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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/09/2025 03:20
Desencriptados - Luciano Pereyra Luciano Pereyra es un cantante y compositor argentino reconocido mundialmente. Desde su debut en 1998 con el álbum Amaneciendo, construyó una exitosa carrera de más de 25 años, durante los cuales lanzó 15 discos y vendió más de un millón de copias. Su estilo fusiona el folclore argentino con ritmos pop y urbanos, y ha sido destacado con premios como los Gardel y las Gaviotas de Plata y Oro en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Recientemente lanzó el sencillo Te sigo amando, una emotiva balada grabada junto a David Bisbal, marcando su segunda colaboración después de una década. Este tema da nombre a su nueva gira internacional, que incluye presentaciones en Argentina, Chile y Uruguay. Además de los shows en el Movistar Arena de Buenos Aires los días 3, 4 y 5 de octubre, y el 22 y 23 de noviembre, se suman fechas en Santiago de Chile, Córdoba, Rosario, Mendoza, Neuquén, Santa Fe y Montevideo. En lo personal, 2025 también ha sido un gran año para el cantante. En marzo se casó con su pareja Julia Rezzuto, con quien compartía su vida desde hace seis años. Luciano Pereyra presenta "Te sigo amando", su nuevo tema junto a David Bisbal y anuncia gira y disco. Rulo: — Estás presentando nuevo tema y gira con David Bisbal. ¿Cómo surgió? Luciano: — Es una canción que a mí, cada día que pasa, el título me resulta mucho más profundo. Con David, que me acompaña en esta canción, nos conocemos hace muchos años y hemos ido formando una linda amistad. La música se encarga de achicar la distancia. Cada vez que nos vemos, al ratito es como si no hubiese pasado el tiempo. Y eso pasa con los amigos. David hace todo mucho más fácil porque no es solamente un gran artista, un gran cantante, para mí es de los mejores de habla hispana y hay un plus: te brinda esa parte humana como amigo. Cuando amás tanto algo, como es en nuestro caso cantar, la celebración es doble. Es un privilegio enorme para mí. Y esta canción, que se llama Te sigo amando, le da título al tour y al próximo disco, que va a venir y ya hemos ido largando algunas canciones. Rulo: — Escuchando tu música, tus letras, se nota que sos un tipo muy creyente, familiero y respetuoso de tus colegas. En esto tuvieron mucha responsabilidad tus viejos, ¿no? Luciano: — Mucho. De ahí venimos y es como el primer modelo que tenemos. Mis papás se han encargado de darme las herramientas para que hoy en día tenga esta profesión. Porque se encargaron de ayudarme, de poner un profesor de guitarra, de piano, un profesor de canto… Rulo: — Además venís de una casa humilde, de padres muy trabajadores. Luciano: — Sí, mi viejo es pintor. Pinta casas. Es de esos tipos que hacen de todo. Sabe hacer plomería, sabe de carpintería, es el tipo que arregla todo en la casa. El hombre, el tipo mañoso para todo sustento de un hogar. Rulo: — Después de que te consagraste como artista y empezaste a tener un éxito importante en lo económico, ¿en qué le cambiaste la vida a tus viejos? Luciano: — No me dejan (risas). Rulo: — ¿No aceptan? Luciano: — No. Vos los podés ayudar o hacer regalos y mis padres dicen: “Lo tuyo es tuyo, hijo. Nosotros estamos bien, no te preocupes. Si necesitamos, lo hablamos”. Rulo: — ¿Siguen viviendo en la misma casa? Luciano: — Sí, sí. En la casa que ellos mismos levantaron. Pero me di un gran gusto el día que toqué por primera vez en Estados Unidos. Viajé con ellos, me los llevé a Nueva York. Toqué en el B.B. King. Imaginate a mi papá de Entre Ríos, de Concordia, mi mamá de Misiones y yo de Luján ahí... Rulo: — Caminando por Times Square. Luciano: — Estábamos los tres en Nueva York y de repente tuve dos horas en la Gran Manzana para hacer mi propio concierto. Fue muy loco. Entonces, los regalos y la ayuda van por otro lado. Tienen como ese orgullo propio de lo que hacen... Son jubilados, pero mi papá sigue trabajando, sigue cantando y sigue pintando... Y eso también me parece que es un gran ejemplo porque también lo mantiene firme. Rulo: — Me sorprendo porque uno quizás pensaba: tiene un montón de años de trabajo, mi hijo la verdad que la pegó... ¿Viste? Pasa mucho en el mundo del fútbol que de golpe los viejos pasan a acompañar al que la pegó y están más tranquilos. Luciano: — No, pero