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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 04/09/2025 21:40
En el marco del Día del Cocinero de Comedor Escolar, Despertar Entrerriano dialogó con Mario Gauto, trabajador con más de 25 años de trayectoria en distintas escuelas de Concordia. Su historia es la de muchos cocineros y cocineras que, además de preparar alimentos, sostienen con su dedicación la infancia de cientos de chicos que muchas veces dependen de ese plato como el más importante del día. En esta edición N° 135 de Entrevistados, Mario comparte cómo fue que llegó al oficio, cómo es un día habitual de trabajo, qué cambios ha visto en el tiempo, cuáles son las mayores dificultades y qué mensaje les daría a quienes sueñan con seguir este camino. ¿Cómo fue tu ingreso al mundo de la cocina escolar? “Arranqué siendo ordenanza en una escuela plantándome en Departamental pidiendo trabajo, plenamente por necesidad, con el paso de los meses me ofrecieron el trabajo de cocinero y no lo dudé. Tenía 22 años, mis hijos eran chiquitos y la situación económica era complicada. En ese momento pensé: ‘Acá no puedo desaprovechar’. Tenía recibo de sueldo, obra social, una oportunidad concreta de estabilidad. Y dije que sí. No fue tanto por la curiosidad, sino más por la necesidad de sostener a mi familia. Arranqué y me quedé ocho años en esa primera escuela. Ahí aprendí de todo: desde hacer escabeche de conejo hasta mermeladas de frutilla y dulce de leche casero. Compartíamos la cocina, hacíamos mucho más que dar de comer. Era un espacio de vida, de aprendizaje y de servicio.” ¿Cómo es un día típico de trabajo en la cocina de una escuela? “Yo soy madrugador. Entro media hora antes porque a las 7:30 ya tengo que tener la leche lista para los primeros chicos. Bajo los bancos, saco las tazas, caliento el agua, preparo la leche. Después me ayuda una compañera a cortar el pan, repartir facturas cuando hay, y ahí arrancamos con los turnos. Primero vienen los de 1°, 2° y 3° grado; después 5° y 6°; más tarde los de talleres que se quedan hasta la tarde. Entre las 7:30 y las 10:30 estoy a full con la leche, sin parar. Después paso a acompañar a mis compañeros que ya están con la cebolla, la zanahoria, los hornos, las milanesas, la pasta. Siempre hay algo para hacer: pelar, cortar, mezclar. Es un trabajo intenso, de mucho movimiento. Pero lo disfruto. Los chicos vienen, te saludan, te abrazan, te agradecen. Esa es la mejor parte: saber que lo que hacés impacta en ellos.” ¿Qué diferencias notás con el paso del tiempo? ¿Cómo ha evolucionado el oficio del cocinero de comedor escolar? “Cambió mucho. Hoy tenemos más reglamentos, más controles, seguros. Antes se hacía todo de otra manera. Por ejemplo, hoy está claro qué tareas corresponden al cocinero, pero la realidad es que uno termina haciendo de todo: pintamos las paredes, arreglamos baños, ventiladores, heladeras. Yo estudié refrigeración, así que muchas veces me pongo con eso también. Siempre buscamos mejorar el espacio, que esté limpio y ordenado. Sacamos fotos, pedimos autorización, mandamos notas a Comedores Escolares para arreglar lo que hace falta. Es más trabajo, pero también es parte de querer el lugar y hacerlo habitable para todos. Antes no se hablaba tanto de esas cosas, hoy hay más conciencia, más normativa. Aunque muchas veces la necesidad nos obliga a hacer más de lo que nos corresponde.” ¿Cuál es la parte más difícil de la labor que realizás? “A veces lo más difícil es la valorización. No todos ven la importancia de nuestro trabajo. Nosotros no solo cocinamos: acompañamos a los chicos, estamos en contacto directo con ellos. Muchos vienen sin desayunar, y esa leche o ese plato que damos puede ser lo único que coman en el día. También es difícil la exigencia del tiempo. Todo tiene que estar listo en el momento exacto: la leche caliente, el pan cortado, el almuerzo a horario. Y a eso se suma el cansancio físico, porque es un trabajo de estar parado, moviendo ollas pesadas, cargando bandejas. Pero lo más duro, creo, es ver la necesidad. Chicos que llegan caminando desde muy lejos, familias que te cuentan que trabajan de juntar cartón, de vender ladrillos o arena. Ahí entendés que lo que hacés no es solo un trabajo: es una ayuda real para que esos gurises tengan una infancia un poco más digna.” ¿Cómo es la relación con los chicos? “Es hermosa. Ellos te ven como alguien cercano, casi como un tío o un papá adoptivo. Una vez una directora me dijo: ‘Tené en cuenta que los nenes te asocian con alguien de confianza’. Y es verdad. Te saludan, te abrazan, te dicen gracias. Por eso siempre digo a mis compañeras y compañeros: pongamos lo mejor de nosotros. No es solo cocinar, es dar cariño y respeto. Los gurises lo sienten, lo valoran. Y eso te llena el corazón.” ¿Qué comidas suelen preparar en la escuela? “El menú es variado y cambia según la época del año. En invierno tenemos más comidas calientes: guisos, sopas, pastas. En verano, comidas más livianas. Por ejemplo: los lunes solemos hacer fideos con salsa; los martes, milanesas de pollo o de carne con puré; los miércoles, sopa crema con pizza; los jueves, ravioles; y los viernes, guiso de arroz con lentejas. Siempre hay un postre de fruta: banana o manzana. Cuando podemos, nos damos el gusto de hacer ñoquis, ravioles con salsas más elaboradas. A los chicos les encanta. Y lo disfrutamos nosotros también, porque cocinar es un arte que se comparte.” Si alguien quisiera seguir tus pasos, ¿qué consejo le darías? “Le diría que lo haga con el corazón. Que no se compare con nadie, que ponga lo mejor de sí. Este trabajo exige mucho esfuerzo, pero también te devuelve muchísimo. Que se forme, que aprenda, que pregunte. Y que entienda que ser cocinero escolar no es solo dar de comer, es acompañar a los chicos, ser parte de su vida. Eso es lo más valioso. ¿Volverías a elegir esta profesión? “Yo, si tuviera que elegir de nuevo, volvería a hacerlo. Me encanta este trabajo. Entro antes, me voy después, y no me pesa. Lo disfruto. La cocina escolar me dio un lugar, un oficio y sobre todo la alegría de sentir que ayudo a que muchos gurises estén un poquito mejor cada día.” Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscanos como @Despertarentrerriano.
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