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  • Hallaron pistas de supuesta vida antigua en Marte: cómo volverán las muestras a la Tierra

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 11/09/2025 16:25

    El anuncio de que una roca recolectada por el rover Perseverance de la NASA, podría contener pruebas de vida microbiana pasada en Marte generó un intenso debate científico y político. El hallazgo, publicado en la revista Nature tras superar un estricto proceso de revisión por pares, no es aún definitivo. Los especialistas coinciden en que solo un análisis en laboratorios terrestres permitirá confirmar si esa evidencia corresponde a restos biológicos o a procesos geológicos. Mientras tanto, el descubrimiento representa la señal más prometedora obtenida hasta el momento en la búsqueda de indicios de vida más allá de la Tierra. La muestra, bautizada como Cañón Zafiro, fue extraída en 2024 de una roca rojiza con “manchas de leopardo” localizada en el cráter Jezero, un antiguo lecho fluvial que hace miles de millones de años albergó agua líquida. Perseverance, equipado con cámaras de alta resolución y el sensor WATSON en su brazo robótico, detectó formaciones milimétricas en la roca que llamaron de inmediato la atención del equipo científico. Joel Hurowitz, investigador de la Universidad de Stony Brook, y Katie Stack Morgan, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, describieron el hallazgo en una conferencia de prensa como la evidencia más sólida obtenida hasta ahora de que Marte pudo haber sido habitable. Puede interesarte El entusiasmo, sin embargo, llegó acompañado de cautela. Los revisores del artículo no hallaron objeciones capaces de invalidar la hipótesis biológica, pero tampoco descartaron explicaciones abióticas, como reacciones químicas sin intervención de organismos vivos. Morgan lo resumió con una frase que refleja el espíritu prudente de la comunidad científica: “Las afirmaciones astrobiológicas, en particular las relacionadas con el posible descubrimiento de vida extraterrestre en el pasado, requieren evidencia extraordinaria”. Esa evidencia solo puede obtenerse si las muestras recolectadas por Perseverance regresan a la Tierra, un desafío que trasciende lo científico y se adentra en lo político y económico. El retorno de muestras marcianas se convirtió en uno de los proyectos más ambiciosos y complejos de la historia de la exploración espacial. Su futuro, no obstante, se encuentra en una encrucijada marcada por el costo, la tecnología disponible y las prioridades de cada administración estadounidense. El programa Mars Sample Return (MSR), diseñado en conjunto por la NASA y la Agencia Espacial Europea, enfrentó críticas luego de que una junta independiente estimara que el costo podría alcanzar los 11.000 millones de dólares y que las primeras muestras llegarían recién en 2040. Ese retraso, según expresó el ex administrador de la NASA Bill Nelson, era “simplemente inaceptable”. La magnitud del presupuesto y la demora prevista terminaron por desalentar la continuidad del plan original, lo que abrió la puerta a nuevas propuestas. El dilema del retorno de muestras Hoy la NASA evalúa dos alternativas para simplificar y abaratar la misión, con la mira puesta en la década de 2030. La primera se apoya en la tecnología probada de la grúa aérea, el sistema utilizado con éxito para descender tanto a Curiosity en 2012 como a Perseverance en 2021. Este mecanismo combina un escudo térmico, paracaídas y retrocohetes para frenar la nave antes de que un cable resistente baje el vehículo hasta la superficie. La segunda alternativa explora el aporte del sector privado, con la posibilidad de que compañías como SpaceX o Blue Origin desarrollen plataformas capaces de llevar un módulo de carga pesada hasta Marte. Ambos enfoques apuntan a resolver uno de los grandes problemas de la exploración marciana: su atmósfera. El aire es lo bastante denso para quemar cualquier nave que ingrese sin protección, pero al mismo tiempo demasiado tenue como para frenar con paracaídas. Esa combinación obliga a desplegar estrategias complejas de descenso, que incluyen