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  • Por qué fracasan la mayoría de las dietas y qué comer para tener éxito, según un cirujano bariátrico

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/08/2025 12:56

    La obesidad alcanzó niveles críticos en Occidente, impulsando enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión y cáncer, y reduciendo la esperanza de vida (Imagen Ilustrativa Infobae) La mayoría de las dietas fracasan porque no abordan el verdadero mecanismo que regula el peso corporal: la acción de las hormonas, y no simplemente la cantidad de calorías consumidas. Así lo sostuvo el Dr. Andrew Jenkinson, cirujano bariátrico del University College London Hospital, en una entrevista con Science Focus. Además, la obesidad alcanzó dimensiones críticas en el mundo occidental, con graves consecuencias sanitarias y económicas. En Estados Unidos, un tercio de la población enfrenta obesidad mórbida, condición que afecta la salud de manera directa. En Europa, uno de cada cuatro habitantes padece el mismo problema. Como resultado de este fenómeno, aumentaron enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión y el riesgo de cáncer. Por primera vez, la esperanza de vida está disminuyendo por la prevalencia de la obesidad. A pesar de las nuevas soluciones farmacológicas, como inyecciones para perder peso, su elevado costo y el riesgo de dependencia limitan su viabilidad a gran escala. La leptina, la hormona de la saciedad, pierde eficacia por el consumo de azúcares y ultraprocesados, lo que dificulta la regulación del apetito y el metabolismo (Freepik) Error de las dietas tradicionales y rol de la leptina El Dr. Jenkinson planteó que el principal error en la lucha contra el sobrepeso es la confianza excesiva en las dietas basadas en el cálculo de calorías y el ejercicio físico moderado. Afirma que el verdadero problema no está solo en la abundancia de alimentos, sino en cómo ciertos productos afectan los sistemas hormonales. “La obesidad no es consecuencia solo de tener más comida al alcance; ciertos alimentos actúan como una droga que altera la regulación normal del peso”, sostuvo. En sus declaraciones a Science Focus recordó que los animales salvajes mantienen su peso estable gracias a esos mismos mecanismos y no desarrollan obesidad aunque dispongan de alimento suficiente. La leptina, conocida como la “hormona de la saciedad”, ocupa un lugar clave en la regulación del apetito y el metabolismo. Producida por las células grasas, envía señales al hipotálamo para disminuir el hambre y aumentar el gasto energético si hay exceso de grasa corporal. Sin embargo, el alto consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados provoca un aumento de insulina, que bloquea la acción de la leptina. Así, el cerebro no recibe la señal de saciedad e impulsa a comer más, mientras disminuye el metabolismo. El Dr. Jenkinson lo describió con una analogía: “Es como si el medidor de combustible de un coche marcara vacío cuando el tanque está lleno”. El error de las dietas tradicionales radica en ignorar la influencia hormonal y el impacto de los alimentos ultraprocesados, según el especialista Jenkinson (Freepik) Punto de ajuste: genética y ambiente alimentario El concepto de “punto de ajuste” describe el valor de peso que el cerebro intenta mantener automáticamente. Este puede encontrarse en rangos elevados de sobrepeso u obesidad, y su posición responde tanto a factores genéticos como ambientales. Alrededor de un tercio de la población tiene mayor tendencia genética a ganar peso con la dieta moderna, pero especialmente el entorno alimentario, saturado de azúcares, harinas refinadas y aceites vegetales, condiciona ese punto de ajuste. El especialista considera errónea la obsesión por contar calorías: “No se trata de la cantidad, sino del impacto de los alimentos en el organismo, como si fueran una droga”. Estrategias alimentarias sostenibles con manejo de antojos La propuesta del especialista es reformar los hábitos de fondo, en vez de adoptar dietas restrictivas. Recomendó eliminar azúcares, carbohidratos refinados y aceites vegetales —que afectan negativamente la insulina— y sustituirlos por comidas preparadas en casa, lo que ayuda a restablecer el punto de ajuste y permite bajar de peso sin hambre ni irritabilidad. De acuerdo con el experto, hasta los tentempiés pueden transformarse en opciones más saludables, como verduras frescas con sal. El objetivo es identificar patrones perjudiciales y cambiarlos por rutinas saludables. El cambio alimentario inicial puede desatar antojos intensos, sobre todo al dejar el azúcar. Para estos casos, el Dr. Jenkinson sugirió la técnica del “crave surfing” (surfear los impulsos), que consiste en observar cómo la intensidad del deseo alimentario sube y baja, comprobando que cada ola sucesiva es menos intensa. Este método facilita la adopción de una dieta equilibrada sin recurrir a la fuerza de voluntad extrema. El concepto de "punto de ajuste" explica por qué el cerebro mantiene el peso en rangos elevados, influido por genética y ambiente alimentario moderno (Red bariátrica) Ejercicio físico: beneficios reales y sus límites El Dr. Jenkinson subrayó que el ejercicio vigoroso puede ayudar, pero su impacto real es limitado. Solo quienes entrenan una hora y media diaria logran quemar unas 1.000 kilocalorías al día, dificultad inalcanzable para la mayoría. Las pautas recomendadas de una hora a la semana apenas se traducen en una pérdida de dos kilos por año. El organismo suele compensar el esfuerzo físico con más apetito o reduciendo el metabolismo, lo que impide sostener el peso únicamente con ejercicio. La verdadera solución sería un cambio profundo en la alimentación, no sumar rutinas extenuantes. El ejercicio físico tiene beneficios limitados para la pérdida de peso; el cambio alimentario profundo es clave para resultados duraderos según el experto consultado (Freepik) Comprender los mecanismos hormonales como clave En definitiva, perder peso de forma sostenible exige atacar el origen hormonal del exceso de peso y transformar los hábitos alimentarios. Según el Dr. Andrew Jenkinson, los intentos por adelgazar a fuerza de dietas estrictas y ejercicio extremo solo llevan al agotamiento y la frustración. El éxito duradero requiere respetar el funcionamiento natural del cuerpo y construir rutinas que mejoren la respuesta metabólica ante los alimentos.

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