Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • ¿Qué une a China, India y Rusia?

    » Misionesparatodos

    Fecha: 09/09/2025 16:23

    La OSC, que nació en 2001 como un foro euroasiático de seguridad alternativo pero no como la OTAN, se erige ahora en una poderosa plataforma diplomática y económica de contrapeso al tormentoso liderazgo de EEUU, que alumbra un nuevo eje -China, India y Rusia- tendido entre rivalidades y conveniencias de momento. Tres grandes potencias mundiales, China, India y Rusia, estrecharon sus lazos como nunca antes en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OSC), de Tianjin, que reivindicó desde Eurasia el multilateralismo al que Estados Unidos de Donald J. Trump le da abiertamente la espalda. El presidente Xi Jinping recibió a una veintena de líderes euroasiáticos, incluidos el ruso Vladimir Putin y el indio Narendra Modi, en un notable despliegue de influencia diplomática, económica y militar que reunió a víctimas y rivales de la política exterior de la Administración Trump: 42% de la población y 23% del PIB del mundo. “La historia nos enseña que el multilateralismo, la solidaridad y la cooperación son la forma correcta de abordar los retos mundiales”, le dijo Xi a un invitado especial, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Con sus principios, la ONU sigue siendo “fuente de estabilidad y certeza”, dijo el presidente. A la cumbre, Xi le dijo que la OCS debe "promover la democratización de las relaciones internacionales y mejorar la representación de los países en desarrollo", cuando "la gobernanza global ha llegado a una nueva encrucijada". La cumbre adoptó 24 documentos en los que se establecen compromisos de cooperación, entre ellos la Declaración de Tianjin, que fija directrices para alcanzar objetivos comunes. Los Estados miembros adoptaron una estrategia de desarrollo para 2026-2035. La primera lectura de la OSC como un “eje euroasiático” de 20 países no occidentales -evocando aquel “Eje del Mal”- queda relativizada por diferencias persistentes entre China e India y la diversidad de intereses del resto, como Putin buscando legitimidad o Turquía manteniendo distancia prudente con Beijing. Sin dudas, la cruzada arancelaria de la Administración Trump le permite a Beijing recorrer el mundo en busca de aliados, como una ambulancia del multilateralismo, mientras fortalece su condición de potencia económica necesitada de mercados para vender y recursos para crecer, a cambio de inversiones e infraestructura financiadas con fondos chinos. Pero el intento de China de encabezar una renovada arquitectura multilateral tiene mucho camino por recorrer en el contexto de una “globalización partida” en la que ningún actor relevante del llamado “Sur Global” aceptará mansamente un liderazgo como el ejercido desde la posguerra hasta hace muy poco por EEUU. Así, Putin lo interpretó a su manera: “El atractivo de la OCS reside en sus principios simples, pero poderosos: un firme compromiso con su filosofía fundacional, apertura a la cooperación en igualdad de condiciones, no atacar a terceros y respeto por las características nacionales y la singularidad de cada nación”, dijo, y se despachó contra los modelos “eurocéntricos” y “euroatlánticos”, en alusión a la OTAN. La “novedad” de la Cumbre de Tianjin de la OSC es que todos sus miembros reafirmaron un compromiso con el multilateralismo y plantaron cara al EEUU de Trump más allá de los aranceles: es un alineamiento que involucra geopolítica y seguridad pero también energía y tecnología. Si bien parte de sus objetivos se solapan con los BRICS+, más institucionalizado y más globalizado bajo un claro liderazgo económico chino, la OCS permite a Beijing aspirar a ser un guardián de la seguridad de toda Eurasia. Mientras, necesita regular sus relaciones con el Putin en guerra, a la vez que distenderlas con la vecina India. La OSC “es una plataforma que tiene un poder de convocatoria creciente, lo que ayuda en la proyección narrativa", relativizó Manoj Kewalramani, Takshashila Institution en Bangalore. "La efectividad de la OCS para abordar problemas de seguridad sustanciales sigue siendo muy limitada", opinó, y su visión es “borrosa”. Ante la guerra de aranceles, no sólo Rusia, China, sino que todos los países se lanzan a construir o fortalecer instituciones alternativas y marcos regionales diseñados para reducir su dependencia de EEUU. “Para los inversores no es un debate académico. Es una reorganización fundamental de cómo se asigna el capital y cómo