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  • Una tragedia ecológica: cómo la casi extinción de los buitres de la India causó un aumento de la mortalidad humana

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/09/2025 06:34

    Entre 1992 y 2007, las poblaciones de tres especies de buitres asiáticos cayeron más del 95%, ingresando en la lista de Especies en Peligro Crítico de la UICN A lo largo de la historia, los buitres han ocupado un lugar ambiguo en el imaginario colectivo: señalados como símbolos de la muerte y la decadencia, asociados a la codicia o la avaricia, y representados en la literatura clásica como heraldos de desgracia o rapacidad. Sin embargo, detrás de esas interpretaciones, su función ecológica como aves carroñeras es imprescindible para la salud de los ecosistemas y la protección de la salud humana. Son clave, nada más ni nada que menos que para la protección de la vida. Esta dimensión quedó expuesta en toda su dimensión tras el desastre ecológico que significó la abrupta caída de sus poblaciones en la India. Cada primer sábado de septiembre se conmemora el Día Internacional del Buitre, una fecha dedicada a esta ave a veces incomprendida. Como se dijo, estos pájaros, que se encuentran entre los más amenazados del planeta, cumplen una función ecológica crucial. Al alimentarse de la carne descompuesta de animales muertos, los buitres previenen la propagación de epidemias derivadas de la descomposición, un rol esencial para el equilibrio ambiental. Las acciones regulatorias prohibieron el diclofenaco en 2006, pero la recuperación de los buitres sigue siendo lenta y vulnerable por el uso ilegal y otros AINEs tóxicos (Imagen Ilustrativa Infobae) El colapso de las poblaciones de buitres en la India a finales del siglo XX se volvió un caso emblemático. En pocos años, se alteraron de manera profunda los ecosistemas del subcontinente y, según investigaciones recientes, desembocó en una crisis sanitaria de alcance inédito. Un estudio liderado por Eyal Frank de la Universidad de Chicago y Anant Sudarshan de la Universidad de Warwick, publicado en la American Economic Review, estimó que la desaparición de estas aves provocó un aumento del 4,7% en la mortalidad humana en las zonas tradicionalmente habitadas por buitres. Los autores calcularon que esto representa al menos 104.000 muertes adicionales por año, lo que suma más de medio millón de muertes entre 2000 y 2005, y un daño económico anual de 69.400 millones de dólares. Este fenómeno, originado por el uso veterinario del antiinflamatorio diclofenaco, reveló cómo la pérdida de una especie clave puede derivar en consecuencias sanitarias y económicas cuantificables. Hasta principios de la década de 1990, los buitres del género Gyps ocupaban de forma abundante el sur de Asia, cumpliendo una función vital como carroñeros. Su labor en la eliminación de cadáveres de ganado resultaba esencial, dado que razones culturales y preceptos religiosos impiden el consumo humano de esos restos. Esas aves, al limpiar la carroña, impedían la propagación de enfermedades y la contaminación del agua (REUTERS/Bhawika Chhabra) Si bien la India es el caso más representativo y estudiado, la situación de la muerte masiva de buitres debido al diclofenaco, no solo se produjo en ese país, sino que se repitió en otros territorios del subcontinente asiático como Nepal y Pakistán. En Nepal, la reducción de la población de esas aves se produjo ya en este siglo, con una caída cercana al 75 % entre 2002 y 2009, atribuida al mismo antiinflamatorio veterinario. En esos países, tras la prohibición del uso en animales del diclofenaco alrededor de 2006, las poblaciones de buitres han comenzado a recuperarse gradualmente, apoyadas también por iniciativas comunitarias como los llamados “restaurantes para buitres” que consisten en alimentar activamente a esos animales con vacas que han muerto por causas naturales, respetando las creencias religiosas de la población local. El uso veterinario del diclofenaco fue identificado como la causa principal de la intoxicación masiva y muerte de buitres en India, Nepal y Pakistán (Imagen Ilustrativa Infobae) Respecto del proceso que desencadenó la muerte de la población de buitres, un análisis publicado en Cambridge Core por Ian Burfield, Coordinador Científico Global de BirdLife International y Chris Bowden, Gerente del Programa SAVE, RSPB, de esa misma organización, detalló que esas aves, al limpiar la carroña, impedían la proliferación de perros asilvestrados y ratas, y reducían la propagación de enfermedades y la contaminación del agua. El colapso poblacional fue detectado por científicos, como el Dr. Vibhu Prakash, biólogo de vida silvestre de Bombay, India, quien registró una disminución drástica en nidos y avistamientos de buitres en parques nacionales de la India. Necropsias realizadas a ejemplares muertos de diferentes edades evidenciaron que habían sufrido gota visceral, consecuencia de insuficiencia renal aguda. Entre 1992 y 2007, las poblaciones de tres especies —el buitre dorsiblanco (Gyps bengalensis), el buitre indio (Gyps indicus) y el buitre picofino (Gyps tenuirostris)— cayeron más del 95% (Wikipedia) En el marco de la investigación, los equipos de expertos en India y Pakistán descartaron causas infecciosas y toxinas habituales y apuntaron hacia la exposición a un tóxico de origen humano. Mediante encuestas a veterinarios y análisis de medicamentos usados en la región, científicos como Martin Gilbert, de la Universidad de Cornell y Ngaio L Richards, de la Universidad de Florida, identificaron al diclofenaco como responsable de la intoxicación masiva. Análisis de