tampoco soy el único hijo. Está mi hermano mayor, están mis sobrinos, los nietos... El trabajo es el trabajo y cuando terminás de trabajar, te sacás como ese overol del laburo y en casa se habla muy poco del trabajo. “Ah, qué lindo, ¿cómo te fue? ¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís?”, te dicen. Pero después la vida va por otro lado... Rulo: — Sí, por supuesto. Es todo como siempre. Luciano: — Exactamente. Hay como un extra en lo que uno puede imaginarse de un artista, de una persona que está por ahí muy expuesta. Cuando lo más normal es que después de trabajar, te sacás los zapatos y estás con tu esposa, tu familia, tu perro, la mesa larga. Ahí está la verdadera red social, que es la de compartir con los seres que uno quiere y nada más que eso. Cambio, crecimiento y reconocimiento personal Rulo: — De aquel Luciano Pereyra que nació en esa casa a este que carga con una larga trayectoria artística, ¿te aburguesaste en alguna cosa? Luciano: — Los cambios para mí son parte del crecimiento y es lo más lógico. Cuando uno tiene la posibilidad de hacer cambios, por ejemplo, ya no viajás en el colectivo, tenés tu propio auto. Rulo: — Claro. Luciano: — A mí no me deja de sorprender porque más de una vez mis papás me llevaban... La salida era de Luján a Capital. El paseo por donde está Aeroparque y decías: “¡Wow!” Rulo: — Es espectacular esa parte de Buenos... Luciano: — Y a veces cuando estoy cansado de tanto viaje por el trabajo y demás, me acuerdo que me gustaba venir a ver los aviones y que soñaba alguna vez con subirme a uno. Entonces, ahí me digo: “Che, pará. Te subís a un avión de vuelta y yo sé que estás cansado por el trabajo, pero la rutina hace que por ahí naturalicemos ciertas cosas que son increíbles”. Pero volver a subir a un avión me da la posibilidad de seguir soñando y de cantar en otros lugares y ahí se hace más liviano. El dinero, las primeras compras y el valor simbólico de sus logros Rulo: — Cuando empezaste a ganar buen dinero, ¿qué te compraste? Luciano: — El techo. Mis padres me criaron con la frase: “Que no te falte el techo”. Entonces, fue un objetivo. Fueron muchos años de esfuerzo, pero me pude comprar mi casa y eso fue un logro increíble. Yo en esos ratitos conmigo, me dije gracias. Gracias a ese chiquito que jugaba con la guitarra, que soñaba, que quería y seguía insistiendo. A ese chiquito al que le enseñaron a ser disciplinado, a estudiar, a creer en el esfuerzo y en el sacrificio. Vi a mis padres pelarse el lomo para que eso suceda. Entonces, es un símbolo. No deja de ser material, pero simbólicamente es muy fuerte. Rulo: — ¿Te compraste algo más que deseabas? Luciano: — Mis guitarras, mi piano. Fue como: “¡Uf! Tengo un piano de verdad acá”. Porque siempre yo estudiaba en pianos prestados. Tenías un teclado, pero el peso del piano para estudiar era importante. El primer piano en casa dije: “¡A la miércoles!” Y después tengo cosas que me ha regalado la música. Gracias a la música conocí todo el país, viajé todo el país. Salí de Ezeiza y un día me encontré en Roma cantándole a un Papa, vuelvo y me encuentro en la cancha de Boca cantándole a Diego en su partido de despedida. Fue increíble ese día. Cuando dijo: “La pelota no se mancha…" Yo de repente, de los nervios, miraba para abajo, no podía mirar nada, la bombonera estaba llena. Levanto la cabeza y Diego ya estaba con la mano en el pecho y pensaba estoy con Valderrama, Higuita, Pelé está en el palco y había uno más de Luján: Lucas Castromán. Y dije: “¡Wow! Somos dos pibes que jugamos al fútbol juntos y ahora estamos acá, él va a jugar el partido y yo voy a cantar”. Además, yo siempre digo que tenemos más para agradecer que para quejarnos. Y por deporte nacional los argentinos somos muy quejosos, incluyéndome. Rulo: — Nos olvidamos de agradecer estar bien físicamente, de estar vivos y poder salir a la vida a hacer lo que uno quiere, que es un montonazo. Luciano: — Ese es el punto. Vos te levantás en tu casa, te despertaste y ya abriste los ojos y podés ver. Levantás la persiana en tu casa y ves, olés, el viento te roza la cara, tenés a alguien a quien decirle te amo, te despiertan tus perros. No te duele nada. ¿Cómo no vas a arrancar el día agradeciendo ahí? Ya está. Ya ganaste. Encima después te vas a entrenar, hacés actividad física, trabajás de lo que te gusta. ¡Uf! Es un