funcionan los mercados”, escribió Asian Times. La cumbre de la OSC sintetiza eso. Así, India y China siguen siendo competidores cautelosos, pero la lógica de la supervivencia económica los obliga a considerar la cooperación. Y Rusia, excluida de los mercados occidentales, está profundizando su dependencia de socios no occidentales. “Los países más chicos, desde Asia Central hasta Oriente Medio, se están alineando con la constelación que ofrece el acceso más fiable al comercio y al capital. Son cálculos pragmáticos, no elecciones ideológicas, que refuerzan la tendencia hacia una economía global más fragmentada pero más equilibrada”. Un foro crecido La OCS fue fundada en 2001 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Entonces, se trataba de combatir el terrorismo, el extremismo religioso, el separatismo, y promover la seguridad fronteriza en la región centroasiática, escenario de tensiones acentuadas desde los atentados de las Torres Gemelas. Con los años, se sumaron enconados rivales como India y Pakistán (2015), ambas potencias nucleares, pero también Belarús, estrecha aliada de Rusia en la guerra en Ucrania e Irán, en conflicto con EEUU e Israel. Sin embargo, no es una alianza militar como la OTAN, carece de cláusulas de defensa mutua: miembros del foro como Rusia o Irán fueron atacados pero el foro sólo pudo emitir pronunciamientos. La OSC funciona como un foro de seguridad y geopolítica euroasiática, con el liderazgo de las máximas potencias en ese terreno, China y Rusia, más otros India, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Belarús. En Tianjin, se sumaron 14 “socios de diálogo” como Turquía, Egipto, Myanmar o Armenia. Putin y el líder norcoreano, el comunista Kim Jong-un, fueron invitados estrella al posterior desfile militar en Beijing por el 80º aniversario de la rendición de Japón en la II Guerra Sino-Japonesa (1937-1945) y el final de la II Guerra Mundial, en una gran demostración del poderío chino durante su “Día de la V Victoria”. Ese desfile, como el anterior en Moscú por la victoria soviética sobre el régimen nazi, se inscribe en un esfuerzo conjunto por compensar la narrativa occidental de que sólo EEUU y algunas potencias europeas permitieron derrotar al fascismo del Siglo XX. China, en particular, enfatiza su rol y sus sacrificios en el teatro oriental. "Desgraciadamente, la debilidad de la Administración anterior acercó aún más a Rusia y China. Es una consecuencia terrible de la falta de liderazgo y de fuerza por parte de EEUU”, dijo el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y reveló que Trump ordenó al Pentágono "que esté preparado para reconstruir las Fuerzas Armadas de manera histórica, restaurar el espíritu guerrero y restablecer la disuasión". La danza del dragón y el elefante Cuando Modi aterrizó en Tianjin, habían pasado tres días desde que EEUU había impuesto a India un arancel de 50% sobre sus productos, en castigo por la compra de petróleo de Rusia, el otro gran protagonista de la Cumbre de la OSC. La sanción, en el marco de la “weaponization” de la política comercial ejercida por la Administración Trump por razones no económicas, echó a la quinta economía mundial -y su “autonomía estratégica”- en brazos de la segunda, China, también necesitada de fogonear la suya frente a las trabas de Washington. Beijing y Nueva Delhi llevaban semanas descongelando unas relaciones bilaterales dañadas por disputas fronterizas que en 2020 llegaron a enfrentamientos (por primera vez desde un conflicto anterior en 1962) con una veintena de muertos y la ocupación por China de unos 2 mil kilómetros cuadrados en el valle del Galwan. India se introduce como tercera pata relevante de la OCS, pero desde su clásica “autonomía estratégica”, que le evita apoyar a Rusia en Ucrania las reclamaciones de China sobre Taiwán y el Mar de China Meridional. China e India apoyan la incorporación de India como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero Nueva Delhi se negó a firmar una declaración conjunta de ministros de Defensa de la propia OCS en junio por su presunto sesgo pro Pakistán en el conflicto por Cachemira. India, además, es miembro del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad QUAD (EEUU, Australia y Japón). En su primera visita a China en siete años, Modi describió que unas relaciones entraron en “una senda positiva”, con la frontera “pacífica y estable”, y los vuelos directos entre los países limítrofes “a punto de reanudarse”. Xi dijo a Modi que China e India deberían