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» La Capital
Fecha: 09/09/2025 20:39
Una compañía teatral itinerante llega desde España a Buenos Aires en la época del Virreinato. Encabezada por el comediante Angulo el malo, buscan un lugar para representar su obra, pero encuentran que el único disponible está cooptado por el Virrey. Esta es la premisa de “La vis cómica”, la obra escrita y dirigida por Mauricio Kartun, que toma personajes de Cervantes para pensar desde el humor los vínculos entre el arte y el poder. La propuesta llega a la ciudad como parte del ciclo “En obra”, que lleva adelante el colectivo local de teatro independiente La Comedia de Hacer Arte. Con el objetivo de recaudar fondos para construir su propia sala en barrio Echesortu, desde marzo el grupo invita mensualmente a elencos y espectáculos de otros puntos del país a acercarse al público rosarino. Ya pasaron por la grilla “Domingo, teatro total”, “Cae la noche tropical”, “Discepolín, fanático arlequín”, “Consagrada” y “Molly Bloom”. Todo lo recaudado en estas visitas, incluyendo la de “La vis cómica”, será destinado a esta causa. Esta obra fue estrenada en el año 2019, en el Teatro General San Martín de la ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, se presenta de forma casi ininterrumpida en distintos espacios, ganó cuatro premios ACE (incluyendo Mejor Autor Argentino) y representó a la Argentina en festivales internacionales. El elenco está formado por Horacio Roca, Stella Galazzi, Luis Campos, y Eduardo Cutuli y quienes interpretan respectivamente a Angulo el malo, su mujer Doña Toña, el dramaturgo Isidoro y Berganza, su perro fiel. Kartun, uno de los dramaturgos más destacados del teatro argentino, retoma y combina personajes de la obra de Miguel de Cervantes para contar esta historia: la compañía teatral de Angulo viene del máximo clásico del español, “Don Quijote de la Mancha”, y el perro Berganza de la novela “El coloquio de los perros”. “La vis cómica”, a través de un juego metateatral y con mucho sentido del humor, aborda una tensión histórica y por lo mismo de contundente resonancia con el presente: aquella que existe entre el arte y el poder. Angulo y los suyos desembarcan en una Buenos Aires virreinal donde reina el contrabando. Buscan plazas para presentar su repertorio, pero se encuentran con que la plaza no es pública embarrada y contrabandista, buscando nuevas plazas para su repertorio. Pero no hay corral de comedias en la ciudad, la plaza no es pública y los únicos artistas habilitas son en realidad voceros del Virrey. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Comedia de Hacer Arte (@lacomediadehacerarte) >> Leer más: El actor Naum Krass celebra 91 años en el escenario con dos obras en cartel Antes de la llegada de la obra a la ciudad, Mauricio Kartun dialogó con La Capital, dio detalles de la gesta y el presente del proyecto, y habló de la - ¿Qué te parece que tiene “La vis cómica” que continúa convocando al público a lo largo de los años? Es uno de esos fenómenos curiosos que tiene el teatro a veces. A diferencia del cine, por ejemplo, donde es muy raro que alguien pudiese ver una película tres o cuatro veces en sala a lo largo de tres o cuatro años. No es que nosotros tengamos una gran nueva afluencia de público cada vez, sino que tenemos un público muy fiel que vuelve a verla y trae gente. Insisto, es un fenómeno muy propio del teatro y cada tanto tenés la fortuna de que te toque un proyecto así y lo disfrutamos. - ¿Cómo surgió este texto y esta idea particular de combinar personajes cervantinos? Como siempre, los orígenes creativos de las obras suelen ser medio bastardos. En este caso, definitivamente. Todo partió de una convocatoria que me hizo la Embajada de España para un aniversario de las novelas ejemplares de Cervantes. Me invitaron a escribir algo inspirado en alguna de ellas. La que elegí, que era “El coloquio de los perros”, ya la había elegido otro dramaturgo así que no la pude hacer. Pero