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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/09/2025 04:30
González Lesca destaca la libertad creativa y la construcción personal de su personaje “Las entrevistas están buenas, me divierten”, cuenta Alfonso González Lesca, protagonista de Adulto, con una sonrisa que mezcla la novedad de la experiencia y la tranquilidad de alguien que disfruta el momento. El film tiene una particularidad: el director es Mariano González, su padre. La película, estrenada el 4 de septiembre, marca así un hito familiar y generacional, donde la voz de Alfonso González Lesca se vuelve imprescindible para entender lo que implica “jugar a ser el adulto” ante las cámaras, con sus desafíos y alegrías. “No tenía problema en trabajar con mi viejo porque nos entendemos bastante bien y siempre hablamos de cosas de cine; sé más o menos lo que él quiere a veces”, agrega el novel actor sin rodeos, dejando en claro la naturalidad con la que aceptó el desafío de actuar bajo la dirección de su padre. Es en la espontaneidad de sus palabras donde aflora también cierta vulnerabilidad: “Hace un montón que no actuaba… dudaba de mí mismo, de si podía llegar a actuar o no, si tenía la capacidad”. González Lesca relata cómo enfrentó esos temores y cómo el reencuentro con el set de filmación le permitió recuperar la confianza: “Lo idealizaba de otra forma hasta que llegó el momento… después ya me acostumbré, se me fueron los nervios”. El director destaca la honestidad y la conexión con su hijo en el rodaje de "Adulto" “El personaje lo construí yo, no es que tenía una personalidad que había que seguir sí o sí”, confiesa sobre el proceso creativo y la libertad que le permitió su entorno. Así, desde las primeras impresiones y miedos hasta la familiaridad y la complicidad con su padre, el joven actor abre la puerta a una entrevista marcada por la honestidad, la introspección y una mirada fresca. —¿Cómo te sentís con tu papá, por qué aceptaste trabajar con él? —Él me lo dijo: ¿Te gustaría aparecer? Y lo pensé por un tiempo. Me lo dijo bastante antes de que empezara todo el proyecto. Y le dije que sí. No tenía problema trabajar con él porque nos entendemos bastante bien y siempre hablamos de cosas de cine. Entonces sé más o menos lo que él quiere a veces. No sentía que su opinión, o su mirada hacia mí, fuera algo que me molestara o que me presionara. —¿Y qué te daba dudas? —La última vez que actué en algo más grande fue cuando era muy chico, entonces no me acordaba. Dudaba de mí mismo, de si podía llegar a actuar o no, si tenía la capacidad. —¿En algún momento sentiste presión por ser hijo del director? —No, nunca fue él lo que me daba dudas. Al contrario, nos llevamos bien y me sentí cómodo. —¿Cómo fue compartir el proceso creativo y el día a día del rodaje? —Trabajando, y no tuvimos que hablar mucho o aclarar tanto. Nos entendimos bastante en todo. Alfonso González Lesca comparte su experiencia al protagonizar "Adulto" bajo la dirección de su padre —¿Y el proceso de volver a actuar? —Una cosa es actuar de chiquito, cuando todo es jugar y hacer de vos mismo y funciona, y otra cosa es hacerlo ahora. Lo idealizaba de otra forma hasta que llegó el momento y ahí ya me acostumbré, se me fueron los nervios. —¿Cómo se transmitió esa mirada hacia adentro, de poco hablar o de mucha intuición? —Sí, pocas palabras, En el momento se fue construyendo el personaje y él (mi papá) me decía algunas cosas y yo leía del guion y de ahí lo iba siguiendo. —¿Pudiste aportar tu mirada en el guión? —No, no, pero sí pude algunas veces, en alguna escena, hacer algo que quería hacer. O le planteaba una idea, como él es mi papá tengo un poco más de confianza para decirle algo, pero eran boludeces, no eran cosas muy grandes. —¿Cómo qué, por ejemplo? —Yo también soy medio perfeccionista en eso. Decía: “Para mí eso no lo diría, para mí eso no tendría que...” y se lo decía. Después él me decía: “Vos decilo y vemos cómo queda”. Pero eran muy pocas cosas en general. —¿Cómo te sentiste al ver la película y verte a vos mismo en la pantalla? —No sé si me gusta. Tampoco es que no me gustó. Estuvo bien, pero no es que disfruto al verme. Las películas que hago yo no las puedo terminar de analizar, nunca entro en la película porque estoy muy concentrado de que estoy ahí. —¿Hay algo divertido o especial cuando la filmabas, sobre las locaciones? —Filmamos en mi escuela, entonces cuando veía la película también me divertía eso, ver lugares donde estoy todo el tiempo ahí en la pantalla. Me he sentido un poco representado. "Adulto" explora el paso de la adolescencia a la adultez desde una perspectiva emocional y creativa —¿Cómo es la manera de trabajar de tu papá como director? —No hay como un guion exacto, o una estructura rígida. La película está toda cambiada de orden, cuenta lo mismo, pero muchas escenas que eran del final aparecen al principio. —¿Cómo fue la experiencia de rodar con Juan Minujín? —Bien, súper bien. Él vino a visitarme un día para conocernos y después nos volvimos a ver en enero cuando filmamos. Funcionó todo bien, la verdad. —¿Cómo construyeron la relación de padre e hijo frente a cámara? —Creo que la escena que nos ayudó a soltar y ver un poco cómo era la relación, es la que estamos lavando la moto y empezamos a pelearnos con el trapo, porque ahí se siente un poco la onda. Juan es muy copado dice Alfonso González Lesca después de rodar juntos —¿Qué dirías de Juan Minujín como persona o como actor? —Muy copado. Copado y ocupado también, siempre está a mil, siempre está a full. Como actor también, excelente. —¿Hay algo del método de trabajo de Minujín que admires? —Algo que me gusta mucho es que tiene esta cosa de que lee los