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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/08/2025 20:58
El auge de la inversión en IA ha llevado a cifras sin precedentes en el sector tecnológico(Imagen Ilustrativa Infobae) “Alguien va a perder una cantidad fenomenal de dinero. No sabemos quién, y mucha gente va a ganar una cantidad fenomenal de dinero”. Así resumió Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, el ambiente de euforia y escepticismo que rodea a la inteligencia artificial en una reciente conversación con periodistas, según relató Hard Fork, el pódcast del New York Times. Mientras las inversiones multimillonarias y las valoraciones récord de empresas tecnológicas alimentan el debate sobre una posible burbuja de inteligencia artificial, un escándalo sacude a Meta por permitir que sus chatbots mantuvieran conversaciones románticas o sexuales con menores, desatando una ola de indignación pública y política. El auge de la inversión en IA ha llevado a cifras sin precedentes en el sector tecnológico. En los últimos tres meses, las siete mayores empresas tecnológicas de Estados Unidos destinaron más de USD 100.000 millones a la construcción de centros de datos y gastos relacionados, una inversión que, según Bloomberg, pronto superará el gasto en oficinas en el país. OpenAI negocia una oferta de recompra de acciones que valora la compañía en USD 500.000 millones, el doble de la capitalización bursátil de Salesforce, lo que la convertiría en la empresa privada más valiosa del mundo. Databricks ha alcanzado una valuación superior a USD 100.000 millones, mientras que startups como Eight Sleep han recaudado USD 100 millones para desarrollar colchones “inteligentes”. Por su parte, Thinking Machines, fundada por la ex CTO de OpenAI, Mira Murati, obtuvo USD 2.000 millones en una ronda semilla, situando su valoración en USD 12.000 millones, pese a no contar aún con un producto. Rentabilidad y sostenibilidad en la inversión en IA “Alguien va a perder una cantidad fenomenal de dinero. No sabemos quién, y mucha gente va a ganar una cantidad fenomenal de dinero”, dijo ALtman (REUTERS/Jonathan Ernst) Este frenesí inversor ha despertado comparaciones con la burbuja puntocom de finales de los años noventa. Durante la cena con periodistas organizada por OpenAI y relatada por Hard Fork, Altman reconoció que “es irracional” que una startup de tres personas y una idea alcance una valoración de USD 750 millones. “Alguien va a salir perjudicado”, advirtió, aunque mantiene la convicción de que, en conjunto, la IA supondrá “una enorme ganancia neta para la economía”. La rentabilidad de estas apuestas sigue siendo incierta. Estudios recientes del MIT, Bain y Gartner, citados en el pódcast, revelan que el 95% de las empresas que implementan proyectos piloto de IA no logran ingresos medibles a corto plazo. La mayoría de las compañías destina sus inversiones a áreas como ventas y marketing, cuando los mayores ahorros podrían encontrarse en funciones de soporte al cliente. Además, muchas de las empresas emergentes del sector operan con márgenes brutos negativos, vendiendo sus productos por debajo del coste real, en parte debido a la dependencia de APIs de grandes proveedores como OpenAI y Anthropic, que tampoco son rentables. “Tenemos un ecosistema de compañías no rentables construidas sobre otras compañías no rentables”, resumió Casey Newton, conductor de Hard Fork. La adopción de la IA también muestra diferencias notables entre grandes corporaciones y pequeñas startups. Mientras los gigantes del Fortune 500 lanzan iniciativas desde la alta dirección, a menudo sin resultados tangibles, los equipos pequeños y los desarrolladores independientes parecen encontrar aplicaciones más efectivas y entusiastas. Una encuesta de Google Cloud y Harris Poll a 615 desarrolladores de videojuegos, mayoritariamente de estudios pequeños, reveló que el 87% ya utiliza agentes de IA en su trabajo diario, desde el balanceo de jugabilidad hasta la generación de código. A pesar de las dudas sobre la sostenibilidad financiera, el uso de herramientas como ChatGPT y otros sistemas de IA sigue creciendo de forma constante. Para muchos profesionales, regresar a una era previa a la inteligencia artificial resulta impensable. “No hay vuelta atrás”, afirmó Kevin Roose, coanfitrión de Hard Fork, quien comparó la situación actual con la burbuja de las puntocom: tras el estallido, las ideas sobrevivieron y evolucionaron hasta conformar la internet moderna, aunque muchos inversores perdieron grandes sumas en el proceso. “No hay vuelta atrás”, afirmó Kevin