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Parana » Informe Digital
Fecha: 10/09/2025 14:14
EL CALAFATE, Santa Cruz.— La imagen de una oveja desangrándose, la de un guanaco que escapa desgarrado y la de vacas con las patas mordidas son solo algunas de las impactantes fotografías que se han viralizado a través de las redes sociales, sorprendiendo a muchos, excepto a los fueguinos. Su autor, Emiliano Arona, biólogo y fotógrafo, ha encontrado en las redes un canal eficaz para abordar un problema que afecta a Tierra del Fuego desde hace al menos tres décadas. Aproximadamente el 70% del área destinada a la producción en la isla ahora tiene la presencia de estos animales. Muchos establecimientos ovinos han abandonado la actividad para dedicarse a la ganadería vacuna, y se estima que el 55% de los productores han hecho este cambio. En los últimos cinco años, el avistamiento de perros asilvestrados ha aumentado un 1000% en el corazón de la isla, según las cámaras de monitoreo. Las publicaciones de fotos y videos de Arona en sus redes sociales, que acumulan miles de visualizaciones en la cuenta @emiaronaph, son solo una muestra de un trabajo de investigación que lleva adelante desde 2018 como estudiante, y desde 2021 como becario doctoral del Conicet en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vida Silvestre del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic-Conicet), en Ushuaia. Jauria de perros asilvestrados.mp4 Las manadas de miles de perros asilvestrados que proliferan en el ecotono —zona de transición ecológica entre el bosque subantártico y la estepa fueguina— han transformado incluso el tipo de producción en los campos. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado Arona en su investigación doctoral, dirigida por Adrián Schiavini, pionero en el estudio de este fenómeno en la isla y el primero en entrevistar a productores para indagar cómo la producción ovina ha cambiado debido a la amenaza que representan los perros asilvestrados. “El área afectada por la presencia de perros asilvestrados en la superficie de Tierra del Fuego destinada a producción animal ha ido aumentando de manera sostenida, pasando de un 2,5% en 1990 a un 69,3% en 2012-2013”, detalla el biólogo a LA NACION. El área afectada por la presencia de perros asilvestrados en la superficie de Tierra del Fuego destinada a producción animal ha ido aumentando de manera sostenida, de un 2,5% en 1990 a un 69,3% en 2012-2013. Imagen de la tesis doctoral de Emiliano Arona, bajo la dirección de Adrián Schiavini, de Cadic-Conicet Según un artículo publicado en la revista de divulgación científica La Lupa, en el que Arona figura como uno de los autores junto a Sebastián Cabeza y Paula Rodríguez, los perros asilvestrados “recorren decenas de kilómetros en grupos numerosos, causando un daño desordenado y excesivo a muchos animales, sin un objetivo directo de obtener alimento. Finalmente, se alimentan como carroñeros oportunistas sobre guanacos o ganado muerto que no ha sido retirado del campo, e incluso sobre animales fallecidos al borde de la ruta.” En Tierra del Fuego, a diferencia de la Patagonia continental, los perros han logrado establecerse en zonas rurales y naturales, reproduciéndose con éxito. El artículo señala que “la presión sobre la ganadería ovina ha sido tan fuerte que en muchas áreas del ecotono se ha abandonado esta actividad, siendo reemplazada por la ganadería bovina”. Este cambio productivo responde a la vulnerabilidad de las ovejas frente a los ataques de jaurías y a la percepción de que el ganado bovino no sería atacado debido a su mayor tamaño. Cría de guanaco atacada por perros asilvestrados. Imágenes de la tesis doctoral de Emiliano AronaCámaras trampa “A lo largo de los 24 años que abarcan desde 1990 hasta 2014, el área de afectación ha aumentado hasta prácticamente cubrir la mayor parte del ecotono y el sur de la estepa fueguina. El impacto del perro asilvestrado ha llevado a la mayor parte de los establecimientos del ecotono a reconvertir su actividad ganadera de ovinos a bovinos, siendo esta reconversión más intensiva entre 2006 y 2015”, explica Arona. Ataque Perros En Tierra Del Fuego Las primeras cámaras trampa se instalaron en 2018 en la estancia Guazú Cué, propiedad de la familia Cabeza, ubicada en el centro de la isla. Allí se realizaron monitoreos para comprender el fenómeno que surgió con el crecimiento exponencial de las tres localidades de la isla: Ushuaia, Río Grande y Tolhuin. Con el tiempo, el fenómeno de los perros asilvestrados también se replicó en el lado chileno de la isla. El biólogo Emiliano Arona en sus salidas de campo en Tierra del Fuego A partir de la beca doctoral de Arona, en 2021 se amplió el espacio de estudio desde el campo Guazú Cué, abarcando cinco estancias distribuidas en 40.000 hectáreas, donde se instalaron 50 cámaras trampa en postes de alambrado y lugares de tránsito habitual, precisamente donde ocurren las persecuciones de los perros asilvestrados a la fauna salvaje y al ganado. “Durante estos siete años de trabajo se han identificado más de 200 perros adultos asilvestrados, además de cachorros que no se contabilizan en el estudio debido a la dificultad de reconocerlos