guiones, se concentra mucho para leerlos antes, es muy metódico en eso. Yo capaz no puedo concentrarme tanto, como que no tengo esa capacidad. Sofía Gala también tiene una participación en "Adulto" —¿Vas a seguir actuando después de esta película? —Con todo lo de la película ahora como que me motiva, pero no sé. Porque también estoy estudiando el colegio técnico… Pero sí, yo creo que sí. Por ahora, sí. —¿Cómo explicarías de qué se trata Adulto? —Yo creo que es un pibe que queda medio varado y trata de resolver creativamente su situación. Yo lo veo así, esa cosa de robar supermercados para pagar la moto, como que trata de buscar... No sé, yo lo veo como un juego en un punto, obviamente no lo es, porque es algo muy serio robar, pero toda esta cosa de crear una empresa, como jugar a ser el adulto. —¿La película es solo sobre una situación práctica o también hay un tema emocional? —No solamente práctica, sino las sensaciones, el sentimiento. Después el pibe termina convirtiéndose un poco en un adulto, termina yendo para ese lado. Pero al principio yo creo que él lo ve como un juego convertirse en adulto o padre de mi viejo. Padre e hijo juntos en "Adulto" Mariano González, el director y el verdadero papá “Yo con él trabajé en ‘Los globos’, mi ópera prima, que él tenía cuatro años. En Adulto cierra como una trilogía de una temática entre las cuestiones de los vínculos, entre los más grandes, los pequeños, el cuidado. Las formas, las maneras, las elecciones”, confiesa Mariano González, director de cine y guionista, apenas arranca la conversación con Teleshow. La relación entre padres e hijos, la tensión de los silencios en casa y ese impulso genuino de convertir vivencias en historias forman parte del universo creativo de González, quien no duda en afirmar: “Cuando empecé a trabajarla, le pregunté a Alfonso si tenía ganas de filmar una película y si había posibilidades que yo lo podía filmar y hacerla, y me dijo que sí. Bueno, empezó todo ahí muy tranquilo y después empezó a avanzar”. Sin embargo, el vínculo parental no fue un favoritismo profesional, sino una apuesta por la sensibilidad. “Lo elijo a él no por una cuestión de que sea mi hijo. Porque él tampoco es un chico que esté metido en la cuestión de actuar o por lo menos la pasamos muy bien haciendo esa película los dos. Y, bueno, después no sé qué elegirá él, pero lo elegí también por conocerlo. Conocer su sensibilidad”, aclara el cineasta, que une la honestidad familiar y la cámara en una sola mirada. El cineasta resalta la importancia de incomodar al espectador a través de los silencios y las acciones González es transparente al hablar de temores, cuidados y elecciones íntimas, aquella mezcla intransferible que termina plasmada en los personajes: “Yo tenía más miedo de que él se sienta incómodo conmigo que yo con él. Fluyó la cuestión bastante rápido”. El trabajo actoral y la química con el elenco La capacidad de González para adaptarse a las diferentes energías y estilos de sus actores es uno de los motores en Adulto. El vínculo con su hijo no fue el único en el set: la relación con otros intérpretes, como con Juan Minujín, aportó matices y desafíos nuevos. —¿Y con el resto de los actores, con Juan, cómo fue la experiencia? —Con Juan fue bárbaro. Terminamos de rodar y cerramos con una amistad, es un pibe bárbaro, además de decir que me encanta como actor. Me gustó mucho su manera de trabajar, desde comprometerse con la historia. Y por otro lado corriéndose por muchos momentos de la filmación, donde la historia pasaba por otro lado. Una gran generosidad y profesionalismo por parte de él. González reflexiona sobre la percepción infantil de los conflictos familiares en su obra —¿Qué hay de cierto en los personajes y las situaciones, es real? —Tiene algunos elementos de mi vida. Pero, la historia como tal, es ficción. Siempre escribo con la vivencia más que con el testimonio exacto. —¿Por qué elegiste trabajar la temática de los vínculos familiares y el cuidado a lo largo de tus películas? —Cierra como una trilogía de una temática entre las cuestiones de los vínculos, entre los más grandes, los pequeños, el cuidado, las formas, las maneras, las elecciones. No sé, hay como todo ahí, algo entre las tres películas que trato de abordar dentro de una ficción. —¿Crees que los chicos son más conscientes de la situación familiar de lo que los adultos piensan? —Y la sensación de que los chicos saben todo... Si no es que saben concretamente uno, dos, tres, el caso concreto, lo saben, lo intuyen, lo saben. Algo acá, algo raro pasa. Es como los chicos de padres separados, que saben perfectamente que hay algo que no está funcionando bien, más allá de lo que puedan ver. La película recibe reconocimiento internacional y sorprende por su alcance universal La sensibilidad universal de los temas abordados en la película permitió que Mariano González trascendiera fronteras y encontrara eco en culturas tan distintas como la china. La recepción internacional sorprendió incluso al propio director, quien reconoce el alcance de su narrativa: “En China ganamos un premio muy bueno. A mí me sorprendió mucho también las devoluciones y, digamos, siendo un país con una cultura y costumbres totalmente diferentes, hay algo que nos pertenece a todos como seres humanos.” Para González, la incomodidad de los silencios, la tensión en los hogares y la mirada aguda de los niños no conocen límites geográficos: “Se hablaba un poco de esto, ¿no? De esa incomodidad de silencios y de repente de acción, en el sentido de los personajes moviéndose rápido y después... Bueno, es un poco la manera que a mí también me gusta de tratar de incomodar al espectador".
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