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Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 07/09/2025 07:14
Emmanuel de tres años padece granulomatosis crónica, una enfermedad poco frecuente y mortal que sólo puede curarse con un trasplante de médula. Su papá, Exequiel Peralta, relató a EL ARGENTINO la lucha cotidiana en el Hospital Garrahan, la esperanza del trasplante programado para octubre. Domingo, 7 de Septiembre de 2025, 6:09 Por Mónica Farabello Emmanuel cumplió tres años en julio pasado. Desde los ocho meses convive con un diagnóstico que cambió la vida de toda su familia: granulomatosis crónica, una enfermedad genética y mortal, cuya única cura es un trasplante de médula ósea con alguien compatible con él. Su papá, Exequiel Peralta, conversó con EL ARGENTINO y recordó con claridad los primeros síntomas: “Después de una vacuna se le hicieron como unos pelotones grandes en el cuerpo. Los médicos nos decían que era una picadura de araña. Estuvo internado en Gualeguaychú, luego en Paraná, pero no encontraban lo que tenía. Hasta que un médico nos recomendó llevarlo al Garrahan. Me dijo que era algo grave. En ese momento tuvimos que hacer una rifa para juntar el dinero y traerlo a Buenos Aires. Cuando llegamos, lo internaron y ahí nos dieron el diagnóstico”. La granulomatosis crónica es hereditaria. Emmanuel la recibió por línea materna. “Su mamá es portadora y no lo sabía. Tengo tres hijas, y una de ellas también es portadora”, explicó Exequiel y agregó: “En las mujeres no se manifiesta la enfermedad, sólo la manifiestan los hijos varones. Incluso Florencia (mi mujer), está embarazada de seis meses y espera una beba que también será portadora. Por eso tampoco sirvió para hacer el trasplante con el cordón umbilical”. Ante esto, Exequiel contó un detalle que es tan fuerte como emocionante: “A la hermanita que viene en camino, la buscamos con la ilusión que pueda ser donante de Emma, pero también tiene esta enfermedad, aunque al ser mujer no la va a desarrollar”. La fecha pactada para el trasplante será el próximo 1° de octubre. Ese día, Emmanuel recibirá una segunda oportunidad. “Gracias a Dios se consiguió un donante a través del INUCAI. Y como plan B, está una de nuestras hijas de nueve años, que resultó compatible en un 50% y afortunadamente no porta este virus. Ahora estamos esperando ese día con toda la fe”, asegura Exequiel. El Garrahan, un refugio en medio de la lucha Exequiel no duda en destacar el valor del hospital donde se encuentran internados: “El Garrahan es un mundo aparte. Acá llegan los peores casos de la Argentina. Uno viene destrozado, pero encuentra contención de los médicos, de las enfermeras, hasta de las chicas de limpieza. Todos te abrazan de alguna forma. Hay doctores que trabajan con un amor increíble, aunque estén mal pagos y cansados. Yo siento que Emanuel me trajo acá para que vea este lugar, para que entienda lo que significa”. Asimismo, opinó que resulta increíble que los médicos tengan que estar luchando por un salario digno, con la entrega y el enorme trabajo que realizan. La otra batalla: la económica Mientras esperan el trasplante, la familia enfrenta enormes dificultades para sostener la estadía en Buenos Aires. “Estamos súper complicados: esa es la triste realidad. El sueldo de mi mujer, que es empleada de la Municipalidad, lo usa mi mamá para mantener a mis tres nenas en Gualeguaychú. Acá nosotros nos sostenemos con rifas, la ayuda de gente solidaria y lo que podemos conseguir día a día. Es muy difícil. Para traer a las chicas unos días necesito 300 o 400 mil pesos. Entre pasajes, comida y alojamiento, el gasto mínimo es de 60 o 70 mil pesos por día. Es imposible”, explicó. Al momento, la familia no recibe ayuda económica concreta del municipio: “Lo único que nos dijeron fue que no despidieron a mi mujer. Pero no tenemos apoyo real. Con los pasajes también tuvimos problemas hasta que logramos que el Garrahan intervenga. Nos dieron mil vueltas para darnos los pasajes para viajar a Buenos Aires. Sentimos que estamos muy solos en esto”, lamentó. Para colaborar con Emmanuel y su familia podés donar a emmaperalta.flor “Lo único que necesito es poder darle de comer a mis hijas y que viajen cada 15 días a ver a su mamá y su papá, porque para ellas también es muy duro todo esto”, sostuvo Exequiel. Fe, resistencia y solidaridad En medio del dolor, Exequiel reconoce que hubo momentos en los que sintió que no podía más: “Me quedé sin fuerzas, entré en depresión. Hasta que empecé a ir a la iglesia y pude renovar energías. Es muy duro estar acá. La gente no imagina lo que se sufre. Por eso es importante que se conozca la historia de Emmanuel, como se conocieron otras. Porque a través de los medios quizás podamos lograr ayuda”. El papá pide a la comunidad acompañamiento: “Todo lo que puedan donar, cualquier colaboración, nos sirve. Cada peso ayuda a que Emanuel y la familia podamos seguir adelante hasta el trasplante. Necesitamos fuerza y apoyo para atravesar este camino”. La esperanza está puesta en la operación del 1° de octubre. Ese día puede marcar un antes y un después en la vida de Emanuel. “Estamos confiados en que va a salir bien. Emanuel quiere vivir, y nosotros vamos a estar al lado suyo siempre”, concluye Exequiel.
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