25/08/2025 21:34
25/08/2025 21:34
25/08/2025 21:33
25/08/2025 21:33
25/08/2025 21:32
25/08/2025 21:32
25/08/2025 21:32
25/08/2025 21:32
25/08/2025 21:31
25/08/2025 21:30
Concordia » Cadena Entrerriana
Fecha: 25/08/2025 12:01
El Gobierno ha decidido usar las tasas de interés como su principal herramienta para controlar el dólar y la inflación, una estrategia con costos y riesgos elevados. Recientemente, el Tesoro convalidó tasas efectivas de hasta 65% anual para financiar su deuda a 90 días, una cifra que triplica la inflación proyectada. Esta decisión, aunque busca estabilizar el mercado, genera preocupación entre los analistas por sus posibles efectos negativos en la economía real. La estrategia detrás de las tasas elevadas El principal objetivo del Gobierno es secar de pesos el mercado. Con el dólar mayorista en torno a los $1.300, el equipo económico busca evitar que la liquidez disponible se dirija al mercado de divisas, lo que podría disparar su cotización. Esta medida se intensificó tras la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) el pasado 10 de julio, un movimiento que generó volatilidad en las tasas de interés y que el Banco Central ha intentado contener con medidas como el aumento de los encajes bancarios. La meta es mantener la estabilidad nominal y un dólar «ancla» que ayude a sostener la inflación por debajo del 2% mensual, un dato clave de cara a las próximas elecciones legislativas. Ruido político y sus efectos La situación financiera se ve agravada por el ruido político. La oposición ha logrado avances legislativos que podrían comprometer el objetivo de superávit fiscal del Gobierno. El presidente Javier Milei ha vetado estas iniciativas, como el financiamiento a universidades o la emergencia en pediatría, argumentando que atentan contra el equilibrio fiscal, considerado esencial para su plan económico. Esta tensión política aumenta la incertidumbre y complica el panorama para los mercados. Las consecuencias de una política de tasas altas Si bien la estrategia busca estabilizar el tipo de cambio, acarrea un alto costo. Al pagar tasas tan elevadas, el Gobierno encarece su propia deuda, lo que podría generar un problema de pagos futuros. Además, el elevado costo del dinero tiene un impacto directo en la actividad económica. La alta tasa de interés desalienta la inversión y el consumo, ya que el financiamiento se vuelve más caro para empresas y particulares. Este efecto ya se percibe en sectores como la industria pyme, donde el 70% de las empresas reportan una producción estancada o en baja, y la debilidad de la demanda es una de las principales preocupaciones. En resumen, el Gobierno libra una batalla por la estabilidad cambiaria y la inflación a través de tasas de interés muy elevadas. Sin embargo, esta política, aunque podría ser efectiva en el corto plazo, amenaza con desacelerar la economía y generar desafíos a futuro, especialmente después de las elecciones.(Con información de Infobae)
Ver noticia original