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Parana » Inventario22
Fecha: 10/09/2025 13:43
En Argentina mueren 40.000 personas al año por el tabaquismo Dejar de fumar disminuye el riesgo de muchas enfermedades Fecha/Hora: 10/09/2025 07:43 Cód. 108373 Tiempo de lectura: 3.17 minutos. El tabaquismo es una enfermedad crónica causada por la adicción a la nicotina y la exposición permanente a más de 7.000 sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas y cancerígenas. No se trata solo de un hábito social o de una costumbre arraigada, sino de una de las principales amenazas para la salud pública a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco constituye la primera causa de muerte evitable en los países desarrollados y la principal responsable de años de vida perdidos y/o vividos con discapacidad. En Argentina, la magnitud del problema también es alarmante: se estima que cada año mueren alrededor de 40.000 personas a causa del tabaquismo, lo que representa más de cien muertes por día vinculadas a esta adicción. La nicotina es la sustancia encargada de provocar dependencia física, ya que actúa sobre el sistema nervioso central y genera cambios en los receptores cerebrales que hacen difícil interrumpir su consumo. Sin embargo, no es la única responsable del daño: cada cigarrillo contiene una mezcla de químicos peligrosos, entre ellos el benceno, el monóxido de carbono, metales pesados, plaguicidas y hasta compuestos radiactivos. Todos ellos contribuyen al deterioro progresivo del organismo. La buena noticia es que el cuerpo comienza a repararse apenas se interrumpe el consumo. En cuestión de horas, los niveles de monóxido de carbono en sangre disminuyen y la oxigenación mejora. A los pocos días, se recupera parte de la capacidad pulmonar, la circulación sanguínea se vuelve más eficiente y síntomas frecuentes como la tos persistente o la dificultad para respirar tienden a reducirse. Con el paso de los meses, los beneficios se amplifican: el riesgo de enfermedades cardíacas baja de manera significativa y la expectativa de vida se prolonga. El consumo de tabaco genera tres formas de dependencia que se retroalimentan entre sí: Física: provocada por la nicotina y responsable del síndrome de abstinencia, caracterizado por irritabilidad, ansiedad, insomnio y deseo compulsivo de fumar. Psicológica: el acto de fumar se asocia a situaciones cotidianas como el café, el descanso laboral o la reunión con amistades, lo que dificulta romper con esa relación. Social: pese a las campañas y restricciones, en muchos entornos fumar sigue siendo percibido como un hábito compartido, lo que refuerza la continuidad del consumo. Los riesgos son múltiples y bien documentados. Fumar multiplica entre cinco y diez veces las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón, pero también está estrechamente vinculado con los de boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñón y vejiga. Incluso puede favorecer la aparición de leucemias mieloides agudas. Además, el tabaquismo no sólo afecta a quienes consumen directamente, sino también a quienes se exponen al humo ajeno. En el caso de los niños, el tabaquismo pasivo incrementa los riesgos de otitis, asma y otras enfermedades respiratorias, comprometiendo su desarrollo desde edades tempranas. Otros impactos menos difundidos pero igualmente graves incluyen el aumento de la probabilidad de sufrir impotencia, infertilidad, partos prematuros y abortos espontáneos, lo que evidencia que el tabaco atraviesa distintas esferas de la salud. Consciente de este escenario, la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) lanzó una nueva edición del programa “Chau Pucho”, un espacio destinado a acompañar a quienes deciden abandonar el cigarrillo. El abordaje es integral y combina herramientas médicas, psicológicas y sociales para enfrentar una adicción que no suele resolverse con la sola fuerza de voluntad. El desafío es enorme, pero la evidencia muestra que dejar de fumar siempre vale la pena: a cualquier edad y en cualquier momento de la vida, los beneficios se traducen en más años, mejor respiración y una reducción significativa del riesgo de enfermedades graves. Programas como “Chau Pucho” ofrecen un camino concreto para quienes deciden dar el paso y comenzar una vida sin humo.
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