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» El litoral Corrientes
Fecha: 03/09/2025 06:32
En un video de dos minutos donde se la ve y se la escucha completamente angustiada, Priscila Sand contó una novedad en su causa judicial: su esposo, Salvador Zubirán Rabay, a quien denunció por haberla secuestrado y abusado durante los últimos dos años en México, finalmente recuperó su libertad. “Lo hago responsable al juez y a Salvador de cualquier cosa que nos pase a mí, a mi hijo y a mi equipo legal”, advirtió. La joven argentina de 27 años y oriunda de Campana, provincia de Buenos Aires, había contado su historia poco tiempo atrás. Dijo que durante casi que 24 meses estuvo encerrada por su pareja en una casa de Ciudad de México vigilada con cámaras, micrófonos y sensores de movimiento. Todo lo contó desde su refugio, donde está resguardada desde que logró escapar del cautiverio junto a su bebé. Según denunció, Zubirán Rabay la tenía constantemente controlada por nueve custodios armados que respondían a él, no la dejaba comunicarse con nadie sin su supervisión, la golpeaba, la medicaba en contra de su voluntad y hasta la obligó a tatuarse su nombre en varias partes del cuerpo. Aprovechando un descuido de la seguridad y con la ayuda de su entorno, Priscila logró huir con su hijo de nueve meses en brazos. En diálogo con Infobae había dicho que temía por su familia en Buenos Aires y pidió que se “viralice” su caso para que las autoridades puedan ayudarla, ya que no puede salir de México porque el hombre que la sometió la denunció por “sustracción de menores” y sobre su hijo pesa una Alerta Ámber. Es decir, si intenta volver a Argentina con el niño, podrían detenerla. A fines de mayo, su agresor fue detenido. Pero Priscila había advertido que su esposo tenía “vínculos con la Justicia” y que podría salir en libertad. En las últimas horas, eso finalmente ocurrió. En sus redes sociales, la joven publicó un video donde señaló: “Aunque la justicia me falle, mi verdad no se calla. Hoy, la justicia me ha dado la espalda de la forma más cruel con una firma del magistrado Javier Raúl Ayala Casillas, que ha deshecho meses de lucha y le ha devuelto la libertad a mi agresor. Mientras Salvador hoy camina libre por las mismas calles que yo, yo sigo atrapada, prisionera del miedo, soñando con el día en que pueda huir de este país con mi bebé para finalmente sentirnos a salvo”. Una argentina denunció haber sido secuestrada por su marido en México El relato continúa: “Es una herida que quema el alma, ver cómo un sistema que debería protegernos se convierte en cómplice de nuestro dolor. Hoy, esa puerta giratoria de la justicia lo ha liberado a él, mientras a mí me condena a seguir mirando sobre mi hombro y a vivir con el terror constante de que vuelva a encontrarlos. Cada papel sellado, cada término legal... parece diseñado para borrar la realidad del infierno que vivimos. Pero hay algo que ninguna resolución puede anular: mi verdad”. En este sentido, Priscila dijo que el miedo que siente es real, como las amenazas que escuchó y el peligro del que intenta proteger a su hijo. “En medio de esta oscuridad, mi convicción arde más fuerte que nunca. Aunque un tribunal decida no ver, aunque el sistema elija no creer, mi voz no será silenciada. Levanto la voz por mí, por mi hijo y por cada mujer que ha gritado en el silencio de un juzgado. Porque aunque la justicia hoy me haya fallado, mi verdad no se calla y esa nadie me la puede arrebatar”, remarcó. Y concluyó: “Que quede registro que el magistrado Javier Raúl Ayala Salas ordenó su excarcelación inmediata. Es decir, el día de hoy quedará en libertad. Por lo tanto, mi hijo y yo estamos en riesgo y totalmente vulnerables, por lo que lo hago responsable a él y a Salvador de cualquier cosa que nos pase a mí, a mi hijo y a mi equipo legal”. El principio del fin Todo comenzó en julio de 2023, cuando Priscila conoció a Salvador Zubirán Rabay en un restaurante de la capital mexicana. Al principio —cuenta ella— se mostró amable, atento y generoso. Al tercer día de conocerse, él le propuso que vivieran juntos. Y al cuarto, la pesadilla ya había empezado. “Le dije a su mamá que me quería volver a mi país y él se enteró. Me sacó el celular, me arrastró del pelo y me golpeó contra una pared”, relató Priscila. Desde entonces, comenzó un largo período de violencia y encierro. Tuvo un hijo con él y la situación se volvió aún más extrema. Según contó, su pareja controlaba todos sus movimientos, la mantenía completamente aislada de su familia, le revisaba el celular cada vez que volvía del trabajo y hasta le prohibía llevar al bebé al médico si él no estaba presente. “No podía salir a trabajar. Estaba siempre en la casa. Siempre había un escolta. Si quería salir a caminar, tenía que pedir permiso, y si él me dejaba, iba con alguien atrás. Si quería cortarme el pelo, venía alguien a casa. Si quería hacerme las uñas, también. Y los fines de semana salíamos al shopping, pero siempre con él. Si quería ir al baño, dos personas de seguridad me acompañaban y me esperaban afuera”, relató. “Estaba atrapada. La casa estaba llena de cámaras, sensores, micrófonos. No podía moverme sin que él se enterara”, explicó. De hecho, con su familia se comunicaba a escondidas en el baño. Justamente, una de las personas con las que hablaba era su hermana gemela. Fue a través de ella que, en abril de este año, logró iniciar un plan de escape. Su hermana localizó a una allegada de confianza en México y con su ayuda, Priscila encontró el momento exacto para huir. Estudió durante días los movimientos de la custodia, esperó a que se descuidaran y salió corriendo con su hijo y un bolso con lo justo, para luego tomarse un remís. Se escondió en un domicilio que alguien de su entorno le ofreció y ese mismo día presentó la denuncia en la Fiscalía Antisecuestro de la Ciudad de México. El impulso definitivo para huir fue cuando su esposo, según afirmó, empezó a construir un cuarto de pánico dentro de la casa. “Iba a encerrarme ahí. Ya no había dudas de que tenía que escapar”, contó. La joven define al acusado como una persona con mucho poder en el distrito, que se jacta de mover dinero en efectivo con su empresa, de portar armas sin permiso, de tener cierta protección judicial. “Tiene escoltas que lo acompañan a todos lados. Dice que compró jueces, policías, ministerios públicos. Y yo lo vi manipular denuncias, inventar pruebas, usar contactos para perseguir a otras mujeres”, denunció. En esa línea, Priscila también asegura que su caso no es el único. Incluso menciona el nombre de la actriz Laura Vignatti, quien también denunció públicamente a Zubirán Rabay. En julio de 2024, el diario mexicano Récord publicó una nota sobre ese caso. La artista contó a través de sus redes sociales que el hombre la golpeó brutalmente y la amenazó. Compartió fotos y videos de las agresiones, y en una de las grabaciones se escucha la voz del acusado diciéndole: “Te siembro droga, digo que sos dealer, te carga la verga y me vas a demandar, pero cuando salga del pedo vos vas a llorar el resto de tu vida”. En coincidencia con el relato de Priscila, Vignatti también afirmó que su ex pareja tiene conexiones con la Justicia y que, a pesar de las pruebas, “la fiscalía le ha perdonado muchas”. Infobae
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