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  • “El Diablo viste a la moda”, una saga que refleja el cambio de época en los negocios

    Parana » NSA

    Fecha: 25/08/2025 14:33

    “El Diablo viste a la moda”, una saga que refleja el cambio de época en los negocios El diablo viste a la moda tal vez no quede entre las películas más taquilleras de las últimas décadas –al menos, comparando con los principales tanques de Hollywood- ni tampoco entre las más valoradas por los críticos. Pero fue un éxito en otro sentido y también su secuela, ya en pleno rodaje, promete seguir el mismo rumbo. El reciente comienzo de esa filmación en avenidas y salones de Manhattan generó expectativas, se difundieron y viralizaron algunas escenas y se anunció su estreno para el 1° de mayo del 2026, a dos décadas de la primera versión. Aunque las actuaciones de las protagonistas fueron elogiadas –Meryl Streep sumó otra nominación al Oscar, Emily Blunt y Anne Hathaway dispararon sus carreras a partir de allí- “El diablo…” (The Devil wears Prada, su título original) quedó como la película que definió, más que cualquier otra en estos tiempos, la vinculación entre el cine y las grandes marcas de la moda. Y del lujo. Los estudios de la 20th Century Fox disponían de un presupuesto de 35 millones de dólares para aquella primera película, de los cuales apenas 100 mil se destinaban a “gastos de vestuario”. Esos gastos escalaron hasta un millón ya que muchas marcas, al principio, prefirieron no aparecer. Temían provocar la ira de Anne Wintour, la entonces influyente editora de Vogue-Estados Unidos (cuya figura podía vincularse a Miranda Priestly, el personaje de Meryl Streep). Al final, nada de eso sucedió. Ni Wintour se enojó, ni faltó vestuario de primera clase para Streep: requirió 60 cambios y la vistió casi íntegramente Donna Karan. El personaje de su asistente –Andy Sachs, interpretado por Anne Hathaway- lució los modelos de Chanel, lo que era toda una sorpresa para “una joven becaria recién contratada”. Apareció con un collar de Jemma Wynne valuado en 12 mil dólares, bolsos de Fendi, sandalias de Chloe, anteojos negros de Bulgari. Marcas como Prada, Dolce & Gabbana, Armani y Calvin Klein también participaron. Las prendas más caras que se utilizaron fueron un abrigo verde del diseñador Dennis Basso, valuado en 30 mil dólares, y los zapatos de Prada que acentuaban el paso de Miranda. Cinco años más tarde, Anne Wintour todavía permanecía entre las mujeres más poderosas del mundo según el ranking Forbes (una lista que lideraban figuras como Angela Merkel y Hillary Clinton). Ahora ya se retiró de la edición y es asesora de grandes empresas. Y Meryl Streep contó que, para la composición del personaje, sus gestos y su voz, no se fijó en Wintour sino que tomó como referencia a… Clint Eastwood, su compañero en la romántica Los puentes del Madison: “Fundamentalmente, por su forma de emitir poder, con suavidad. El jamás levanta el tono de su voz, pero tiene una forma de comunicar las cosas que lo convierte en la persona de mayor autoridad de la sala”. Wintour hizo comentarios favorables y hasta se permitió alguna humorada sobre la película. Pero cuando supo que el ambiente de oficina exhibido allí era similar al suyo, ordenó redecorarla. Por las dudas. Meryl Streep cobró 5 millones de dólares por la película, después de una dura negociación, según reveló a Celebrity Net Worth y Variety: “La primera oferta que me hicieron me pareció baja, por no decir insultante, y quizá no reflejaba mi verdadero valor para el proyecto. Yo tenía 55 años y acababa de aprender, muy tarde, a pelear por mi cuenta”. Carla Hacken, ejecutiva de la Fox en aquel momento, contó que Streep siempre fue “la única opción” para el papel central y que recién cuando dio su ok siguieron adelante con el proyecto. Lo sentían como algo fijo. “Cuando leímos el libro, comprendimos que Miranda era una de las villanas más perfectas para una historia en el cine. Fuimos con determinación y compramos los derechos”, agregó. Lauren Weisberger, autora del libro original, conocía bien el tema: en sus comienzos, había trabajado como asistente de Anne Wintour en Vogue. Pero lo que no tenía precio (o se desconoce) es la mansión del personaje de Streep. Se trata de una residencia del Upper East Side en Manhattan, construida en 1907 y reciclada un siglo más tarde: seis pisos, 7 dormitorios, 10 baños y lujo a cada paso. La película surgió tres años después de la publicación del libro de Weisberger, que permaneció por varios meses entre la lista de best-sellers difundida por The New York Times. Y su recaudación de 326 millones de dólares en boleterías no estaba nada mal. Aunque no tiene vinculación con lo que sucederá ahora, cuando la industria se encuentra en completa transformación y las fuentes de recaudación son distintas. Pero si tuvieron problemas al principio para conseguir las marcas, ahora sucede al revés: todas quieren participar. La versión 2 contará con los mismos protagonistas –Meryl Streep, Anne Hathaway, Emily Blunt y Stanley Tucci como el asistente Nigel- el mismo director, David Frenkel, y la misma guionista, Aline Brosh McKenna, pero ya no está una de las autoras del suceso anterior, la diseñadora de vestuario Patricia Field, quien también fijara tendencia por el estilismo de Sex and the City o, más recientemente, Emily in Paris. Si la versión original trataba sobre los entretelones del ambiente de la moda, desde la visión de una revista (Runway), se anticipa que la segunda enfoca la transformación digital de los medios. Ahora Miranda no estará tan preocupada en la elección de las tapas de la revista sino en la búsqueda de inversores. Aquella transformación sucede en la moda y en los medios. Es hoy.

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