27/08/2025 05:16
27/08/2025 05:15
27/08/2025 05:15
27/08/2025 05:14
27/08/2025 05:14
27/08/2025 05:13
27/08/2025 05:12
27/08/2025 05:11
27/08/2025 05:11
27/08/2025 05:10
» LaVozdeMisiones
Fecha: 27/08/2025 01:21
Esteban Hobus (32) conduce un Volvo FH 500 6×2, un camión moderno que -con su semirremolque- puede cargar hasta 56 toneladas por las rutas argentinas en viajes que, con frecuencia, tienen destino en la Patagonia Argentina. Camionero es sinónimo de “ser compañero”, define Esteban, que integra una familia de transportistas, incluso su papá, un gran inspirador desde el punto de partida rutera, en la localidad misionera de 25 de Mayo. “Vivíamos cerca de un secadero de té, donde tenían camiones chiquitos, ni comparación con los que andamos hoy. Y siempre decía: ‘algún día voy a ser camionero’”, recordó Hobus, apellido que porta por sus abuelos del Brasil, un país por el que traccionó en buena parte de su vida, además de Paraguay y Uruguay. Tras nueve años al volante como chofer profesional, Esteban acumula un promedio de 20 mil kilómetros por mes, según hace la cuenta, en muchas ocasiones por caminos en muy mal estado. “El otro día, el último viaje antes de esta nota, entrando a Misiones, vi que había un camionero con problemas. Intenté parar, pero no pude. Porque la banquina estaba demasiada fea. Es un problema grave que tenemos hoy los camioneros con el tema de las banquinas, las rutas. Están muy feas”, lamentó. “No sé qué necesitaba ese hombre. Pero, para mí, ser camionero es ser compañero”, definió Esteban. En ese sentido, el camionero de Misiones pidió una urgente solución ante los accidentes que se producen a menudo por los lugares de alto tránsito. “No sé si le va a llegar a la persona, pero me encantaría que tomen solución sobre la ruta 14 que está un desastre. En los últimos meses, esa ruta se ha llevado a mucha gente, a muchos colegas. Compañeros que han tumbado ahí. Inclusive hace poco un amigo mío tumbó en la zona de Paso de los Libres”. Conducir por esas rutas significa afrontar una soledad que puede durar largas horas y tal vez días consecutivos, donde se intercambian algunas palabras con ocasionales desconocidos en necesarias paradas de abastecimiento. “Hay días que por ahí nos ponemos melancólicos, vienen recuerdos familiares, de amigos, de un montón de cosas que implica el día a día”, reconoció Hobus. No obstante apuntó que, como muchos viajantes, “estamos tan acostumbrados a estar solos que después nos cuesta estar con muchas personas. A mí al menos me pasa. Prefiero estar solo, te acostumbras tanto que después elegís eso”. Pese a que durante un tiempo decidió abandonar el volante para dedicarse en una empresa con un socio, Esteban giraba a sus espaldas cada vez que escuchaba a un camión cruzar la ruta. Sus tres hermanos varones también son camioneros como el padre de la familia, motivo suficiente como para inevitablemente considerar al transporte de carga como un oficio hereditario. Entonces, un día “renuncié a mi negocio propio para subirme al camión otra vez”, recordó. “No me pasa por la cabeza bajarme. Todavía no lo pienso”, admitió. En la cabina del Volvo FH 500 6×2, Esteban tiene una butaca ajustada con aire, lo que la vuelve sumamente cómoda para los extenuantes viajes. Detrás tiene su cama y un placar. Como si fuera un cajón deja verse a una heladera. “En tecnología, es de los más modernos que existe en el mercado”, garantiza. En el techo vidriado instaló una antena Starlink que brinda internet todo el tiempo. Así suele subir videos o fotografías, algo que atrae a los más de 46k seguidores que tiene en Instagram. Los atardeceres y las rutas nevadas se observan en las imágenes que comparte en sus redes sociales, particularmente cuando conduce por el Sur Argentino, su destino más frecuente para llevar madera para una empresa que tiene su sede en 25 de Mayo. De esa manera, visita a menudo localidades como Esquel, El Bolsón y San Martín de los Andes, aunque el destino más distante que alcanzó hasta el momento es Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz, adonde la nevada suele dificultar los caminos y a veces a dejarte varado durante varios días. “Por más que tengas cadenas no te salva mucho”, reconoció. “Aparte de que es linda la vista, es complicado. Es feo. Por el viento se sufre mucho”. A las rutas destruidas, se suma las imprudencia de los conductores que hacen maniobras arriesgadas, sin tomar la prudente distancia que debe existir para una mayor seguridad. “No entienden que el camión no es un coche, que cuesta más frenar. Tenemos que tener más espacio entre un camión y otro. Tenemos que estar muy atentos”.
Ver noticia original