ser "socios en lugar de rivales", y que deberían ofrecer "oportunidades para el desarrollo mutuo en lugar de amenazas". "Ser buenos vecinos y amigos, socios que logran el éxito mutuo y realizar la 'danza del dragón y el elefante' debería ser la elección correcta para China y la India". Este año, cuando India y Pakistán quedaron otra vez al borde de una guerra fronteriza por atentados terroristas en Jammu y Cachemira, China se declaró “amigo incondicional y socio estratégico de cooperación en todas las circunstancias” de Pakistán y lo apoyó “en la defensa de su soberanía y sus intereses de seguridad”. En el terreno económico, cuando EEUU y Europa deslocalizan sus suministros inmediatos fuera de China, es más rentable que las empresas chinas inviertan en India y luego exporten sus productos a esos mercados, en lugar de importar desde China, añadir un valor mínimo y luego reexportarlos. En 2024, con 118.000 millones de dólares en intercambios, China volvió a convertirse en el primer socio comercial de la India desplazando a EEUU. Y el déficit comercial de India con China se acentuó, de 46.000 millones en 2019-2020 a 85.000 millones en 2023-2024 y a 99.200 millones en 2024-2025. Las refinerías indias se han convertido en los principales compradores de crudo de Moscú desde que comenzó la guerra en Ucrania y tras las sanciones arancelarias de la Administración Trump el barril del tipo Urales se abarató aún más. "Lo que sucede en esta relación importa al resto del mundo", escribieron Chietigj Bajpaee y Yu Jie, de Chatham House. "India nunca iba a ser el baluarte contra China que Occidente (y EEUU en particular) pensó que era... La visita de Modi a China marca un posible punto de inflexión", aunque Nueva Delhi nunca abandone su “autonomía estratégica” del resto de las grandes potencias. Petróleo y algo más La visita de 1972 del presidente Richard Nixon a la China de Mao Tse Tung, enemiga desde la Guerra de Corea, fue vista entonces como un audaz intento de su diplomacia, bajo el liderazgo del secretario de Estado, Henry Kissinger, de aislar al gigante asiático comunista de la Unión Soviética que gobernaba Leonid Brezhnev. La ofensiva económica y tecnológica de EEUU sobre China, redoblada bajo la segunda Administración Trump, combinada con la guerra de Ucrania, provocaron el efecto exactamente inverso: un acercamiento casi íntimo de Beijing y Moscú, que se amasaba en los BRICS, y en el terreno energético en beneficio mutuo: uno necesita evitar bloqueos, el otro necesita asegurar suministros. En ese contexto se inscribe el acuerdo trilateral Rusia-China-Mongolia para iniciar el gasoducto de 6.700 kilómetros que llevará gas ruso a la economía china, según un contrato a 30 años que proveerá 50 mil millones de metros cúbicos al año. Pero si bien China y Rusia están alineadas, no son aliadas, y tienen intereses divergentes en tratar a Asia Central como su esfera de influencia. Los miembros de Asia Central de la OSC deben equilibrar sus relaciones con ambos países, al tiempo que se relacionan con actores extraterritoriales como la UE. Lim Chuan-Tiong, investigador del Instituto de Estudios Avanzados sobre Asia de la Universidad de Tokio, interpreta que esta nueva asociación "ilimitada" persistirá mientras el rival común, Washington, “no haya sido derrotado” y que tal cooperación pone de manifiesto “un orden global que existe más allá de Estados Unidos". Por otra parte, mientras Rusia reivindica su soberanía sobre la Ucrania oriental que invadió en 2022, China lo hace cada vez más asertivamente sobre Taiwán. Días después de la cumbre, el presidente Trump comentó sobre la cada vez más estrecha relación militar entre Rusia y China: "No estoy preocupado en absoluto. Tenemos el Ejército más fuerte del mundo. Nunca usarían sus Fuerzas Armadas contra nosotros", aventuró, en vísperas del desfile en Beijing que reunió por primera vez a los líderes de China, Rusia, Corea del Norte e Irán. El presupuesto de defensa de China fue de 247 mil millones de dólares en 2025. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) el gasto real el año anterior fue de 318 mil millones. "Cuanto más se prolongue la guerra en Ucrania, más necesitará Rusia la ayuda de China, ya sea económica o de otras formas", dijo Lim. "China también reconoce que es poco probable que las relaciones sino-estadounidenses vuelvan a su estado anterior a 2018 y, por lo tanto, no tiene más remedio que aceptar una estrecha alineación con Rusia".

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por