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  • Solo lo público salva al pueblo

    » Diario Cordoba

    Fecha: 26/08/2025 07:15

    «Solo el pueblo salva al pueblo». Lema en la pandemia, en la dana de Valencia, ahora con los incendios y cada vez que haya una crisis y vaya bien. A ver, la frase es muy bonita pero tiene sus matices. Y la verdad que hay detrás es que solo lo público salva al pueblo. Porque el personal médico de la pandemia del covid o los profesionales que apagan los incendios de estos días, no aparecen por gracia divina sino porque lo público, el Estado, estaba ahí. En ese momento y, casi con seguridad, mucho antes, dando educación y formación a esos profesionales. Y eso solo lo alcanza el pueblo si tiene conciencia del patrimonio colectivo que representa ese poder. ¿Para conseguirlo hay que pagar impuestos? Por supuesto, para eso sirven. Y tú, a pesar de que pregones que lo público no hace falta, seguro que alguna vez en tu vida o te has beneficiado de ello o te vas a seguir beneficiando. Quienes demonizan los impuestos deben pensar que sin ellos no hay hospitales, no hay pensiones, ni bomberos, ni Ejército, ni UME, ni carreteras, ni protección social. ¿Que el Estado podría ser más eficiente? Vale, pero para eso no se puede votar a negacionistas, ni a quienes critican los impuestos, despellejan lo público, privatizan servicios por interés o ignoran las reivindicaciones laborales de sus trabajadores y trabajadoras. «Lo público no hace falta, ya hay suficientes empresas privadas y fundaciones que ayudan», te dicen. Pues estupendo. Todo suma, pero pensemos un poco. Porque muchas de esas empresas y fundaciones no existirían sin lo público. ¿Cómo? Porque muchas acceden a deducciones fiscales por sus donaciones. Otras ayudan porque una buena parte de sus ingresos vienen de subvenciones públicas. Y no podemos olvidar que casi todas buscan un beneficio reputacional que mejore su imagen e incluso su posición en el mercado. ¿Es eso malo? No, porque suponen a veces un beneficio inmediato, pero sí es problemático cuando se pretende que eso sustituya al Estado, o cuando se utiliza la acción benéfica para justificar recortes en lo público. La caridad puede aliviar una necesidad puntual; pero el Estado debe garantizar derechos. Y, sobre todo, hay una enorme diferencia: la ayuda privada es siempre voluntaria, limitada y temporal; mientras que lo público es obligatorio, universal y permanente en el tiempo, si es preciso. Así que la próxima vez que te vengan con «el pueblo salva al pueblo», no te quedes en la superficie. La solidaridad comunitaria es buena, pero cuando mi madre tuvo cáncer no la operaba su vecino. Esa fuerza comunitaria, aunque valiosa, no asegura continuidad, ni equidad, ni universalidad, porque depende de la voluntad privada. Solo lo público convierte la solidaridad en derecho: la sanidad, la educación, las pensiones, la vivienda o el empleo no dependen de las buenas intenciones, sino de instituciones y políticas conquistadas colectivamente. Así que el pueblo salva al pueblo, pero solo si lo hace construyendo y defendiendo un Estado que no deje a nadie atrás. *Profesora de la UOC y periodista

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