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Parana » Informe Digital
Fecha: 09/09/2025 20:27
En el partido bonaerense de Azul, la inseguridad se ha convertido en una preocupación constante para los productores. El último incidente se registró en el establecimiento Los Cerritos, donde dos vaquillonas Polled Hereford fueron carneadas en plena noche. Sus restos —solamente las cabezas y vísceras— quedaron abandonados en el campo, mientras que la carne fue transportada en vehículos. “En la noche del jueves pasado sufrimos una nueva carneada de dos vaquillonas seleccionadas para ser inseminadas este mes. El año anterior ya habíamos enfrentado un hecho similar. Lamentablemente, esto se ha repetido en múltiples ocasiones y la preocupación crece cada vez más”, relató a LA NACION el productor Gustavo Pouyanne, propietario del establecimiento donde cría Hereford y Angus. Como describió, los delincuentes operan con un modus operandi bien conocido: “Siempre envían a personas a pie desde una camioneta, con una carabina calibre 22 matan a los animales. Luego, disponen de más gente para preparar, despostar y cortar, dejando en el campo solamente las cabezas y vísceras, mientras que se llevan la carne”. La logística incluso se adapta a las condiciones climáticas y a los caminos rurales: “Eligen lotes que quedan sobre la ruta para evitar encajarse en los caminos de tierra”, La logística también se ajusta a las condiciones climáticas y de los caminos rurales. “Eligen lotes que quedan sobre la ruta para no quedar atascados en los caminos de tierra, que están muy complicados por las lluvias. Generalmente actúan de noche y nosotros nos encontramos con la novedad al día siguiente”, añadió Pouyanne. El campo está ubicado sobre la ruta 226, Km 227. Un caso de abigeato en el partido bonaerense de Azul Según indicó, la Patrulla Rural de Azul, que investiga el caso, ha detectado indicios que vinculan este hecho con otros previos denunciados. “Según ellos, por la manera de operar, es la misma gente. Dejan papeles de alfajores y otras señales recurrentes. Dicen que ya tienen a los sospechosos en la mira”, explicó el productor. Sin embargo, Pouyanne expresó su descontento con los resultados: “He transmitido mi preocupación a la Sociedad Rural de Azul, a la Sociedad Rural Argentina (SRA) y a Carbap. No vemos mejoras concretas. La sensación es de bronca e impotencia, de sentirnos desprotegidos por lo que nos sucede y por la impunidad que impera en estos hechos”. En una carta dirigida a entidades rurales, el productor manifestó su “total insatisfacción e indignación” y solicitó la intervención de las autoridades competentes para “erradicar estos delitos que afectan gravemente a los productores de la zona”. En esta carta, dirigida a dichas entidades rurales, el productor expresó su “total insatisfacción e indignación” y pidió la intervención de las autoridades competentes para “erradicar estos delitos que afectan gravemente a los productores de la zona”. En este contexto, el presidente de la Sociedad Rural de Azul, Gabriel Palmisano, reconoció la gravedad del problema y llamó a visibilizarlo. “Queremos que los productores comiencen a denunciar. Mantenemos buena relación con la policía rural, pero hay muchas carneadas clandestinas que no se notifican. Esto impide que estemos alertas”, indicó. La extensión del distrito complica aún más el control. “El partido abarca unas 650.000 hectáreas, con 2750 kilómetros de caminos rurales. Actualmente contamos con cuatro patrulleros operativos, dos móviles rotos y uno destinado al desguace. Imaginate lo que significa cubrir semejante superficie”, explicó Palmisano. En el establecimiento crian Angus y Hereford En este contexto, la entidad planteó solicitudes concretas. “Necesitamos al menos un par de móviles adicionales para la policía. También estamos impulsando un proyecto para instalar cámaras en cruces estratégicos de caminos rurales. Lo iniciamos hace seis meses, instalamos tres cámaras, pero luego algunos partidos políticos lo utilizaron para hacerse fotos y decidimos detenerlo. Vamos a retomar el proyecto después de octubre”, aseguró el dirigente. La intención es que esas cámaras, financiadas parcialmente por la Rural y los propios productores, funcionen como una herramienta de prevención y prueba judicial. “Queremos que sirvan para cuidar y también para constatar en caso de un futuro delito”, afirmó Palmisano. A la inseguridad se suma el mal estado de los caminos rurales, que dificulta el trabajo policial y afecta la vida cotidiana de la comunidad. “Hay campos anegados y cuatro escuelas rurales que aún no han comenzado las clases debido al estado de los caminos. En muchos lugares, directamente no puede entrar el patrullero”, subrayó Palmisano. Los productores resaltaron que la combinación de delitos reiterados, la falta de recursos para la prevención y el deterioro de la infraestructura rural conforman un panorama crítico. “El CPR (Comando de Patrulla Rural) hace lo que puede, pero, sin móviles en condiciones ni herramientas de trabajo, es imposible que vigilen de punta a punta”, resumió el dirigente. La preocupación trasciende lo individual y se torna comunitaria. Los productores insisten en la necesidad de trabajar de manera coordinada con las autoridades, pero también en asumir un mayor compromiso con las denuncias. “Sabemos que es engorroso hacer la denuncia, pero si no se denuncia, el delito no existe y el CPR no puede prevenir nada”, enfatizó Palmisano. Los productores del partido sienten que la inseguridad rural avanza más rápidamente que las respuestas oficiales. Y, aunque reconocen el esfuerzo de la Patrulla Rural, insisten en que, sin móviles, sin infraestructura y sin denuncias suficientes, los delincuentes continuarán operando con ventaja en los campos de Azul. LA NACION intentó comunicarse con la jefatura de la Patrulla Rural zonal, pero solo manifestaron que “se están investigando” los hechos ocurridos.
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