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» Diario Cordoba
Fecha: 26/08/2025 08:02
¿Qué relaciones tienen las ballenas y los delfines? Son dos especies inteligentes, que comparten hábitats y en las que el ocio y el juego ocupa una parte importante de su tiempo. Hasta ahora se sabía por múltiples observaciones y grabaciones que se relacionaban entre ellas, pero había dudas sobre el tipo de relación que mantenían. A veces parece que juegan, pero ¿lo hacen juntos o es una relación unilateral? Un estudio científico ha obtenido la respuesta. Investigadores de la Universidad de Griffith, en Australia han analizado cientos de videos e imágenes tomados por el público, operadores turísticos y científicos para arrojar luz sobre un comportamiento poco estudiado entre ballenas y delfines: la naturaleza de sus interacciones lúdicas. La investigación, publicada en la revista 'Discover Animals', revela que estos encuentros son más comunes y complejos de lo que se pensaba, y que una parte significativa de ellos puede clasificarse como juego mutuo y positivo, desafiando la percepción de que los delfines simplemente acosan o molestan a las ballenas. En otras palabras, entre los delfines y las ballenas impera "el buen rollo". Socialización amistosa El equipo analizó instancias de interacción entre ballenas barbadas y delfines que involucraron a 19 especies diferentes en 199 eventos separados y no relacionados, documentados a través de fotografías y videos procedentes de 17 ubicaciones en todo el mundo. Diferentes interacciones entre delfines y ballenas. / Jaimen Hudson Jan-Olaf Meynecke, autor principal, explica que los hallazgos demuestran que una cuarta parte de estas interacciones puede definirse como mutuas. "Y en particular, para las ballenas jorobadas, encontramos que en un tercio de los eventos las respuestas conductuales hacia los delfines parecen positivas", destaca. "Las ballenas jorobadas ruedan de lado a lado, realizan ‘presentaciones’ de vientre y otros comportamientos asociados con el cortejo o la socialización amistosa. Las ballenas también se mueven estratégica y lentamente en dirección a los delfines. La gran mayoría de las interacciones observadas no mostró comportamientos de evitación", indica. Patrones de comportamiento "Cuando estás en el agua, a menudo ves ballenas y delfines interactuando y, como científica, no puedes evitar preguntarte por qué. Tener la oportunidad de documentar estas observaciones y observar algunos de los patrones de comportamiento, como el ‘bow riding’ (nadar aprovechando la ola) de los delfines y los toques cercanos, fue intrigante. Espero que este estudio pueda servir como base para otros futuros", señala Olivia Crawley, coautora del estudio. Los investigadores realizaron búsquedas sistemáticas en plataformas de redes sociales sobre las interacciones publicadas. Cada publicación fue verificada minuciosamente para identificar las especies involucradas y confirmar la interacción, descartar duplicados y asegurar que solo se incluyeran eventos únicos. Además, el estudio incorporó dos videos submarinos obtenidos mediante grabadoras adheridas a ballenas jorobadas. Un grupo de delfines juega y escolta a dos ballenas. / Agencias Dentro de cada interacción, los autores registraron meticulosamente la especie de ballena y delfín, la fecha y hora, la ubicación, el número de animales involucrados, la clase de edad y la posición relativa de los delfines con respecto a las partes principales del cuerpo de la ballena: el rostro u hocico, el flanco y la cola. Una forma de juego unilateral La interacción más común observada involucró a delfines nadando cerca del rostro de las ballenas, haciendo ‘bow riding’, lo que podría indicar un modo de locomoción eficiente energéticamente y una forma de juego unilateral por parte de los delfines. En total, las interacciones documentadas incluyeron 425 ballenas barbadas de seis especies diferentes, dominadas por las ballenas jorobadas (68%), seguidas por las ballenas grises (16%) y los rorcuales comunes (7%). Se observaron aproximadamente 1.570 delfines, con predominio de los delfines mulares (51%), los delfines comunes (17%) y los delfines de costados blancos del Pacífico (15%). Los adultos formaron el mayor número de interacciones documentadas; sin embargo, una cría de ballena estuvo presente en 44 eventos y una cría de delfín en 53. En 21 ocasiones estuvieron presentes tanto crías de ballena como de delfín. Muy pocas respuestas agresivas Las diferentes especies de ballenas respondieron de manera distinta al comportamiento de los delfines. Las ballenas jorobadas movieron sus aletas pectorales hacia los delfines (172 registros), mientras que las ballenas grises a menudo se rodaban (56 registros) y las ballenas francas australes mostraron golpes con las aletas pectorales (5 registros de 10 eventos separados). Los comportamientos físicos percusivos que podrían indicar respuestas agresivas hacia los delfines, como golpes de cola (18 registros) o golpes de cabeza (ninguno), fueron los menos observados en las ballenas jorobadas. Los videos obtenidos de cámaras adheridas a ballenas jorobadas mostraron a delfines mulares siguiendo a las ballenas no solo en la superficie sino también hasta el fondo marino, donde continuaron realizando acercamientos cercanos, incluidos contactos táctiles y juego social. Juego social cooperativo y recíproco Si bien el juego social es a menudo cooperativo y recíproco, también existe un juego o interacción unilateral, "con solo un participante percibiendo la interacción como lúdica, como se ve en los casos de provocación o acoso por parte de delfines durante eventos de alimentación", matiza Meynecke. Este contexto es crucial, ya que la naturaleza de la interacción (juego versus acoso) depende en gran medida de las circunstancias en que se encuentran los cetáceos. Los autores subrayan que, si bien las publicaciones en redes sociales no pueden reemplazar proyectos de investigación dedicados, son un recurso complementario de gran valor para identificar tendencias en comportamientos con escasez de datos. Los autores abogan por futuros estudios que investiguen las vocalizaciones durante estas interacciones, que incluyan más informes sobre especies de ballenas barbadas menos avistadas (como rorcuales comunes y azules), que analicen si ciertos comportamientos cambian con el tiempo y que evalúen la duración completa de los encuentros, ya que a menudo solo se captura un fragmento.
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