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  • Lionel Messi tuvo su última noche mágica en el país: un gol de antología y otro que cerró la fiesta

    » La Capital

    Fecha: 05/09/2025 06:25

    El crack rosarino se emocionó, emocionó a todos y ofreció su talento para una contundente victoria de la selección argentina sobre Venezuela por 3 a 0 Uno a uno lo fueron abrazando. Como siempre, pero atravesados por un sentimiento más conmovedor que de costumbre. El destinatario de tanto afecto fue Lionel Messi, el protagonista de una noche mágica , la de su último partido por los puntos en su país con la selección argentina. Que tuvo todos los condimentos para que fuese una convocatoria ideal , la de la Pulga, el equipo campeón del mundo y el hincha. Porque el Diez fue determinante, como durante dos décadas de carrera. Un gol antológico, otro para ponerle fin a una fiesta emocionante y una habilitación para la restante conquista. Una actuación genial del rosarino y una contundente victoria argentina sobre Venezuela por 3 a 0 , en la despedida de local en las eliminatorias sudamericanas. Pese a que lo intentó, le costó contener las lágrimas cuando ingresó al campo de juego para los ejercicios precompetitivos. Por momentos, con la mirada hacia ningún punto fijo. Los ojos le brillaron. Hasta que apareció alguna que otra lágrima. Se pasó el brazo por el rostro para secarse. Levantó la mano en varias ocasiones para saludar a los hinchas. Una leve sonrisa, los ojos enrojecidos y a seguir precalentando. A pocos metros de distancia de donde cumplió con la rutina, varios simpatizantes, celular en mano, grabaron sus movimientos, priorizando la filmación antes que en apreciar y disfrutar con la mirada hasta el mínimo detalle en vivo y en directo. Acaparó la atención de todos, conscientes de que no se repetirá su presencia en el país, al menos no en un partido por los puntos. Lionel Messi entró con sus hijos La emoción fue creciendo. Se fue al vestuario y antes de entrar a la cancha con sus compañeros, ya para jugar, sus hijos Thiago, Mateo y Ciro lo estaban esperando. Se abrazó con ellos y juntos pisaron el césped del Monumental. A la hora del himno que entonó Euge Quevedo, estuvo sensible. Durante el partido, jugó suelto. Por momentos, caminó por delante de todos y atrajo marcas, mientras el seleccionado tocó de un lado al otro, sin apresurase, buscando el mejor sitio y variante por donde atacar. En otros instantes, el futbolista rosarino retrocedió para recibirla y trató de armar paredes, preferentemente con Franco Mastantuono y Almada. La notoria posesión del campeón del mundo no se trasladó con la misma potencia en ofensiva durante la mayor parte del primer tiempo. Venezuela le redujo los espacios y Argentina no consiguió penetrar. Messi no encontró mejor opción que un zurdazo de la medialuna. Romo se arrojó hacia la derecha y privó a todos del gol tan esperado. Con tanto que le dio al fútbol, Messi mereció que la pelota terminara adentro del arco. También el pueblo futbolero, que deseaba una fiesta completa, tanto como muchos el rechazo al veto de la ley de emergencia en discapacidad. Pero hubo justicia. La Pulga los dejó en ridículo Paredes robó y Álvarez engañó a Romo y a Makoun con un enganche dentro del área rival. La Araña, generoso, tocó al medio para que el Diez hiciera el resto. La controló y la picó por encima del cierre desesperado del arquero y de Ángel, Aramburu y Makoun. Los dejó en ridículo, aunque jamás haya sido esa la intención, y sonrió mientras uno a uno sus compañeros se acercaron para abrazarlo. Junto a la raya de cal, el rostro de Scaloni reflejó emoción. El amplio dominio del seleccionado argentino prosiguió luego del descanso, con llegadas más frecuentes. Messi tuvo una activa participación y estuvo cerca de una nueva conquista. Romo le tapó el mano a mano. Su influencia en ofensiva fue un riesgo constante para la última línea venezolana. Metió una precisa habilitación para que el ingresado Nico González se escape solo, aunque su remate fue hacia donde estaba el arquero visitante. Protagonista del segundo, autor del tercero Messi no solo jugó con los pies, sino con la cabeza. Inteligente, ejecutó rápido un tiro libre desde la mitad de cancha, con los defensores distraídos, para que Nico González se vaya sin marcas y meta un centro que el Toro Martínez, que entró instantes antes, cabeceó para el 2 a 0. La noche mágica no terminó. Messi fue a buscar el centro de Almada y la empujó al fondo del arco. Fue todo. Hasta Scaloni lo puso de manifiesto, con un gesto con la mano como diciendo “ya está, qué más”. Todo dicho.

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