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  • Módolo: "El deterioro económico superó a cualquier otra expectativa"

    » La Capital

    Fecha: 09/09/2025 21:08

    El economista Cristián Módolo atribuyó la derrota electoral del gobierno al efecto “devastador” de su plan económico, que “dejó muchos heridos por todos lados”. Las opciones de salida y el papel de los gobernadores “El deterioro económico superó a cualquier otra expectativa”, señaló el economista Cristian Módolo para explicar la tremenda derrota electoral del gobierno de Javier Milei en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Punto culminante de una serie de traspiés en el ámbito de la economía, financiera y la política, el mapa electoral de la provincia de Buenos Aires muestra el impacto negativo que la política económica tuvo en los distintos distritos. “Los torniquetes y la sequía de pesos en la calle, la inflación contenida pero no desaparecida y la actividad económica estancada son elementos determinantes” , dijo el ex secretario de Finanzas de la Nación, para quien la herramienta que se adoptó para bajar la inflación fue “devastadora” y “dejó un número enorme de heridos y en todos lados”. Por eso, “la micro pasó factura”. La derrota electoral profundizó el desbarajuste financiero y hoy el gobierno se debate entre dos opciones para aguantar la presión cambiaria: reponer el cepo dejar flotar el dólar aunque se dispare. “Hoy es imposible que las reservas soporten una presión con la cantidad de pesos que están dando vueltas”, advirtió. —Es un hito más en un camino de pérdidas sucesivas que viene recorriendo en los últimos meses. Viene perdiendo en los mercados, cuando en las licitaciones de Lefi y de Lecap veía los bancos se retiraban de las ofertas y pretendían una tasa mayor. Hubo derrotas en el Poder Legislativo, donde la oposición iba imponiendo una agenda de cambios. Y también fue perdiendo en las elecciones de distintos distritos. La economía y la sociedad fue planteando un hartazgo que el domingo se expresó claro y contundente en el principal distrito del país. La situación de deterioro económico superó a cualquier otra expectativa. Los torniquetes y la sequía de pesos en la calle, la inflación contenida pero no desaparecida y la actividad económica estancada son elementos determinantes. Viendo el mapa electoral de la provincia de Buenos Aires, en los distritos urbanos en los que más impactó este combo de la política económica, sea los industriales, los de servicio e incluso los más ligados a la actividad agropecuaria, hubo más rechazo a la propuesta del gobierno. —El gobierno apostó a la baja de la inflación como su argumento electoral. ¿Esa baja es tal o eso empezó a pesar más la caída de actividad y de empleo? —La baja de la inflación se impuso como una aspiración. Argentina tiene mucha historia inflacionaria y a veces cuesta entender por qué una comunidad como la nuestra se acostumbró a vivir con la inflación. Su sistema inmune va sabiendo cómo sobrevivir en condiciones adversas. Obviamente que en el último año del gobierno anterior la inflación tomó una dinámica que impactaba a todos los actores económicos pero el consumo no se paraba, la actividad económica no se paraba y la movilidad del dinero generaba una sensación de que todos estaban de alguna manera subidos al tren. El freno que se decidió usar, porque había otras herramientas, fue un parate en shock. Torniquete monetario, torniquete cambiario, shock cambiario, shock fiscal. Todo en grandes dosis. Las consecuencias fueron devastadoras en la actividad económica. Y la micro ahora pasó factura. La inflación se aplacó pero no desapareció y el número de heridos que dejó esta política son enormes y en todos lados. —La inestabilidad de los mercados financieros se profundizó. ¿Cuáles son los escenarios posibles para la política económica? —Las variables más importantes están todas en ebullición. Estamos con tasas de interés en el mercado de corto plazo del 75% anual, cuando la inflación supuestamente no va a llegar al 20% este año. Algo anda muy mal. Esto termina ajustando de alguna manera: o la tasa de interés se controla o la de inflación se vuela. Y si se vuela la inflación se acabó el plan. El dólar hoy te está