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  • El dilema de Milei: ¿qué hacer con El Jefe?

    » Corrienteshoy

    Fecha: 03/09/2025 11:44

    El dilema de Milei: ¿qué hacer con El Jefe? Por Gonzalo Abascal Milei tiene un problema: el jefe. No es un problema poco común (muchos jefes no funcionan y arrastran a subordinados a crisis "invisibles", hasta que es demasiado tarde), pero sí de difícil resolución. ¿Cómo cambiar al jefe? Lo infrecuente del caso es que fue el propio Milei quien se construyó la encerrona. "Ella es el jefe", repitió en voz alta hasta el cansancio, señalando a su hermana Karina, y sin calcular si el chiste podía convertirse en una trampa más adelante. No se detuvo en la chanza. Concretó la ocurrencia designándola nada menos que secretaria general de la presidencia. Y lejos de circunscribir el cargo a las cuestiones en las que la confianza en su hermana representara un valor, la distinguió -o ella se autoproclamó- como la diseñadora política de estrategias electorales asesorada por los primos Menem. Tanto empeño en legitimarla en realidad expuso la imposibilidad de Karina -quien habló muy poco y muy breve en público-, en hacerlo por sí misma. Pero la idea cristalizó. Karina no es un funcionario. Es Milei, y Milei es su hermana. Mal negocio. Quien quiera debilitar al Gobierno tiene dos blancos, no uno, dónde apuntar. Haberlo pensado antes. Hoy es tarde. Karina Milei está en el centro de la tormenta que empezó con las grabaciones clandestinas en las que Spagnuolo, un ex funcionario de segunda línea, la menciona como el eslabón final de una cadena de corrupción. A la acusación le siguieron las grabaciones, supuestamente en su despacho de la Casa Rosada, episodio que el Gobierno denunció como una operación de "inteligencia ilegal". En este caso, la hermana del presidente sería la víctima, pero la mención de su nombre -sin importar lo que diga en las grabaciones, que por otra parte casi nadie escuchó-, hoy sólo sugiere sospechas. A las acusaciones, Karina le suma el daño auto infligido. Asesorada por los Menem, rompió la alianza con el oficialismo en Corrientes y puso el cuerpo para apoyar al candidato libertario a gobernador. ¿Resultado? Cuarto lugar, y lejos. Fue el último capítulo de una serie de elecciones sin mucho para festejar. El domingo se verá qué pasa en la Provincia. Frente a la crisis, el Gobierno tartamudea respuestas con la cadencia de la improvisación y, lejos de callar la discusión, la revitaliza. Spagnuolo miente. Denunciamos una operación de inteligencia ilegal. Los periodistas son espías. Son pelotazos a cualquier parte. No hay plan. Y como sabe cualquiera con media hora de tribuna. Así la pelota vuelve. Lo peor: el Gobierno, supuesto defensor de las libertades, descarrila con un intento de censura que encuentra cauce en un juez que está más para dar explicaciones que para exigirlas: suma ocho denuncias en contra, cinco por acoso sexual. Brillante movida "pegarse" a semejantes antecedentes. Cartón lleno. A las sospechas de corrupción, el presidente acaba de sumarle la certeza de sus reflejos antidemocráticos y su propensión autoritaria. Pierde en cuestión de semanas dos banderas centrales de su construcción discursiva: la lucha contra la corrupción y la defensa de las libertades. Ahora Milei tiene más de un problema.

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