al crecer”, indica el biólogo. Sostiene que aún no pueden estimar el número total de perros asilvestrados en toda el área norte de la isla, pero sí pueden asegurar que desde 2021 hasta hoy el crecimiento en el área de estudio ha sido del 1000%. Este gráfico muestra el número de avistamientos de perros asilvestrados con cámaras trampa, desde 2018 hasta 2023. Se observa un aumento de once veces en cinco años, lo que representa un incremento del 1000% en el número de avistamientos. Gráfico de la tesis doctoral de Emiliano Arona “En las entrevistas realizadas a los productores por Schiavini y la Asociación Rural de Tierra del Fuego se revela que los productores podrían volver a criar ovejas si no existiera la presencia de los perros asilvestrados. Aquí, la disminución de la producción está ligada a los perros, lo que constituye un punto importante a destacar”, explica el biólogo. En Tierra del Fuego, el perro asilvestrado se encuentra en la cima de la pirámide como predador. Al no haber pumas, ha desplazado a otros predadores como el zorro colorado —cuya especie está en peligro y se presume que fue desplazada por la presencia de los perros— y el zorro gris. Los guanacos y los cauquenes que anidan en el suelo también son objeto de ataques por parte de estas jaurías, que ya cuentan con generaciones de perros nacidos y criados lejos del contacto humano. “Es un problema que ha ido en aumento desde hace mucho tiempo, y era un tema bastante desconocido. Faltaba mucha información: se sabía que había perros atacando ovejas y que los productores enfrentaban problemas, pero no se conocía más: dónde se encontraban, cuántos eran, cuál era su dinámica, si estaban generando otros impactos… Eso me generó curiosidad y me llevó a iniciar este trabajo”, comenta. En 2017, en Tierra del Fuego se aprobó la ley 1146, que declaró al perro asilvestrado o cimarrón como una especie exótica e invasora. A partir de este marco, se creó el Comité de Seguimiento del Plan de Control de Poblaciones de Perros, compuesto por funcionarios de áreas específicas, científicos y productores. A lo largo de los 24 años que abarcan desde 1990 hasta 2014, el área de afectación ha ido incrementándose hasta abarcar prácticamente la mayor parte del ecotono y el sur de la estepa fueguina “Entre 2014 y 2024, la expansión territorial de los perros no avanzó sobre la estepa, y los establecimientos de esa zona continúan produciendo ovinos. Sin embargo, el retiro de las ovejas del ecotono no ha logrado disminuir la población de perros. Por el contrario, las mediciones realizadas mediante cámaras trampa entre 2018 y 2023 indican un fuerte aumento de la población canina en el bosque. Esto sugiere que el bosque de ñire es un ambiente fundamental para sustentar a las poblaciones de perros”, señala el artículo. Desde una perspectiva biológica, el texto científico menciona que “el perro ha sido un comensal del humano desde hace más de 15 mil años”, y que su domesticidad depende de un vínculo temprano con las personas. En ausencia de este vínculo, “se convierte en un animal asilvestrado o cimarrón”, adoptando comportamientos característicos de predadores oportunistas. Ternero atacado por perros asilvestrados en Tierra del FuegoSebastian Cabeza El comportamiento de los perros asilvestrados se caracteriza por la persecución de animales sin consumo posterior, alimentándose como carroñeros y desplazándose grandes distancias, lo que dificulta su control. No obstante, los perros no llegaron solos al ecotono ni a las áreas protegidas: su origen se encuentra en las tres ciudades de la isla. Un relevamiento finalizado este año por Arona y Schiavini, con la colaboración de los tres municipios y el gobierno provincial, registró al menos 25.500 perros sin supervisión en Ushuaia, Río Grande y Tolhuin, conocidos como perros sueltos o callejeros. En Ushuaia se estima que hay 8484 perros no supervisados, con una densidad de 24,5 perros por kilómetro. En Tolhuin, la cantidad estimada asciende a 2888 perros, con una densidad de 18,2 por kilómetro. En Río Grande, se contabilizan 14.361 perros no supervisados, con una densidad de 29,5 por kilómetro. Guanaco herido por ataque de perros.MOV En términos generales, el estudio demostró que la cantidad de perros no supervisados en las tres ciudades analizadas varía significativamente según la ubicación y las condiciones locales. En conclusión, este relevamiento representa un esfuerzo coordinado y técnicamente riguroso para comprender y gestionar mejor la problemática de los perros de vida libre en Tierra del Fuego. En la Patagonia continental, las pérdidas de animales causadas por perros sueltos son comunes en áreas periurbanas, como ocurrió este año en una estancia situada a 30 km de Río Gallegos. En este contexto, los perros suelen seguir un patrón de movimiento entre zonas urbanas y rurales. Sin embargo, en Tierra del Fuego la situación es distinta. Aquí, el perro ha ido más allá de los espacios periurbanos, estableciéndose y reproduciéndose con éxito en áreas rurales y naturales. Un depredador de gran tamaño, numeroso e inexperto. Un combo letal para la naturaleza y la producción en la región fueguina.
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