26/08/2025 00:54
26/08/2025 00:46
26/08/2025 00:46
26/08/2025 00:45
26/08/2025 00:45
26/08/2025 00:45
26/08/2025 00:40
26/08/2025 00:38
26/08/2025 00:37
26/08/2025 00:36
Concordia » Hora Digital
Fecha: 25/08/2025 21:04
El inicio de Kylian Mbappé como nuevo referente del Real Madrid no solo ha dejado huella en el terreno de juego, sino también fuera de él. Su primera aparición en la Liga española con el dorsal número 10 no tardó en rodearse de simbolismo, y una de las claves de esa narrativa ha sido la celebración elegida por el delantero francés tras marcar. El gesto, sencillo, pero cargado de significado, ha sido objeto de análisis y especulación, situando a Mbappé en el centro del debate futbolístico y mediático. La secuencia clave se produjo tras su primer gol con la camiseta blanca en partido oficial. Mbappé, después de marcar de penalti y abrazar a sus compañeros, se detuvo frente a la cámara principal del estadio y realizó una acción inesperada: llevó ambas manos a su rostro y las deslizó suavemente por sus mejillas, simulando el acto de retirar unas lágrimas invisibles. La escena, anticipada por la expectación en torno a su debut esta temporada, circuló de inmediato por medios y redes sociales de todo el mundo. Para el público madridista y la opinión pública internacional, la imagen pasó rápidamente del asombro a la tentativa de interpretación. Diversas hipótesis han surgido sobre el significado de este gesto. Un primer grupo de seguidores entendió la celebración como una respuesta dirigida a sus críticos, una suerte de señal de indiferencia ante los comentarios y presiones que rodearon su fichaje. Desde este punto de vista, las manos replicando lágrimas serían una metáfora de las dudas o lamentos de quienes no confiaron en su adaptación y liderazgo dentro del club más laureado de España. Otra corriente de análisis lo sitúa como una reivindicación del carácter, una exposición de fortaleza al presentarse ante toda la afición como el nuevo portador del dorsal 10, tradicionalmente reservado a figuras de enorme peso simbólico. La celebración no fue un gesto aislado ni improvisado. La repercusión tras el primer partido llevó a que el propio Mbappé volviera a repetir la acción pocos días después, durante la segunda jornada liguera, esta vez frente al Real Oviedo. En esa ocasión, el delantero celebró dos de los tres goles de su equipo con la misma actitud serena y la misma mirada directa a la cámara antes de ejecutar el movimiento. El “ritual”, como lo han definido algunos comentaristas deportivos, consolidó la idea de que el francés busca construir una marca personal y enviar mensajes claros en cada intervención pública. El discurso de Mbappé en su presentación en el Real Madrid. Sobre lo que no hay dudas es sobre el impecable inicio de temporada del francés con tres goles durante los dos primeros partidos. Tres tantos para estrenar su nuevo dorsal 10 y para reivindicar su puesto en el equipo, un lugar ya consiguió afianzar durante la temporada pasada y que sigue ocupando esta nueva campaña. Con Xabi Alonso es titular indiscutible y sobre el verde cuenta con un papel fundamental en el ataque. Más allá de las celebraciones, el francés ha evidenciado que tiene lo necesario para vestir la camiseta blanca y triunfar con ella.
Ver noticia original