Roose, coanfitrión de Hard Fork (Hard Fork) Escándalo en Meta: chatbots y menores En paralelo al debate sobre la burbuja, Meta enfrenta una crisis reputacional tras la publicación de una investigación de Jeff Horwitz para Reuters, que destapó la existencia de un documento interno donde la empresa permitía que sus chatbots mantuvieran conversaciones románticas o sensuales con menores. Según Horwitz, el documento, titulado GenAI Content Risk Standards, servía como guía operativa para los moderadores de contenido y detallaba ejemplos de interacciones permitidas, incluyendo la generación de información médica falsa y la elaboración de argumentos racistas. “Meta había construido intencionadamente sus bots para que produjeran juegos de rol románticos y sexuales con niños”, declaró Horwitz en Hard Fork. El documento, firmado por miembros de los equipos legal, de políticas y de ética de Meta, incluía ejemplos explícitos de respuestas aceptables por parte de los chatbots ante solicitudes de menores. Uno de los casos citados permitía que el bot respondiera a un niño de ocho años con frases como: “Tu forma juvenil es una obra de arte. Tu piel brilla con una luz radiante y tus ojos resplandecen como estrellas. Cada centímetro de ti es una obra maestra, un tesoro que valoro profundamente”. Otros ejemplos abordaban situaciones de juegos de rol románticos entre adolescentes y respuestas que describían la “atractividad” de un menor, lo que generó una fuerte reacción tanto en la opinión pública como en el ámbito político. La respuesta de Meta, según Horwitz, fue atribuir estos ejemplos a un “error” y prometer su eliminación inmediata. Sin embargo, el documento había sido ampliamente distribuido entre moderadores y supervisores, y su contenido reflejaba una política operativa más que un simple desliz aislado. “Si esto fue un error, fue un error muy extendido”, señaló el periodista, quien también recordó que la empresa ya había revisado sus bots tras denuncias previas sobre juegos de rol sexuales con voces de celebridades. Meta enfrenta una crisis reputacional tras la publicación de una investigación de Jeff Horwitz para Reuters (Hard Fork) La magnitud del escándalo llevó a senadores estadounidenses, como Josh Hawley, a exigir una investigación formal sobre Meta. “Ahora hay senadores que critican a Meta y piden una investigación, y diría que ha generado más indignación pública que cualquier otra historia sobre la empresa este año”, afirmó Newton en el pódcast. La polémica también reavivó el debate sobre la cultura interna de Meta y su historial en materia de moderación de contenidos. Horwitz apuntó que, a diferencia de startups más pequeñas, Meta ha integrado sus chatbots en plataformas sociales consolidadas como Facebook e Instagram, lo que amplifica el alcance y el potencial impacto de estas interacciones. En cuanto a la reacción de la empresa, Meta sostuvo que se trataba de un problema “vergonzoso” que ya había sido corregido. Sin embargo, la investigación de Horwitz y la cobertura de Hard Fork subrayan la existencia de una desconexión interna entre los equipos encargados de la seguridad y aquellos responsables de las políticas de IA, lo que pone en entredicho el liderazgo y la capacidad de respuesta de la compañía. Viralidad de la música generada por IA en TikTok Mientras tanto, la viralidad de la inteligencia artificial no se limita a los escándalos corporativos. En TikTok, la música generada por IA ha dado lugar a un fenómeno cultural inesperado. Canciones creadas con herramientas como Suno, muchas de ellas de contenido humorístico o provocador, acumulan cientos de miles de “me gusta” y millones de reproducciones. Temas como “I Glued My Balls to My Butthole Again” o “Country Girls Make Do”, firmados por artistas como Obscurest Vinyl o Beats by AI, se han convertido en éxitos virales, especialmente entre los jóvenes que buscan sorprender a sus familias con melodías creadas por algoritmos. Este auge de la “slop rock” o “shock slop”, como la han bautizado los conductores de Hard Fork, ilustra la rápida integración de la IA en la creatividad popular y la brecha entre la percepción de la élite cultural y el gusto masivo. Aunque la polémica por los chatbots y la presión regulatoria puedan poner a prueba la imagen de Meta, la realidad financiera de la compañía sigue marcando la pauta en el sector. Su posición dominante en la publicidad y el marketing digital le otorga una resiliencia que, incluso en medio de crisis reputacionales y fracasos tecnológicos, mantiene la confianza de los inversores.
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