privilegio. El entrevistado recordó sus primeros logros materiales y el valor simbólico de su casa y sus instrumentos musicales El amor, Julia y las coincidencias de la vida Rulo: — Yo necesito una explicación de por qué después de que se casas con Julia un 22 de marzo, sacas un tema que se llama 22 de marzo y dice: “Esta historia se ha terminado, no soy feliz. Es todo un invento. Me gustaría que vuelvas a mí”. Mínimamente tuviste algún quilombito... Luciano: — Nada, nada porque ella estuvo en el proceso... Esta canción yo la compuse en Madrid y tiene un año. La compuse con David Santiesteban. Pero no estaba ni en los planes que nos íbamos a casar un 22 de marzo. Estaba en los planes casarnos, pero más adelante. Cuando se pudo, la fecha terminó siendo esa. Rulo: — ¿Fue una coincidencia? Luciano: — Una coincidencia total. Encima en el tema de la historia está todo mal. Dice: la noche que te fuiste el tiempo entero se paró de golpe, huyó la primavera con los pájaros a otro lugar... Y yo me casé y fue el día más feliz de mi vida. Rulo: — ¿Qué opinas de esa coincidencia? Porque te escuché en otras entrevistas y te encantan las señales. Esta señal, ¿cómo la analizás? Luciano: — Hay una ambigüedad muy linda, porque por ahí en la canción estás sufriendo, pero en la realidad tenés una vida hermosa, acompañado de una gran mujer, de quien estoy muy enamorado. Y encima decidimos dar el siguiente paso, que es el de casarnos, pero todo el tiempo están esas causalidades para mí también y bienvenidos sean (risas). Me reí porque digo: “¡Qué loco! Una canción tan triste, bajón, corta venas, de repente, justo el mismo día de un día de celebración, un día festivo...” Pero bueno, son esas casualidades de la vida. El deseo de ser padre y los valores familiares Rulo: — Tema hijos, ¿te gustaría tener? Luciano: — Sí, sí, me gustaría. En esto también, mientras uno va practicando, yo digo que los tiempos de Dios son perfectos. En el momento que Dios quiera y llegue ese momento, será el momento adecuado. Sí, las ganas están. Rulo: — ¿Cómo te ves como papá? Luciano: — Me genera curiosidad. Quiero saber cómo me veo como papá porque ya sé cómo me veo arriba de un escenario, como novio, casado, como hijo, como tío, como hermano, como amigo. Es una nueva experiencia que me gustaría vivir, así que el día que sea papá nos volveremos a encontrar acá y te cuento cómo es esa experiencia. Rulo: — Además, imagino que le vas a inculcar la música desde muy chico. Luciano: —No, no. Que elija. Va a ver que yo tengo una gran pasión y que es mi trabajo la música, pero no... Si él quiere agarrar una guitarra, feliz y encantado. Si quiere agarrar, un piano, genial. Si quiere agarrar para el lado del cine, genial. Si le gusta el deporte, está bien. Quiero acompañar más que inculcar. La convivencia de pareja y el rol de Julia Rulo: — Estar tanto de viaje por tu trabajo ¿te beneficia en algún punto para la convivencia o es un bajón para la relación? ¿Cómo manejás eso? Luciano: — No perjudica porque ella también trabaja. Rulo: — Trabaja de English teacher. Luciano: — English teacher. Yes, of course. Very good, very difficult. Es lo único que sé (risas). Hacen bien los momentos que nos separamos porque sabemos que cada uno está haciendo lo suyo y el momento del reencuentro está buenísimo. Pero no sé si necesitamos tanto separarnos, porque realmente la pasamos muy bien juntos, nos divertimos mucho, estamos en la misma sintonía, nos gustan cosas parecidas: la familia, la casa, el hogar, los perros… Rulo: — ¿Dónde la conociste? Luciano: — La conocí hace muchos años. Ella venía a los conciertos y medio como que la fiché. Dije: “Esta chica es linda”. Y una vez nos acercamos, charlamos un ratito y después nunca más la vi. Pasó el tiempo y Dios me dijo: “Che, mirá, ¿te acordás de esta chica?” Rulo: — ¿Cómo fue ese reencuentro? Luciano: — Muy lindo. Rulo: — ¿Te fue a ver? Luciano: — Estás chusma, Rulo. ¿Qué te pasa? (risas). Rulo: — Me interesa. Pero si vos querés me hacés una seña y cambio de tema yo (risas). Luciano: — Yo no estoy acostumbrado a hablar porque no hablo mucho de esto, pero también es lo más normal. Es conocer a una persona, te enamoraste y te casaste... Rulo: — Es que vos sos un cantante con muchas fans y quería entender un poco… Contaste que era alguien que habías visto en los shows. ¿Para casarse con Luciano Pereyra