presionando. Está todo despatarrado, el plan se desarmó. Venía con problemas y el gobierno, en lugar de reconfigurar, dijo que iba a profundizar. O sea, más torniquete, más sequía, menos actividad económica. Y por el lado del mercado cambiario, el gobierno tiene pocos dólares en relación a la cantidad de pesos que están dando vueltas y que se quieren dolarizar. No sé cuánta capacidad política puede tener el gobierno del presidente Milei de decir: "Me equivoqué, tengo que volver a poner el cepo". Hoy es imposible que las reservas soporten una presión con la cantidad de pesos que están dando vueltas. Tenemos encajes del 53%. Ni en el 2001, en pleno corralito, el Banco Central dispuso una medida tan restrictiva. Por lo tanto, hay medidas de extrema urgencia que deberían tomar y que aparentemente el presidente no quiere tomar. Esto es lo grave de cara a lo que viene del resto del año. modolo665.jpg El economista Cristian Módolo presentó una nueva edición de su informe sobre economía regional y nacional. —Algunos hablaban de la posibilidad que vos decías de dejar liberado completamente el dólar o de volver a instalar el cepo. ¿Qué margen tiene el gobierno? —Tenés dos brazos para moer: o los precios o las cantidades. Si querés controlar las cantidades, tenés que volver a poner el cepo. Si no, liberar el precio. Algo tenés que hacer. ¿Qué margen hay? una eternidad de siete semanas. Pensemos que todavía está la promesa de que el primero de enero se abre el cepo para las empresas, con lo cual hay un problema mayor adelante. Pero el “problema menor” es la dolarización de las personas físicas, que están creciendo a ritmo de u$s 5.000 millones mensuales, es algo imposible de satisfacer. Necesitás una solución rápida. A un ritmo de u$s 250 millones por día es imposible mantener las cantidades liberadas. Si lo cerrás, podés administrar la escasez hasta octubre y después ver qué hacés. Si dejás que el dólar busque el precio de equilibrio, teniendo aproximadamente el 50% de la masa monetaria en cuentas a la vista y en caja de ahorro, te exponés a un nivel de precio extraordinario. Creo que no es el camino que políticamente hoy te resista una campaña electoral, salvo que el gobierno decida que la campaña de octubre se transforme en una derrota y tome las decisiones que crea conveniente. Me inclino más por una suerte de restricción cuantitativa. —¿Una devaluación se trasladaría inevitablemente y rápidamente a los precios? —En julio hubo un cimbronazo importante y en general se dijo que no hubo el pass-through que se esperaba. Este efecto no se vio en los índices globales por la forma en que se mide la inflación pero al desagregar algunos componentes, como alimentos y bebidas, se vio que las variaciones del 0,5% mensual saltaron al 1,5%. Esta intensidad te muestra que hay pase a precios en algunos componentes. No ves un número de inflación grande o desbordado, sino más bien contenido, pero el pase a precios es inevitable y sucede. También tenés la contención de la demanda. Si los precios suben, más allá de la capacidad que hay de la gente de comprar, los precios tienen un techo. Pero el pase se da. Esto es una comprobación histórica, técnica y se da acá y en todas partes del mundo. —Milei convocó a lo que es una mesa política con los gobernadores. ¿Ves que de esa instancia pueda surgir un acuerdo en materia de política económica? —No creo que hoy una mesa política pueda cambiar el devenir del programa económico. Las provincias hoy están atravesadas por un estrangulamiento financiero, ya que la caída de la actividad las afecta. También a los municipios. Las recaudaciones de las provincias, la situación financiera, está generando mucho estrés. Hay un paquete de leyes como la distribución de los ATN, la distribución del impuesto a los combustibles, que las provincias están pidiendo que se les entreguen los fondos para poder fortalecerse. En una mesa de negociación, el gobierno nacional no está para pedir sino que tiene que entregar, y no creo que este gobierno entregue parte de los fondos porque no los tiene. Por lo tanto, es muy poco lo que puede ofrecer. Hoy el gobierno tiene que dar una señal con hechos más que con el discurso.

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