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» Diario Cordoba
Fecha: 24/08/2025 13:15
Bajar la ventanilla y salir escopeteados de allí, sintiendo el viento en la cara, avistando el cielo entre los carriles: era la “última oportunidad” para hacer realidad el sueño, tanto para los protagonistas de ‘Thunder road’, la canción que abre el álbum ‘Born to run’, como para Bruce Springsteen, cuyo contrato con Columbia agonizaba. No había más dinero ni aguante, el tercer álbum debía ser el definitivo, le iban a dar la patada. Y ‘Born to run’ alteró el rumbo de las cosas, para él, y para el rock’n’roll, y para la industria musical, hace 50 años. El aniversario se cumple este lunes, 25 de agosto, y procede evocar esta obra de confección maratoniana, año y medio de grabaciones y mezclas con la búsqueda obsesiva del detalle y la expresión, proceso en el que Springsteen se convirtió en un “sociópata”, como confesaría muchos años después (en 2022, a Jimmy Fallon). Nada de ‘nuevo Dylan’: después de dos álbumes excelentes pero necesitados del ‘punch’ imperial, ‘Born to run’ proclamaba a un devorador de tradiciones distintivas, pero con sello propio. Un “Roy Orbison cantando a Bob Dylan y producido por Phil Spector”, dijo él tener en mente. Con ecos de la guitarra ‘twang’ de Duane Eddy y del ritmo tribal de Bo Diddley, y la armónica del cantautor folk y las orquestaciones de Gershwin en ‘Rhapsody in blue’. Esperanza contra nihilismo Un disco de rock’n’roll, así lo quisieron, pero con hechuras cinematográficas, entre resonancias del adiós a la juventud de ‘American graffiti’ (el automóvil como fetiche liberador), catalizando de las angustias de los veinteañeros de los 70. Vietnam había torturado a una generación, Watergate estaba fresco, el petróleo trepaba de precio. La inocencia hippie, calcinada. Pero ‘Born to run’ no respondió a ese cuadro con nihilismo ni con feísmo, sino con esperanza y belleza, dando una nueva oportunidad al sueño americano. La hora de la verdad para Springsteen, que encontró en Jon Landau, un periodista musical culto e intuitivo, la figura crucial para encauzar el álbum. Él trajo a Jimmy Iovine, corresponsable último de esas capas de sonido que sacaban todo el partido del estudio de grabación frente a la espontaneidad del directo. De todo ello habla con detalle un enésimo libro, el recién publicado (por ahora, en inglés) ‘Tonight in jungleland’, de Peter Ames Carlin. ‘Born to run’ cobró forma de mosaico con sus viñetas de la peripecia suburbana y sus cuitas nocturnas, el romanticismo flotante, el avistamiento desesperado de un horizonte mejor. El piano (de Roy Bittan, también de David Sancious) es el instrumento troncal, catedralicio en secuencias como la introducción de ‘Backstreets’, y el saxo, pieza inhabitual en el rock de la época, adquiere un rol estelar aquí y allá, acompañado en ocasiones por los metales de lujo de David Sanborn y los hermanos Brecker (atentos a los arreglos definidos por un todavía ‘outsider’ pero emergente Steve Van Zandt). A Clarence Clemons le dio Springsteen un tratamiento de cómplice preferente, bien visible en una portada doble que transmite camaradería interracial. Canciones en los limbos Habiendo publicado Springsteen, con los años, sendos ‘boxsets’ con rarezas de distintas épocas, incluyendo un par descartes de ‘Born to run’ (‘So Young and in love’ y ‘Linda let me be the one’, aireados en el primer ‘Tracks’, en 1998), puede sorprender que quede todavía material inédito por revelar. Pero ahí está ese ‘Lonely night in the park’, que acaba de ver la luz oficialmente con motivo del 50º aniversario del disco del que debía formar parte. Una revelación relativa: el tema fue difundido hace 15 años por la E Street Radio, en la estación Sirius XM, y lleva todo este tiempo colgado en YouTube. Como otra pieza que sigue en los limbos, ‘Lovers in the cold’ (también conocida como ‘Walking in the street’, basada en el ‘leitmotiv’ instrumental que culmina ‘Thunder road’). ‘Lonely night in the park’ quedó excluida de ‘Born to run’ tras un pulso entre Landau, que la prefería a ‘Meeting across the river’, y el manager Mike Appel, que ganó la partida. Por una vez, podemos darle la razón al generalmente criticado Appel: la pieza (ahora con guitarras añadidas del productor Ron Aniello) tal vez habría despuntado en el disco de cualquier otro rockero de la época, pero resulta menor en el contexto de ‘Born to run’. De momento, el tema es un ‘single’ suelto, si bien podría ser un adelanto de la caja ‘Tracks III’, que el artista dice tener ya lista, si bien puede tardar hasta dos o tres años en ver la luz. La atención apunta ahora a ‘Nebraska’, cuyo cofre con material inédito se espera para este otoño. Hace unas semanas se filtró la fecha del día 17 de octubre, por ahora no confirmada. Siete días después se estrenará ‘Deliver me from nowhere’, el ‘biopic’ centrado en los días de elaboración de aquel álbum acústico, dirigido por Scott Cooper y en el que Jeremy Allen White se pone en la piel de Bruce. El vehículo no se detiene: Springsteen ha hablado de un nuevo disco para 2026 y da a entender que la E Street Band seguirá en activo. Quemando rueda mientras la salud lo permita. Suscríbete para seguir leyendo
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