ytenés que estar en primera o segunda fila? Porque no se ve más allá. Luciano: — Se ve todo, ¿eh? Rulo: — ¿Más de lo que uno cree? Luciano: — Sí, porque vos vas a un concierto de un artista y vas a ver el concierto, lo ves al artista arriba del escenario. Yo tengo la bendición, la dicha de estar arriba del escenario. Y desde arriba con los músicos somos privilegiados porque vemos otro espectáculo, otro concierto, que es el que te da la gente. De repente estás cantando una canción de amor y ves en el fondo una parejita chapándose. Le estás musicalizando esa historia de amor en tiempo real. Después, por ejemplo, mis amigos, en su momento de soltería, llevaban a una señorita y le tirabas una derecha al amigo… Rulo: — Le tirás un centro en medio del recital. Luciano: — Pero después, por otro lado, ¿sabés qué loco que es ir a un concierto, estás cantando y tenés en las primeras filas a tus papás? Ves a la gente bailando, cantando y a veces están en su mundo, en su planeta. Es otro espectáculo el que yo veo desde arriba y agradezco mucho que eso me pase. El cantante reflexionó sobre el vínculo con sus fans, el respeto en el escenario y el poder de la música para acompañar historias de vida Por sí o por no El conductor invitó a Luciano a responder el cuestionario utilizando los carteles de Sí o No, según corresponda y a revelar detalles de su vida profesional y personal. Rulo: — ¿Alguna vez un fan se pasó de la raya? Luciano: — Sí. Fue raro porque de repente vos te arrimás a dar un beso, estás con una bufanda y te dicen: “¡No te vayas!”. Y te quedás medio ahorcado con el tironeo. A veces es el amor desmedido porque la gente conoce mucho de vos y no conocés a la gente. Hoy en día, conocés más a través de las redes sociales. Entonces, ya tenés como un contacto más directo. Pero sí, en esas circunstancias como que fue medio raro (risas), medio border y asusta un poquito. Rulo: — Pero bueno, ya sabés que puede venir en el combo esas acciones. Luciano: — También es una cuestión de respeto. No te zarpás con nadie, entonces tampoco vas a permitir que se zarpen con vos, ¿viste? Sos una persona expuesta, que le canta al público, pero no sos tan público. Cada uno es un individuo y hay que tener cuidado con eso. Rulo: — ¿Es verdad que no compartís camarines con otros músicos cuando te vas de gira? Luciano: — No, no es real. Es más, eso es muy divertido. Si por ahí no compartís, es porque no querés romperle las bol*s al otro, pero por mí está todo bien. No pasa nada. Con Abel cada uno teníamos el camarín, pero era una puerta que nos separaba. Es divertido. Encima, si compartís algo es porque es un pibe piola y hay afinidad. Es como con no compartir el mate. El camarín es lo mismo. Rulo: — ¿Hay mensajes ocultos en tus canciones? Luciano: — No... Rulo: — Pero no hablo del casete de Xuxa que hablaba del diablo. Te pregunto si hay quizá alguna frase que le tirás a alguien o alguna cosa que vos decís: “Esto te lo escribí para vos”. Luciano: — No. Son frases que tiene que ver con algo de mi historia o de mi vida es porque yo lo viví. Pero no es que te voy a dedicar algo, a excepción de mi mujer, que sí le escribí varias. Y en su momento, he escrito canciones a las parejas con las que estuve. Pero no hay un mensaje oculto de: “Tomá, te tiro esta bomba y desaparezco”. Aparte es como que yo le diga: “Che, Alejandro Lerner, esta canción la hiciste para mí porque me identifica”. Después, la gente hace propia la historia de una canción y eso es muy lindo. Me pasa con la canción Tu mano, que tiene mucho que ver con lo que pasó en el momento de mi recuperación del problema de salud. Me enteré de muchas historias que han pasado por situaciones similares y me escribían: “Estoy en este momento en el sanatorio escuchando Tu mano agarrándole la mano a mi abuela". O peor, al hijo. Es fuerte. No hay un mensaje de palitos sino hay un mensaje en donde la canción acompaña. La música acompaña y mucho. Y a mí la música de otros artistas también me acompaña. Y sin darme cuenta, hay una canción que vos escribís y en un momento estás abrazando a alguien que está solo con la canción. Simplemente con eso. Vos fijate qué magia. Una canción dura tres minutos y medio, resumís tu vida en esos minutos, resumís una historia de vida o un viaje, un amor o un desamor. Está todo ahí.
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