como pasa siempre, cuando vos instalás en la cabeza un espacio de imaginación, no te abandona fácil. Gana territorio, te invade. La sensación fue que esta historia me fue invadiendo y cada vez que intentaba olvidarme de ella, me volvía a seducir con una imagen nueva. Un día me di cuenta que tenía que darle el espacio que reclamaba, así que me senté y la escribí. - Es la primera vez que vienen a Rosario. ¿Qué les pasa con el hecho de hacerlo en el marco de la campaña de La Comedia de Hacer Arte para construir su propia sala? Sí, por cierto, es la primera vez. Estuvimos a punto un par de veces y después, se nos pasaba la temporada, se nos venía encima el verano. Ahora, finalmente tuvimos la oportunidad de concretarlo. Lo que nos dio el empujón definitivo fue la sensación de participar de un proyecto energético. El trabajo de gira es un trabajo definitivamente forzado y se justifica cuando uno va a hacer varias funciones. Por una sola función, es un esfuerzo muy grande. Pero cuando a la posibilidad profesional se le suma como en este caso un sueño, una utopía, un proyecto, se gana una energía inefable. El elenco viaja con mucho compromiso con ese proyecto. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La Comedia de Hacer Arte (@lacomediadehacerarte) >> Leer más: Cristina Banegas llega a Rosario con su premiado unipersonal "Molly Bloom" El teatro como lenguaje del futuro - En un mundo cada vez más veloz y más mediado por la tecnología, el teatro no sólo resiste sino que se convierte en un lenguaje casi revolucionario. Es curioso, es paradójico, y sin embargo tiene una especie de lógica de una solidez más importante. El teatro, como suele decirse, dio la vuelta. Pasó del riesgo de lo anacrónico que tuvo en el último siglo sobre todo con la aparición de otros medios como el cine y su sucedáneo que es la televisión. Parecía estar amenazado y sin embargo dio la vuelta. Mostró que cualquier nuevo soporte, que cualquier nuevo sistema expresivo no hacía otra cosa que intentar reciclarlo y que caducaba muy rápidamente. Mientras tanto, el teatro en su simplicidad sigue siendo un espectáculo sorprendente: ir a ver, decimos nosotros, lo que puede un cuerpo. Ir a ver, durante una hora y media, esa capacidad insólita que tiene alguien que durante años desarrolló un oficio para concentrarlo y mostrarlo en esa obra. Saber que lo que vas a ver es una ceremonia que está representada para vos, y que cada vez que vayas será diferente. Eso permite que vos puedas volver a ver un espectáculo dos, tres o cuatro veces. El teatro con eso ganó su supervivencia. Mientras el ser humano sea capaz de asombrarse de lo que puede el cuerpo de otro ser humano, el teatro seguirá viviendo. Y cuanto más grande sea el fenómeno de lo conseguido por truca en cualquier sistema audiovisual, los que conocemos o los que vengan, lo que traiga la IA, mayor será la sorpresa por comparación de lo que puede un cuerpo solito en el espacio, atravesándolo, emocionado abajo de una luz. - En ese sentido, también es potente la voluntad de abrir nuevas salas de teatro. Apostar hoy a crear una sala teatral es apostar a un futuro sólido. Aquí en Buenos Aires, para darte un ejemplo resonante, Campanella, el director argentino que probablemente tenga la mayor posibilidad de filmar comercialmente porque es un tipo solicitado en todo el mundo, invirtió su guita en una sala teatral. Tiene una sala teatral en la Calle Corrientes en la que hace sus obras y sus proyectos. Quentin Tarantino en el último año ha declarado que su futuro está en el teatro, que ha encontrado que el único lenguaje realmente persistente y sólido en este momento es el del teatro y por eso está preparando un espectáculo teatral. Si buscás el último libro de Francis Ford Coppola, que se llama “El cine en vivo”, vas a encontrar que el está apostando a hacer cine a la manera del teatro. Es decir, todo coincide en lo mismo: el teatro es el lenguaje del futuro.
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