tejidos de buitres confirmaron la presencia de ese fármaco en todos los casos de insuficiencia renal, mientras que pruebas en aves cautivas demostraron su toxicidad extrema, incluso en dosis veterinarias estándar. Estos hallazgos, publicados en la revista Nature, confirmaron que el problema afectaba a varias especies de buitres y se extendía a varios países. El caso del diclofenaco y el colapso de los buitres asiáticos representa el primer ejemplo documentado de un fármaco que lleva a una especie a la categoría de En Peligro Crítico (AP) Entre 1992 y 2007, las poblaciones de tres especies —el buitre dorsiblanco (Gyps bengalensis), el buitre indio (Gyps indicus) y el buitre picofino (Gyps tenuirostris)— cayeron más del 95%. En el caso del primero, la disminución de ejemplares fue de un 99,9%, según cifras de Bird Conservation International. En 2001, estas aves ingresaron en la lista de Especies en Peligro Crítico de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Como un efecto dominó, la desaparición de los buitres tuvo consecuencias sociales y sanitarias gravísimas. La acumulación de millones de toneladas de cadáveres de animales sin consumir facilitó la propagación de enfermedades y el crecimiento de especies plaga. Según estimaciones recogidas en Cambridge Core, la población de perros asilvestrados aumentó en al menos cinco millones, lo que generó más de 38 millones de mordeduras adicionales y más de 47.000 muertes por rabia, con un costo de 34.000 millones de dólares por la pérdida de vidas humanas. La acumulación de residuos animales también provocó deterioros documentados de la calidad del agua, aumentando los coliformes fecales y se redujo el oxígeno disuelto, sobre todo en áreas urbanas. La acumulación de cadáveres de animales tras la extinción de los buitres facilitó la propagación de enfermedades y el aumento de perros asilvestrados (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio de Frank y Sudarshan comparó la evolución de la mortalidad en distritos con alta y baja idoneidad de hábitat para buitres antes y después de la introducción del diclofenaco. Los resultados mostraron que los distritos tradicionalmente utilizados por los buitres presentaron un aumento promedio del 4,7% en la tasa de mortalidad humana, mientras que en aquellas zonas sin presencia significativa de estas aves la tasa se mantuvo estable. El efecto fue más pronunciado en áreas urbanas y en áreas con alta densidad de ganado. El análisis controló factores como la calidad del agua, el clima, la infraestructura sanitaria y variables demográficas, y los resultados se mantuvieron, aun bajo diferentes pruebas de robustez. Las poblaciones de buitres han comenzado a recuperarse gradualmente (Cortesía/Bronx Zoo) Estos expertos estimaron el daño económico, calculando el valor estadístico de la vida para la India, que fijaron en unos 665.000 dólares por persona. La suma da como resultado 69.400 millones de dólares anuales en daños por la pérdida de los servicios ecosistémicos de los buitres durante el periodo analizado. El reemplazo de esta función de las aves carroñeras mediante incineradores —agregaron los autores— supondría un costo mínimo de 768 millones de dólares al año solo para el ganado vacuno, sin estimar las consecuencias negativas derivadas, como la contaminación del aire. Las acciones regulatorias fueron implementadas en 2006 por los gobiernos de India, Pakistán y Nepal, que prohibieron el uso veterinario del diclofenaco. Para 2008, en la India ya era delito la venta y fabricación de este fármaco para fines veterinarios. Se impulsó el uso de alternativas seguras como el meloxicam y, posteriormente, el ácido tolfenámico, ambos inocuas para los buitres y eficaces en el tratamiento del ganado. Estas medidas lograron reducir la prevalencia del diclofenaco en Nepal en un 90%, pero en la India fue de cerca de un 50%, lo que ralentizó la recuperación de las poblaciones. El colapso de los buitres en la India provocó un aumento del 4,7% en la mortalidad humana, según un estudio de la Universidad de Chicago y Warwick (REUTERS/Sharafat Ali) A pesar de estos avances, la recuperación de los buitres sigue siendo muy lenta y vulnerable. El uso ilegal de diclofenaco, la presencia de otros antiinflamatorios no esteroides (AINEs) tóxicos como la nimesulida y el ketoprofeno, y la baja fecundidad de estas aves complican su restauración. La percepción de eficacia y el bajo costo del diclofenaco dificultan el cambio a los fármacos alternativos, y todavía se detectan residuos de AINEs en cadáveres de ganado años después de la prohibición, lo que evidencia la necesidad de políticas y controles más estrictos, coincidieron los expertos que estudiaron el tema. Análisis de tejidos de buitres confirmaron la presencia de ese fármaco en todos los casos de insuficiencia renal (AP Foto/Denis Farrell, archivo) El caso del diclofenaco y el colapso de los buitres asiáticos representa el primer ejemplo documentado de un fármaco que lleva a una especie a la categoría de En Peligro Crítico. Las advertencias de los equipos científicos —recogidas en los análisis liderados por Richards y reflejadas en medios como Science— han sido retomadas como una señal para otras regiones, como España, donde la autorización del fármaco veterinario ha causado alarma por el riesgo de repetir la misma crisis. Los especialistas enfatizan la necesidad de priorizar la conservación de especies clave cuyo rol ecosistémico impacta de manera directa y cuantificable en la salud y bienestar humanos, así como la integración de esa valoración en la toma de decisiones de conservación.

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