Mercedes CLA porta un tanque de 52 litros que sirven para acercarse a los 1.000 kilómetros sin repostar gracias a un sistema de control crucero adaptativo que mantiene el motor en el orden de las 2.200 revoluciones con la séptima engranada, lo que arroja un consumo de aproximadamente 5 litros de nafta por cada 100 kilómetros, según el vacuómetro digital que aparece (cuando se acciona el botón del volante multifunción) en las pantallas del tablero, completamente led. La casa alemana con más historia en la Argentina ha desplegado buenos intentos para acercarse al nicho de productos generalistas sin perder prestigio de alta gama. En cierto modo lo consiguió con el juvenil Clase A y el funcional Clase B, pero en ambos casos con limitaciones. El A, de espacio. Y el B, de charme. La solución fue conjugar ambas personalidades en un Clase C de precio contenido como es el CLA, cuya relación precio-producto es -a no dudarlo- la gran virtud para ganar competitividad en el difícil segmento de los sedanes. Un sedán que enriquece la oferta del segmento La llegada de la segunda generación del Mercedes Benz CLA (lamentablemente tardía porque en Europa está saliendo la tercera) implica el desembarco de un gran protagonista de un segmento que, aunque retraído durante los últimos años, conserva una respetable nómina de potenciales compradores, ya que para muchos el ideal de automóvil familiar polivalente sigue siendo el cuatro puertas con baúl de dimensiones generosas en configuración tricuerpo. El usuario promedio de ese tipo de vehículos que todavía resiste la tentación de comprar un SUV citadino suele preguntarse por la falta de opciones a partir de la muerte del Focus, el Fluence y el Cruze, todos discontinuados por razones de mercado. Y la respuesta es que hay alternativas, pero con calidad y precios superiores a los de un crossover como Corolla Cross, Nivus o Duster. En el peldaño de las berlinas de estética clásica siguen disponibles el incombustible Toyota Corolla, su rival nipón Honda Civic y el cada vez más lujoso Volkswagen Vento. Todos ellos con motorizaciones de dos litros o híbridas, bien equipados y por ende más potentes que el Mercedes Benz CLA, pero con una desventaja intrínseca: ninguno goza del prestigio que proporciona como plus la marca alemana de Stuttgart. Decir Mercedes Benz es decir calidad, seguridad, confiabilidad, elegancia, distinción y lujo. Son atributos que no cualquier auto tiene y que no están lejos de las posibilidades económicas del comprador de Civic o Vento. De hecho, el precio de lista de un CLA en la actualidad supera por poco los 60.000 dólares, 5.000 más que un Civic Advanced híbrido y 14.000 más que un Vento TSI 2.0. Como se ve, no está tan lejos. Es más caro, cierto, pero es un Mercedes.
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