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» Diario Cordoba
Fecha: 24/08/2025 04:40
Ficha del festejo Seis toros de Fuente Ymbro, el tercero lidiado como sobrero al devolver a un titular descoordinado de salida, de desiguales hechuras y alzadas, aunque todos con aparatosas y ofensivas cabezas. En conjunto dieron muy escaso juego, por su descastamiento y falta de fuerzas, sin romper a embestir con claridad, salvo el sobrero, que resultó encastado y repitió con claridad y duración. Paco Ureña, de verde botella y oro: estocada caída atravesada (silencio); estocada trasera desprendida (ovación). Jiménez Fortes, de azul noche y oro: estocada desprendida (ovación); pinchazo, estocada corta atravesada y descabello (silencio). Fernando Adrián, de blanco y plata, que se presentaba en Bilbao: estocada delantera (oreja con petición de la segunda); estocada corta atravesada y descabello (silencio tras aviso). Entre las cuadrillas, Roberto Blanco y Diego Valladar saludaron tras banderillear al sexto y José Antonio Barroso destacó en dos puyazos al tercero. Sexto y último festejo de abono de las Corridas Generales de Bilbao, con un tercio de entrada (unos 5.000 espectadores) en tarde soleada y agradable, con algunas rachas de viento. El diestro madrileño Fernando Adrián cortó la única oreja -un trofeo de escaso peso- en el festejo que cerró este sábado el abono de las Corridas Generales de Bilbao, gracias a la colaboración de las repetidas embestidas de un sobrero que resultó el único toro bravo del descastado encierro de Fuente Ymbro que contribuyó notablemente a deslucir este opaco fin de fiesta. Esa única excepción del hierro gaditano acabó saliendo al ruedo en sustitución de un tercero que se descoordinó apenas tomó los primeros capotazos. De hecho, ese «toro de reserva» iba a ser el único que tomara los engaños con verdadera fuerza y entrega de todos cuantos se lidiaron, acudiendo a cada cite con fuerza y claridad de principio a fin de la larga faena del debutante Fernando Adrián. Desde el pase cambiado de rodillas con que la abrió en los medios hasta las quebradas bernadinas con que la cerró en los adentros. Entre medias, fue el de Fuente Ymbro quien aportó la mayor emoción, metiendo la cara con casta de la buena en cada una de las tandas de pases en que se extendió su matador, con el denominador común de la ligereza de muñecas y el corto trazo de los pases, además del escaso ajuste que también tuvieron los que luego le dio al apagado y manejable sexto. Así que, sin verdadera apuesta en lo fundamental, Adrián optó por buscar las palmas en la corta distancia, con el efectismo populista de los pases cambiados y otros alardes encimistas que calentaron al agradecido tendido bilbaíno hasta el punto de que, tras una contundente estocada, se le pidieron dos orejas que, con buen sentido, el presidente sólo dejó en una. La actuación más meritoria de la tarde la firmó Jiménez Fortes ante el segundo, un toro alto de por sí pero que además se montó de cuello exageradamente en los primeros tercios, obligando al malagueño, para empezar, a intentar que lo descolgara, lo que consiguió ya en los doblones iniciales del trasteo. Claro que, por esas mismas exigencias, el de Fuente Ymbro le volvió grupas al momento, con claros deseos de rajarse, lo que Fortes evitó con buen asiento sobre la arena y con un paciente valor en los siempre sinceros embroques que le planteó, haciendo que al menos se empleara en apenas medias arrancadas incluso logrando sacarle una excelente serie por naturales. Y apenas hubo más, pues el toraco acabó donde quería, en las tablas, al igual que un quinto de descompensadas hechuras que pidió más pausas para asentarse que las que le administró el diestro de Málaga, obsesionado en una ligazón que no le sirvió de mucho. A Paco Ureña, que cortó en este mismo ruedo cuatro orejas hace dos años, le cupo en desgracia el lote más deslucido de la ya de por si desrazada corrida de Fuente Ymbro, que fue el formado por un primero también muy montado que se violentaba a la mínima exigencia ,y que acabó también refugiado en tablas, y un cuarto afligido y flojo de remos con el que el murciano estuvo excesivamente tesonero.
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