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  • Sobre relojes a cuerda: tiempo, mitos y dichos populares

    » El Ciudadano

    Fecha: 10/09/2025 15:50

    Carlos Ducler es un experto en relojería monumental, la de los grandes aparatos que, en general coronan edificios o dan identidad a espacios públicos. Nació en Rosario en 1971 y a sus tempranos 12 años se inició en el oficio de mantener y reparar engranajes, cuerdas y agujas. Tuvo como maestro a alguien bien cercano: su padre. Luego se perfeccionó junto a con Adolfo Van de Casteele de Rosario y Alberto Selvaggi de Buenos Aires. Hoy se dedica a la docencia en San Esteban, Córdoba. Y sabe qué hay de verdad, de mentira o de dudas sobre todo lo que se dice de esos antiguos aparatos para medir el paso del tiempo. Reloj Plaza San Martín- Fotos : Juan José García Alrededor de la relojería pululan mitos y falsedades. Ducler repasó algunos para El Ciudadano. “He escuchado todo tipo de comentarios curiosos y simpáticos a lo largo de mi carrera en el tiempo que me dediqué a la relojería”, anticipó sobre una larga lista. Relojes quietos que se desgastan Uno de los mitos más extendidos es que los relojes mecánicos que no se ponen en marcha se conservan mejor. La realidad es la contraria: el lubricante se seca, las piezas se oxidan y el deterioro avanza más rápido. Estar detenidos no les hace bien. Un poco de maña, no pilas En tiempos dominados por la electrónica, más de uno se sorprende al descubrir que su reloj mecánico “no funciona”. El problema no es técnico: simplemente no saben que hay que darle cuerda. No lleva pilas ni baterías, sino un resorte en espiral que debe tensarse periódicamente para alimentar todo el mecanismo. Peor aún es cuando alguien intenta lubricar un reloj con aceite de cocina. “Lo único que logran es acelerar el desgaste de cada pieza, aunque digan que con eso ‘anda perfecto’”, explica Ducler. Creencias curiosas El relojero también se topó con explicaciones insólitas. “Una vez, mientras reparaba un reloj en Cañada Rosquín, un vecino me aseguró que jamás volvería a funcionar porque la torre estaba inclinada”, recuerda entre risas. Nada que ver, por supuesto. Pero no fue el único en sostener esa teoría. El enigma del IIII Otro detalle llamativo: “¿Alguna vez notaste que en los relojes el número 4 en romanos aparece como IIII y no como IV?”, pregunta Ducler. La explicación se remonta al siglo XVII. El rey Luis XIV de Francia mandó construir un reloj para el Palais de la Cité. Al presentarle la obra, el relojero escribió el número cuatro como IV, pero el monarca lo corrigió: quería IIII. El artesano señaló el error, pero recibió la tajante respuesta: “El Rey nunca se equivoca”. Desde entonces, esa grafía se replicó en la relojería. Una leyenda incluso asegura que Luis XIV mandó ejecutar al relojero por contradecirlo. Mito o no, lo cierto es que el IIII quedó grabado para siempre en las esferas que marcan las horas. ¿El tiempo no vuelve? En los relojes muy antiguos, no se pueden mover las agujas en sentido contrario porque se podía romper algún mecanismo cuando las agujas pasaran cerca de la ubicación de las 6 o las 12 horas. Reloj Facultad Abogacía- Fotos: Juan José García Sedujo la idea de que era una especie de metáfora que indicaba la imposibilidad de volver el tiempo atrás, hace tiempo interpelada por teorías que impugnan la famosa “flecha del tiempo”. Sin embargo, aquella maniobra prohibida estaba fundada en diseños de los engranajes y otros mecanismos que cambiaron a partir del siglo XX. Y eso no significa, tampoco, que se pueda retroceder en la sucesión de los hechos.

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