escudos, cohetes y sistemas mecánicos de precisión. Las nuevas arquitecturas planteadas por la NASA y sus socios buscan reducir costos y tiempos. En lugar de un enorme Vehículo de Ascenso a Marte, se propone una versión más pequeña y eficiente. Además, la energía de las plataformas ya no dependería exclusivamente de paneles solares, vulnerables a las tormentas de polvo, sino de sistemas más robustos capaces de garantizar electricidad y calor en condiciones extremas. Puede interesarte Según la experta de la NASA Nicky Fox, estas modificaciones permitirían traer las muestras entre 2035 y 2039 con un presupuesto de entre 5.500 y 7.700 millones de dólares, cifras muy inferiores a las del plan original. Durante una conferencia de prensa reciente, Fox enfatizó la relevancia de la misión: “Queremos traerlas de vuelta lo antes posible para estudiarlas en instalaciones de vanguardia. El Retorno de Muestras de Marte permitirá a los científicos comprender la historia geológica del planeta y la evolución del clima en este árido planeta donde pudo haber existido vida en el pasado, y arrojará luz sobre el sistema solar primitivo antes del inicio de la vida en la Tierra. Esto también nos preparará para enviar con seguridad a los primeros exploradores humanos a Marte”. Las muestras recolectadas por Perseverance contienen fragmentos de rocas sedimentarias formadas en ambientes que alguna vez tuvieron agua. Allí podrían haberse conservado huellas químicas o estructurales de organismos microscópicos, en caso de que hubieran existido. Para los investigadores, traer ese material es la única manera de avanzar de las sospechas a las pruebas. La posibilidad de confirmar vida pasada en Marte no solo transformaría la astrobiología, sino que también tendría un impacto filosófico y cultural profundo en la humanidad. El debate, sin embargo, no se limita a lo científico. La decisión de la administración Trump de cancelar la versión original del programa MSR dejó un vacío que la NASA intenta llenar con estas alternativas. Sean Duffy, administrador interino de la agencia, buscó transmitir continuidad a pesar de los cambios: “Nos preocupamos por los recursos, nos preocupamos por el tiempo disponible, creemos que hay una mejor manera de hacerlo, una forma más rápida de recuperar estas muestras. Ese es el análisis que hemos realizado... y creemos que podemos. El presidente Trump no dijo: ‘Oye, desviémonos, olvidémonos de Marte’. Seguimos con nuestra exploración. Y, por cierto, hemos sido muy claros con este presidente: no solo queremos traer muestras de Marte. Queremos enviar nuestros recursos a la Luna y a Marte, y ese es el trabajo que estamos haciendo”. El trasfondo político explica por qué la NASA aún no tomó una decisión definitiva. En 2026 la agencia elegirá entre las dos opciones en competencia. Hasta entonces, equipos en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena probarán la viabilidad técnica de cada propuesta. El objetivo es asegurar que el primer viaje de ida y vuelta a Marte sea factible, seguro y económicamente sostenible. Puede interesarte Más allá de la disputa presupuestaria, los científicos coinciden en que la misión MSR marcará un antes y un después. Traer a la Tierra rocas de un planeta habitable nunca antes visitado por humanos permitirá aplicar técnicas imposibles de desplegar en un rover, desde análisis isotópicos de alta precisión hasta estudios de estructuras microscópicas con instrumentos que pesan toneladas. Esa diferencia es la que define si la hipótesis de vida microbiana en Marte se mantiene como una sospecha o se convierte en una certeza. La magnitud de lo que está en juego queda reflejada en las palabras de Bill Nelson: “Estas muestras tienen el potencial de cambiar nuestra comprensión de Marte, nuestro universo y, en última instancia, de nosotros mismos”. La afirmación resume la relevancia de una misión que, aunque enfrenta obstáculos económicos y políticos, representa la mejor oportunidad en la historia de la exploración espacial para responder a una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo? Fuente: Infobae

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