24/08/2025 05:08
24/08/2025 05:07
24/08/2025 05:07
24/08/2025 05:07
24/08/2025 05:06
24/08/2025 05:02
24/08/2025 05:02
24/08/2025 05:02
24/08/2025 05:01
24/08/2025 05:01
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/08/2025 02:55
La estrategia pareciera estar construida al revés: en vez de facilitar la competitividad y destrabar decisiones económicas, se prioriza el control del tipo de cambio (Foto: Reuters) El Banco Central de la República Argentina (BCRA) busca contener la escalada del dólar sin sofocar la economía argentina. Sin embargo, la estrategia pareciera estar construida al revés: en vez de facilitar la competitividad y destrabar decisiones económicas, se prioriza el control del tipo de cambio. La sobreocupación alrededor de la cotización del dólar en pesos absorbe recursos, energías y decisiones fundamentales tanto de los ciudadanos como de funcionarios y actores clave del país. Este verdadero “cerco cambiario” resta capacidad para enfrentar los verdaderos desafíos. Durante la campaña electoral de 2023, Javier Milei propuso abiertamente una solución: adoptar el dólar como moneda de curso legal. De este modo, sostuvo Milei, el país dejaría de perder tiempo y recursos en vigilar la relación peso-dólar. Si Argentina dolarizara su economía, la preocupación sobre la paridad dejaría de existir y el comercio y la producción se verían facilitados en sus intercambios internos y externos. La adopción del dólar no solo simplificaría la vida diaria, sino que permitiría a la sociedad y los responsables de las políticas públicas ocuparse de asuntos realmente relevantes y duraderos. Si Argentina dolarizara su economía, la preocupación sobre la paridad dejaría de existir y el comercio y la producción se verían facilitados No es una idea nueva. En marzo de 2001 publiqué el libro “Dolarizar”, editado por Atlántida y prologado por el expresidente Carlos Menem. Durante la presentación, los economistas Ricardo Arriazu y Juan Carlos de Pablo expusieron los principales argumentos para avanzar en esta dirección. Las propuestas apuntan a establecer normas generales estables y consensuadas que incentiven la competencia individual y el respeto por la Constitución. La estabilidad normativa es la base del progreso, mientras que las reglas cambiantes solo generan confusión y frenan la coordinación en todos los ámbitos, desde los negocios hasta el tránsito. No debería sorprender que los ingresos promedio anuales en Estados Unidos sean de USD 89.000, frente a USD 15.100 que es, en promedio, en Argentina. Esta desproporcionada brecha no solo se debe al desarrollo económico, sino especialmente a la falta de reglas claras y a la volatilidad del peso frente al dólar. Un episodio reciente ilustra este problema: el jueves 31 de julio, el Banco Nación elevó artificialmente la cotización vendedora del llamado dólar oficial a USD 1.380, ampliando la brecha con la cotización compradora, mientras el dólar blue se operaba por debajo de USD 1.340. Hoy el spread entre la compra y la venta en Banco Nación se ubica en $40, mientras el mercado opera con una diferencia de $20. Esta manipulación constante del tipo de cambio obedece a las políticas variables del BCRA, que ajusta cada semana los incentivos para bancos y actores financieros, endureciendo o relajando el “apretón monetario”, sin una dirección clara ni predecible. La historia refleja que la normalización y la estandarización de las unidades de medida permitieron la expansión del comercio y el desarrollo tecnológico. El Sistema Internacional de Unidades (SI), nacido en el siglo XVIII, simplificó las comparaciones y la operatividad global. La moneda, como unidad de medida del valor, no puede quedar al margen de estos avances. Sin una referencia estable y reconocida internacionalmente, la economía opera a ciegas y la inseguridad se multiplica. Un error habitual en el discurso estatal populista consiste en demonizar la competencia bajo la excusa de su “crueldad” Las falencias más profundas derivan de creencias equivocadas. Un error habitual en el discurso estatal populista consiste en demonizar la competencia bajo la excusa de su “crueldad”. Sin embargo, en cualquier ámbito realmente competitivo, como el deporte, nadie acusa de cruel al ganador ni al árbitro estricto: la competencia es celebrada y equilibra el mérito. Por el contrario, cuando el Estado acomoda reglas a medida de intereses particulares, profundiza la corrupción, entorpece la eficiencia y castiga la producción. Ejemplos abundan: fraude en exámenes para médicos residentes, servicios ferroviarios obsoletos, justicia laboral que perpetúa privilegios sindicales, hospitales en ruinas y pagos indignos a jubilados. La humanidad progresa cuando cada persona puede elegir cómo vivir, en vez de ser forzada a seguir el modelo impuesto por otros (Foto: AP) La humanidad progresa cuando cada persona puede elegir cómo vivir, en vez de ser forzada a seguir el modelo impuesto por otros. Así lo expresó John Stuart Mill, quien consideraba que el dinero no es riqueza, sino solo un medio de intercambio. Lo que realmente genera riqueza son los bienes y servicios producidos. Mill calificó como “barbarismo” la idea de que un país es más rico acumulando su propia moneda, cuando la prosperidad depende del comercio y la producción tangible. Conserva vigencia su advertencia: “Aún persiste tanto barbarismo en las transacciones de la mayoría de las naciones civilizadas, que casi todos los países independientes optan por afirmar su nacionalidad teniendo, para su propia incomodidad y la de sus vecinos, una moneda peculiar de su propio tipo”. En el 2000, el senador estadounidense Connie Mack propuso el International Monetary Stability Act, una iniciativa para facilitar la adopción del dólar por parte de otros países, que así compartirían los beneficios del “señoreaje” de Estados Unidos. El ejemplo evidencia que incluso para la mayor economía del mundo, la expansión de una moneda estable es considerada un elemento integrador y una palanca de desarrollo para terceros países. Los datos, la historia y la experiencia internacional coinciden: la volatilidad y la manipulación constante del peso argentino dañan la economía, la competitividad y la convivencia. La posibilidad de dolarizar, lejos de ser una simple consigna electoral, representa una opción concreta para destrabar el desarrollo argentino La posibilidad de dolarizar, lejos de ser una simple consigna electoral, representa una opción concreta para destrabar el desarrollo argentino. Si se lograra, los esfuerzos y la energía de la sociedad podrían enfocarse no en vigilar el precio del dólar, sino en construir reglas estables, transparentes y competitivas, lo que permitiría dar el salto hacia una economía normalizada y moderna, capaz de integrar al país al mundo y devolverle prosperidad a su población. El autor es director de BG Consulting
Ver noticia original